Mesa de diálogo

Cuatro años en bucle "rehaciendo confianzas" y "retomando el diálogo"

La relación entre la Generalitat y la Moncloa no ha conseguido todavía entrar en el fondo de la cuestión

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Torra y Sánchez a la Moncloa el día de la primera reunión de la mesa de diálogo.

BarcelonaEn octubre de 2017, Carles Puigdemont anunció que no convocaría elecciones a pesar de la amenaza del 155. Dijo que no tenía ni suficiente confianza en Mariano Rajoy ni suficientes garantías de la Moncloa para lograr un acuerdo. Con el PP fuera del Gobierno español se abría una nueva etapa en la que se querían dar dos pasos fundamentales: rehacer las confianzas y retomar el diálogo. Cuatro años después, estos son todavía los mismos objetivos y, de hecho, se utiliza más la palabra reiniciar que continuar. En febrero de 2020, días antes de la primera reunión de la mesa de diálogo –Sánchez y Torra ya se habían reunido tres veces–, el presidente español dijo que serviría para "volver a empezar y retomar el diálogo". Dieciocho meses después, el nuevo president, Pere Aragonès, afirmó que la segunda reunión de la mesa era un "reinicio". Y ocho meses más tarde, la reunión prevista ahora entre Aragonès y Sánchez servirá para "volver a emprender un proceso de negociación", en palabras de Marta Vilalta (ERC). 

Si siempre se retoma es porque en ciertos momentos se para. Las excusas de la Moncloa son consabidas, con varias elecciones y una pandemia por el camino. Y ahora está el Catalangate. Javier Wilhelm, director del máster en mediación profesional de la UPF Barcelona School of Management, destaca la importancia de generar confianzas entre las partes al inicio de cualquier mesa de diálogo. Eso sí, avisa de que hace falta "paciencia". De momento, Catalunya y España llevan más de cuatro años intentándolo y repitiéndolo. Pocos días después de la reunión Torra-Sánchez en Pedralbes en 2018, la entonces ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, ya decía que hacía falta "recuperar un clima de confianza". Un mes más tarde, la portavoz del Govern, Elsa Artadi, defendía la figura del mediador por, precisamente, generar "confianza entre las dos partes". A finales de 2019, Aragonès también decía que se tenía que recuperar la confianza después de la dura campaña electoral de Sánchez contra Catalunya: "No está, se tiene que construir".

El pacto de investidura entre ERC y el PSOE dio vida a la mesa de diálogo. Se reunió en febrero de 2020 y María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ya advertía después del encuentro que "para generar confianza se necesitarán muchas más reuniones". La pandemia paró el diálogo y con la desescalada se quiso volver a poner en marcha. La famosa confianza, sin embargo, incluso provocó tensiones dentro del Govern. Torra creía que Sánchez había actuado de forma "unilateral" en la gestión de la pandemia y por eso dijo que no se volvería a reunir la mesa hasta que no se recuperara "el clima de confianza". Aragonès desafió a Torra y afirmó que esto sería una "irresponsabilidad", argumentando que la base de la mesa no es "la confianza ciega en la otra parte".

Cuando asumió la presidencia, sin embargo, el republicano insistió mucho en la confianza. Antes del 14-F escribió al ARA un artículo titulado "Construir confianzas para transformar el país". En el discurso de la Diada dijo que "se tienen que construir confianzas dentro y fuera de Catalunya", y cuando por fin se reunió la mesa de diálogo en la Generalitat abogó después del encuentro por "rehacer las confianzas". Ahora, con el Catalangate, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, dijo el martes que "la confianza entre gobiernos no existe y hacen falta garantías nuevas". Los expertos recomiendan, por ejemplo, cerrarse y hacer una especie de colonias para reforzar estas confianzas. De momento, no se han hecho.

"Palabras que no comprometan y suenen bien"

También hace años que se intenta establecer una metodología, o que se piden concreciones, o que se reitera el reconocimiento del conflicto. "Hemos de establecer cuál es el formato", decía Torra después de reunirse con Sánchez a principios de 2020. "Estamos trabajando en la metodología", afirmaba Aragonès una vez acabada la reunión de la mesa de diálogo de finales de 2021. "Tenemos que pasar de la cordialidad a las propuestas", señalaba Torra. "Lo más importante son las concreciones", aseguraba Aragonès. "Partimos del reconocimiento de que existe un conflicto de naturaleza política", decía el acuerdo de investidura de ERC y del PSOE de finales de 2019. "Hemos constatado de nuevo que estamos ante un conflicto de naturaleza política", afirmaba Aragonès a finales de 2021. Javier Wilhelm concluye, aun así, que en la mayoría de las negociaciones "se eligen palabras que no comprometan a nadie y que suenen bien".

Foto de familia de la mesa de diálogo reunida el miércoles en la Generalitat.
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