Cs contra Vox: la otra batalla por la lengua
El partido naranja ve como la extrema derecha le roba terreno en la defensa del castellano en la escuela
BarcelonaEn paralelo al debate y las tensiones internas entre los impulsores de la ley por el catalán ha habido otra negociación que ha pasado más desapercibida. La triple derecha también ha tenido problemas para coordinarse. Están de acuerdo al condenar la inmersión, pero Vox, Ciutadans y el PP también son rivales electorales y compiten. La necesidad de participar en una carrera para liderar la lucha contra la inmersión enerva especialmente a la dirección catalana del partido naranja, que nació en 2006 justamente exigiendo un grado más alto de bilingüismo en la escuela y ahora ve cómo la extrema derecha le roba terreno. Entonces solo eran tres diputados, pero lideraban el debate porque nadie más sostenía tesis tan radicales: de hecho, Cs está orgulloso de haber llevado el castellano a los plenos, porque hasta entonces se hablaba casi siempre en catalán. La situación ahora es diferente.
Un ejemplo claro de su pérdida de protagonismo en esta cuestión se ha visto cuando han querido entorpecer la tramitación de la reforma legal en el Parlament, por la vía de llevar el texto al Consejo de Garantías Estatutarias (CGE). Era un recurso habitual de Cs la legislatura pasada, cuando contaba con 36 diputados, para dificultar el trabajo a los partidos independentistas. Pero ahora, con solo 6 escaños y el PP reducido al grupo mixto, el partido se ha visto obligado a acordarlo con Vox, puesto que hacen falta al menos dos grupos. Y el partido ultra también ha maniobrado para llevarse el rédito político.
El 24 de mayo pasado, el PSC, ERC, Junts y los comunes llegaron a un acuerdo definitivo para salvar el consenso sobre el catalán. Como ha podido saber el ARA, horas después, Nacho Martín Blanco (Cs) y Lorena Roldán (PP) se pusieron en contacto para hablar de la posibilidad de llevar la norma al CGE: a pesar de que sabían que era probable que el órgano de la Generalitat lo acabara avalando, la maniobra serviría para que se votara en el pleno una vez ya pasado el plazo del 31 de mayo fijado en la sentencia que impone el 25% del castellano en las aulas. A continuación, Martín Blanco se puso en contacto con el portavoz de Vox, Joan Garriga, para pedirles que se sumaran a la iniciativa: él respondió que lo consultarían con la dirección estatal del partido, que marca la estrategia de la extrema derecha en todas las provincias, puesto que la formación no tiene estructura autonómica.
La sorpresa llegó al día siguiente cuando, sin previo aviso, el líder de Vox, Ignacio Garriga, explicó la medida en solitario. "Comparezco como líder de la oposición en Catalunya, de la primera fuerza nacional del Parlament, en un momento de especial trascendencia", dijo, e hizo un anuncio "de manera solemne": "Acabo de alargar la mano a Cs y al PP para que se sumen a nuestra petición de consulta al CGE". "Tengo el deber de liderar esta defensa de la libertad", aseguró, a pesar de mantener que el CGE se tendría que "cerrar". Preguntado por una periodista si ya habían hecho la propuesta formal a los grupos, Garriga dijo: "Estamos a la espera de respuesta, pero parecían favorables a explorar esta vía". El PP les hizo llegar una protesta por no haberlos avisado: "Una cosa es que seamos rivales, pero esto no se hace", asegura una fuente. Desde Cs admiten que Joan Garriga hizo una llamada perdida a Martín Blanco antes de la rueda de prensa, pero aun así las declaraciones del líder de Vox también los dejaron descolocados.
Arrimadas intercede
No hubo fotografía conjunta una vez se trajo la petición de dictamen a registro. Cs temía que Vox también se lo llevara en solitario y lo hiciera sin avisar –lo que fuentes de la extrema derecha niegan– y propuso que fuera un ujier o un asesor quien llevara el texto a registro. Pero la cuestión no se cerró aquí: Cs y el PP también querían llevar el decreto al CGE. En este caso, Vox se negó y fue Cs quien recurrió a los medios: su líder, Inés Arrimadas, hizo un tuit explicando la situación y tildando la decisión de Vox "de incomprensible".
Fuentes de los dos partidos explican que Arrimadas llamó al líder de la extrema derecha, Santiago Abascal, para tratar de convencerlo. Finalmente, Vox cambió su posición. "Después de insistirles mucho", sacó pecho Arrimadas nuevamente en Twitter: "Vox nos comunica que finalmente se suma a nuestra iniciativa". Aquí acabó el periplo, puesto que el paso siguiente, que es llevar las dos cosas a la Fiscalía y al Tribunal Constitucional (TC), las harán por separado: Cs irá al TC con el PP y fuentes del partido ultra explican que no ha habido, por ahora, más negociaciones. El pasado jueves el partido naranja organizó un coloquio específico sobre lengua, una manera de reivindicar esta bandera como propia, y fuentes del partido avanzan que harán más actos en este sentido. La batalla, sin embargo, parece que va para largo.