ANÁLISIS

¿Por qué los comunes y el PSC son los más interesados en atraer a Junts?

Jaume Asens y Salvador Illa se reunieron antes del 23-J y coincidieron en la necesidad de resolver la situación de Puigdemont

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Asens, Puigdemon, Díaz y Comín antes de empezar la reunión en el Parlamento Europeo

BarcelonaJaume Asens y Salvador Illa se reunieron poco antes del 23-J para analizar uno de los escenarios que preveían las encuestas y que finalmente fue el que se dio: que la gobernabilidad de Sánchez dependiera de Junts. Y ambos estuvieron de acuerdo en que, si esto ocurría, sería conveniente hacer todos los esfuerzos para reintroducir a Junts en la dinámica institucional y para buscar una solución a la situación de Carles Puigdemont. Lo curioso de este encuentro es que, por motivos diferentes pero coincidentes, tanto los comunes como el PSC están especialmente interesados en que Junts resucite el espíritu de la antigua CiU.

En el caso de los comunes, y por extensión de Sumar (donde los ex de ICV tienen un papel preponderante en el entorno de Yolanda Díaz), el objetivo es doble. Por un lado, saben que si Junts se suma a la investidura de Pedro Sánchez junto al PNV se estará construyendo un bloque histórico que hará muy difícil que la derecha vuelva al poder en España. Pero hay un segundo factor que aún les interesa más, tal y como vimos en las pasadas elecciones municipales de Barcelona, y es que si Junts recupera su perfil moderado al estilo Trias, y ejerce de interlocutor del mundo económico catalán con Madrid, los comunes confían en que el eje izquierda-derecha volverá a estar sobre la mesa y les permitirá confrontar con ellos como lo hacían con la antigua CiU. En realidad, los comunes siempre se han sentido perjudicados por la preponderancia del eje nacional sobre el social en las elecciones catalanas y ahora creen que podrían superar la excepcionalidad del Procés.

Paradigma sociovergente

En el caso del PSC, es evidente que también existe un interés cierto por enterrar el Proceso y volver al viejo paradigma sociovergente, en el que ambos partidos se repartían el poder institucional pero coincidían en aspectos básicos de la gobernanza. No es ninguna sorpresa que a los de Salvador Illa les gustaría poder pactar en más lugares con Junts (¿Barcelona?), con los que configuran una especie de frente de orden contra el eje ERC-comunes-CUP.

Una de las consecuencias políticas del Proceso ha sido el realineamiento ideológico del PSC para ocupar el espacio de la antigua CiU, y ante la ausencia de un centroderecha catalanista que se reivindicara como tal, han virado su discurso para atraer a estos sectores (y también a la vez los de Ciutadans). De ahí el acento en cuestiones como la seguridad, las ocupaciones o la gestión de la inmigración. Los socialistas catalanes consideran que si Junts vuelve al carril del pragmatismo y la moderación, y en un contexto de ola conservadora global, será más fácil hacer piña contra un competidor común como es ERC: a la cual auguran que ya le ha llegado la hora de volver a sus límites naturales, es decir, al papel de bisagra circunstancial. El tiempo dirá si la operación Asens-Illa triunfa.

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