¿Cómo convencerá a ERC sus bases para investir a Salvador Illa?

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Marta Rovira ayer a la llegada del consejo nacional de ERC a Barcelona.

BarcelonaPor mucha controversia que genere en las filas republicanas, la dirección de ERC está negociando con el PSC con la voluntad de llegar a un acuerdo. Es de lógica básica pensar que, de no ser, no se habrían iniciado los contactos ni se habrían puesto condiciones. De hecho, fuentes de ambas partes explican que han ido avanzando y los más optimistas incluso hablan de un preacuerdo antes de terminar la próxima semana.

En ausencia del referéndum, que no ha sido protagonista de las negociaciones, la carpeta del modelo de financiación es con la que ERC puede vender sus principales conquistas, pero PSOE y PSC ya le han garantizado que siempre serán menos ambiciosas que el concierto económico (la financiación singular) que hasta ahora ha mantenido como línea roja. Los avances en algunas infraestructuras –como Cercanías y el aeropuerto– y en el catalán envolverían un documento del que, orgánicamente, están tanto o más pendientes que de mantener cargos (y sueldos) en la Generalitat. Tiene que ser un gran acuerdo –en la calle Calàbria son muy conscientes de ello–, porque, si no, las bases no le avalarán.

El primer punto para convencer a la militancia es, pues, cerrar un acuerdo con avances tangibles para el país y también para el partido. El segundo es la forma en que se plantee la consulta. Aún no se sabe nada de cuál será la pregunta ni de cuándo se podrá votar, pero fuentes republicanas aseguran que existe mucha preocupación en este sentido. ¿Será una pregunta directa sobre la investidura de Illa, o indirecta y preguntarán a los militantes si quieren que ERC siga negociando con el PSC y alabando todo lo que incluya el preacuerdo?

Un partido dividido

La crisis interna tiene también un papel en todo ello, pero las dos facciones que se disputan el poder en ERC no están batallando por el posible acuerdo con el PSC. Oriol Junqueras ya no es el presidente, pero lejos de cargar contra las negociaciones, ha mantenido un silencio sepulcral desde el primer día y, de hecho, algunas de las personas que le han apoyado públicamente, como Joan Tardà, abrazan efusivamente la posibilidad de un pacto con los socialistas.

El posible regreso de Carles Puigdemont tampoco es inocuo, y en Esquerra temen que se produzca precisamente cuando su pacto con el PSC deba someterse al escrutinio de las bases. Rovira respondía esta semana que no solo no les da miedo que vuelva ahora, sino que el regreso del expresident es un “objetivo” para el que ERC trabaja. ¿Cómo reaccionaría la militancia si encarcelan a Puigdemont mientras Esquerra debe investir a Illa?

Finalmente, la amenaza de repetición electoral está muy presente. Pese a que encuestas como la del CEO no les pronostiquen un bajón, la dirección republicana es consciente de que son, potencialmente, el partido que más podría perder en caso de que los catalanes vuelvan a las urnas. Irían a elecciones sin candidato y sin haber resuelto escándalos como el de los carteles contra los Maragall y la estructura B del partido.

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