Aragonès y Sánchez pactan un diálogo sin "plazos" a pesar de las posiciones "alejadas"
El presidente español cierra de nuevo la puerta a la amnistía y al referéndum pese a la insistencia del Govern
BarcelonaLa Generalitat y el Estado mantienen posiciones en las antípodas sobre cuál tiene que ser la solución del conflicto político catalán, pero este miércoles han acordado un punto de partida común: empezar a dialogar "sin plazos" a pesar de "las posiciones muy alejadas". Lo han hecho frente a frente el presidente catalán, Pere Aragonès, y el español, Pedro Sánchez, en la reunión de casi dos horas que han mantenido en el Palau de la Generalitat. Así, la mesa de diálogo tendrá una segunda oportunidad –la primera fue en febrero del 2020– para buscar una salida negociada al conflicto, pero el horizonte se presenta igual de incierto. Aragonès ha vuelto a poner sobre la mesa la amnistía y el referéndum como las dos propuestas más viables, mientras que Sánchez se ha vuelto a mostrar inflexible. "La sociedad catalana no puede sufrir más fracturas", ha resuelto.
Los dos presidentes ganan tiempo, a pesar de que no está claro que lo tengan. Aragonès obtiene un cierto margen para intentar demostrar a ojos de la sociedad catalana que la mesa, idea de su partido, puede funcionar. No lo tendrá fácil, puesto que la CUP y JxCat le han dado un máximo de dos años y seguirán presionando para que, si no obtiene resultados, adopte la vía de la confrontación. Por su parte, Sánchez obtiene un cierto margen para que ERC le siga dando estabilidad en el Estado con la negociación de los presupuestos generales a la vuelta de la esquina –a pesar de que hoy no se ha abordado el tema–, pero sabe que el PP y Vox no le darán ninguna tregua.
¿Qué ha cambiado respecto a aquella primera reunión en la Moncloa? Principalmente, las concreciones. Aquel día Sánchez y Torra pactaron reunir la mesa cada mes alternativamente entre Barcelona y Madrid pero, primero la pandemia, y después los distanciamientos entre los dos presidentes, frenaron en seco el arranque. Aquel fracaso dejó secuelas en los dos gobiernos. Esta vez, Sánchez y Aragonès han preferido no concretar el calendario. Según el presidente catalán, la mesa mantendrá reuniones "periódicas y discretas", pero alejada del foco mediático. El primer objetivo, ha añadido, es ir "construyendo confianzas" por las dos partes y, con "tiempo y perseverancia", acabar encontrando el camino.
El primero en comparecer después del encuentro ha sido Sánchez: "Hemos de trabajar sin prisa, sin pausa y sin plazos". Unos minutos después, Aragonès no ha tenido inconveniente en secundarlo: "No nos marcamos plazos muy concretos, lo más importante son las concreciones". ¿Y cuáles podrían ser las concreciones? Aquí es cuando las partes discrepan profundamente. Sánchez le ha vuelto a llevar a Aragonès su "agenda del reencuentro" –un compendio de propuestas para Catalunya en el terreno social, económico y político–, pero ni rastro de nada que se asemeje a un referéndum. Una agenda que, de hecho, ya le presentó a Quim Torra en febrero del 2020 y que incluye alguna actualización como el compromiso de que el Estado cumpla con la disposición adicional tercera del Estatut en los presupuestos generales del 2022. "Ni el referéndum ni la amnistía son posibles", ha dejado claro. En cambio, Aragonès ha asegurado que la Generalitat trabaja incluso en los "detalles jurídicos" para plantear cómo sería la votación, que no ha concretado. También ha reconocido que los indultos a los presos políticos han sido "un paso", pero ni mucho menos la solución a la represión.
Así, las dos comparecencias se han convertido en dos apelaciones al diálogo sin pistas de si hay algún punto más en común. "Nos tendremos que escuchar mucho y hablar mucho de aquellos aspectos en los que podamos llegar a acuerdos", ha dicho Sánchez, recetando también diálogo "entre catalanes". Aragonès ha sacado pecho de que esta negociación era una larga reivindicación que hoy, por fin, veía la luz: "Entramos en una nueva fase en el proceso de negociación entre Catalunya y el Estado español", ha proclamado. En definitiva, hoy los dos gobiernos han querido escenificar la reanudación del diálogo. El más claro en este terreno ha sido el presidente español, que ha pedido dar importancia a las "imágenes" y a su visita al Palau de la Generalitat –ha dicho que no pasa cada día que un presidente español lo visite– y que solo esto ya es en si un "mensaje político".
El resto de la delegación
Después del encuentro entre presidentes, ha habido otra reunión entre las dos delegaciones: a un lado cuatro ministros -Félix Bolaños, Isabel Rodríguez, Miquel Iceta y Yolanda Díaz- y al otro dos consellers de Esquerra -Laura Vilagrà y Roger Torrent-. Los dos presidentes han entrado en la mesa de diálogo para inaugurarla y han salido para que el resto continuara. La Generalitat hubiera preferido que hubieran estado presentes durante toda la reunión, mientras que la Moncloa se negaba, así que al final la fotografía ha sido el punto medio. Al finalizar –Sánchez ya había marchado para encontrarse con el jefe de filas del PSC, Salvador Illa–, han hecho dos comunicados por separado evidenciando la distancia entre ellos: la Generalitat quiere que en las reuniones se trate "únicamente" el conflicto político, mientras que el Estado no renuncia a "incorporar" cuestiones como las infraestructuras o la sanidad. Afuera, en la calle Ferran, una cincuentena de personas convocadas por la izquierda independentista –entre ellas la CUP– se manifestaban en contra de la mesa de diálogo.
Ausencia de Junts
La fotografía de la mesa de diálogo se ha producido con una ausencia destacada: Junts per Catalunya . "Respeto la delegación decidida por la Generalitat", ha expresado Sánchez al ser preguntado por esta cuestión, evitando pronunciarse sobre la crisis abierta en el Govern por la mesa de diálogo. Tampoco Aragonès ha querido polemizar y ha mantenido la puerta abierta a que el partido de Carles Puigdemont se acabe sumando. El presidente español sí que se ha mojado con la polémica ampliación del aeropuerto de El Prat. No hay marcha atrás: Sánchez considera que no hay una posición "madura" de la Generalitat y no habrá inversión.