Cuando la cosa no va bien... que vengan las mujeres

A la izquierda, la nueva portavoz del PSOE, Montse Mínguez, saludando a la nueva secretaria de organización del partido, Rebeca Torró
04/07/2025
Subjefe de Política
2 min

BarcelonaPedro Sánchez prometió sacudir el partido para intentar superar el caso a Santos Cerdán y lo ha hecho escogiendo una valenciana, Rebeca Torró, para sustituir al hasta ahora secretario de organización del PSOE, y también a una catalana –Montse Mínguez– como nueva cara visible de los socialistas españoles. Pero no son las únicas elegidas en este momento, el peor del PSOE desde que recuperó la Moncloa en el 2018: también ha elegido a Anabel Mateos como número dos del área de organización y Enma López como portavoz adjunta, además de escenificar un cambio de rumbo este viernes por la tarde haciéndose una foto con las notas Ábalos, será incompatible con ser militante del PSOE.

Ahora sabemos que este capítulo del manual de resistencia de Pedro Sánchez –del que podemos estar presenciando ya el final– no es distinto al de muchas organizaciones cuando se encuentran en momentos de crisis. Cuando va mal, partidos, empresas o instituciones tienden a confiar más en mujeres. Es decir, ceden el poder a las mujeres cuando más difícil es remontar la situación y más fácil fracasar. No ocurre lo mismo cuando las probabilidades de éxito son más altas, ya que entonces la tendencia es que se sitúen hombres.

El precipicio de vidrio

No se trata de una generalidad, sino que esto es un concepto teorizado como "precipicio de cristal". Fue acuñado por Michelle K. Ryan y S. Alexander Haslam en los años 2000 por la universidad de Exeter, en un estudio publicado en el British Journal of Management, después de analizar grandes empresas y quién las dirigía. Según ellos, ya pesar de la discusión académica posterior que se produjo, las empresas que habían nombrado a mujeres en puestos de dirección venían de un período de malos resultados; mientras que si iban bien, la tendencia era situar a hombres en cabeza. Todo ello trasladado a la política, implica recurrir a las mujeres sólo cuando van mal dadas y dejarles poco espacio de poder cuando la tendencia está en alza. Alberto Núñez Feijóo, que espera llegar pronto a la Moncloa, situó como número dos a su máximo hombre de confianza, Miguel Tellado, con quien ya hacía tándem en Galicia. Pero no sólo eso: le ha dado más poderes de los que tenía Cuca Gamarra, secretaria general saliente y de la época de Pablo Casado.

Sánchez, pues, ha decidido jugar la carta de feminizar el núcleo de decisión del partido porque probablemente cree que es la forma de presentar una organización a la antítesis de lo que representan José Luis Ábalos y Santos Cerdán. El presidente español no sólo ha sufrido estos días por la corrupción que presuntamente salpica su entorno, sino también por los audios sobre las prostitutas de Ábalos y el trato denigrante hacia las mujeres que denotaban las conversaciones con Koldo García. Todo un torpedo en la línea de flotación de su discurso feminista –ahora también abolicionista de la prostitución– y sobre todo su electorado femenino, con mucho más peso que el masculino y que fue clave para llegar a la Moncloa. Veremos si se trata sólo de un lavado de cara o si será una renovación profunda de las formas de hacer.

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