LA SEMANA DE... PASOS PERDIDOS

El catalán en el audiovisual y la película de los presupuestos

El protagonista de la negociación no son los números sino debates paralelos

GERARD PRUNA
y GERARD PRUNA

BarcelonaEste artículo corre el riesgo de no ser muy leído porque, digámoslo claro, todo lo que rodea el debate de los presupuestos acostumbra desgraciadamente a interesar más bien poco. La ley más importante del año para cualquier gobierno no es, ni mucho menos, la que suscita un debate más intenso ni un intercambio de opiniones más a fondo, tampoco cuando lo que hay en juego es establecer las bases de la recuperación económica después de una pandemia devastadora para muchos sectores. A menudo, de hecho, el protagonismo se lo llevan no los números sino los debates paralelos asociados a la negociación. Este año, por ejemplo, ha pasado en Madrid con la ley del audiovisual.

La obligatoriedad de una cuota para las lenguas cooficiales en las plataformas ha sido el mcguffin sobre el que ha pivotado la trama de la presentación o no de una enmienda a la totalidad de Esquerra a los presupuestos del Estado. La negociación de unas cuentas tiene que ir más allá de la defensa del catalán -necesaria, tal como demuestran los datos sobre el uso de la lengua en las aulas hechos públicos por Educación jueves-, y existe el peligro que todo se acabe centrando solo en esto. Esquerra corre el riesgo que la segunda fase de la negociación se limite a renegociar lo mismo que ya pactó hace una semana: la existencia o no de una cuota para las lenguas cooficiales que Gabriel Rufián dio por hecho hace unos días y que ahora el PSOE, una vez superado el primer debate de los presupuestos en el Congreso, vuelve a poner en entredicho.

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En Catalunya el debate no es sobre el audiovisual, pero la película de los presupuestos también es conocida por el público, que ha visto otras veces el thriller de una negociación con la CUP. Los anticapitalistas hace semanas que avisan al Govern de que están lejos de aprobar las cuentas y que echan de menos gestos decididos en campos como el de la vivienda, las políticas energéticas y el proceso soberanista. Desde el ejecutivo, en cambio, el mensaje hasta ahora en público y en privado ha sido que las negociaciones van mejor de lo que parece. Es cierto que, además de las reuniones con Economía, los cupaires han mantenido contacto con varios departamentos de la Generalitat para conocer de primera mano la situación de cada área, pero también lo es que hasta ahora no se ha encontrado la tecla capaz de desbloquear el aval de las bases anticapitalistas, imprescindible en cualquier negociación con la CUP.

Desde fuera se lo mira de momento el PSC. La tentación de activar la vía socialista está ahí, sobre todo en sectores de Junts que en privado admiten que hace tiempo que tienen ganas de alejarse de la CUP. En Esquerra hoy por hoy se mantiene que el apoyo del PSC no es una opción, pero el escenario de un cambio de socios para sacar adelante las cuentas existe. Los socialistas no dejan de ofrecerse día sí día también para negociar unos presupuestos que, interpretan, abaratarían el apoyo de ERC a la votación definitiva de los del Estado. La reunión de hoy de la CUP puede ser clave para acelerar el giro de guion.

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1.
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Semana de estreno en la sala de prensa de la Generalitat. Después del cambio de color del fondo, la novedad martes fue que la portavoz, Patrícia Plaja, dejó atrás los papeles que la acompañaban habitualmente y compareció equipada con una tablet. Entre respuesta y respuesta se la podía ver -y escuchar- tecleando en el dispositivo, en busca de notas y datos sobre las preguntas de los periodistas.

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2.
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Los micrófonos abiertos son un clásico de los resbalones políticos. El pasado domingo, antes de empezar la retransmisión de las elecciones en el Consell per la República, lo sufrió Iu Forn -presentador del evento-, que estuvo unos buenos quince minutos comentando qué cómodo que era el sofá y hablando mientras los espectadores que le seguían a distancia intentaban avisarle del descuido. Por suerte, no dijo nada fuera de tono.