La desaparición de Cs y el cordón en la extrema derecha: crece el optimismo por el catalán en la Eurocámara

El grupo liberal, con el PNV dentro, es clave para la mayoría de la mesa

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El Parlamento Europeo, en Estrasburgo, durante la elección de la presidencia de la Comisión.

BruselasHace dos años que el gobierno español acordó con Esquerra pedir que se pueda hablar catalán en el Parlamento Europeo y, tal y como se anunció el entendimiento, parecía que más bien se daba por sentado y que se aprobaría de forma casi inminente. Ahora bien, el camino para hacerlo realidad se ha complicado, y mucho, y no ha sido hasta que se ha constituido una nueva Eurocámara que varios eurodiputados consultados por el ARA coinciden en que se puede desatascar de una vez por todas . ¿Cuál es la gran diferencia respecto a la anterior legislatura? La desaparición de Ciudadanos y el hecho de que socialdemócratas, Verdes, la Izquierda y liberales tienen mayoría en la mesa de la Eurocámara, que es el órgano encargado de tramitar la iniciativa.

Uno de los principales temores de los partidos favorables a permitir el uso del catalán, el gallego y el euskera en la Eurocámara era el gran incremento de la extrema derecha, que ha sacado sus mejores resultados de la historia en unos comicios europeos. Esto podría haber cambiado la mayoría de la mesa del Parlamento Europeo en favor del sector conservador y ultraderechista y, por tanto, poner punto final a la propuesta. Sin embargo, el cordón sanitario con una parte de la extrema derecha lo ha evitado.

Por último, los grupos europarlamentarios Patriotas por Europa, impulsado por el húngaro Viktor Orbán, y el de la Europa de las Naciones Soberanas, creado por Alternativa por Alemania (AfD), se han quedado al margen del acuerdo del resto de familias políticas para repartirse los cargos en la mesa de la Eurocámara. Por eso, los conservadores y el partido ultraderechista de Giorgia Meloni (Conservadores y Reformistas Europeos), que a priori son contrarios a la propuesta, suman seis miembros dentro de este organismo de los 15 que lo forman. En cambio, los eurodiputados de los socialdemócratas, Verds y la Izquierda, que en principio son favorables, alcanzan los siete. El partido que puede hacer decantar la balanza hacia uno u otro lado vuelve a ser el de los liberales, que tienen dos.

Es en este punto donde diferentes eurodiputados explican que la desaparición de Ciutadans es clave. Hasta ahora, aunque al final ya habían perdido influencia, el partido naranja jugaba un papel importante dentro de la familia liberal y había evitado a toda costa que la iniciativa frutificara y que sus vicepresidentes en la mesa del Parlamento Europeo votaran a favor . Ahora, en este grupo europarlamentario sólo queda el Partido Nacionalista Vasco (PNV), del Estado, que es muy favorable a la tramitación de la iniciativa y ya está trabajando para que sume los apoyos suficientes. Además, el PNV no está solo en esa lucha dentro de los liberales. Es una familia política que históricamente ha defendido a las comunidades lingüísticas minorizadas y este año se han añadido algunos eurodiputados del Partido Republicano Irlandés, que también se prevé que se sumen a la presión interna a favor de la iniciativa.

En este sentido, distintos eurodiputados señalan que los perfiles de los dos miembros liberales de la mesa de la Eurocámara también pueden contribuir al optimismo en relación a que la propuesta prospere. Son el europarlamentario eslovaco Martin Hojsík y la ex primera ministra belga Sophie Wilmès, que provienen de países y espacios políticos sensibles con la pluralidad lingüística y la defensa de las lenguas. Aparte de los liberales, entre los socialdemócratas constará como vicepresidente el catalán Javi López (PSC), que ya ha avisado de que seguirá luchando para que se permita hablar catalán en el Parlamento Europeo. Sin embargo, como contrapeso también estará el valenciano Esteban González Pons (PP). El popular ya se mostró públicamente en contra de la iniciativa, aunque no es uno de los nombres más beligerantes contra el catalanismo de las filas conservadoras.

En todo caso, el nombre más determinante es el de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. Es quien juega el papel de árbitro, y puede retrasar y complicar que la propuesta se apruebe aunque cuente con una mayoría clara de soportes. Se comprometió con la eurodiputada de Esquerra, Diana Riba, y el de EH Bildu, Pernando Barrena, a debatir la iniciativa en la mesa de la Eurocámara antes de salir reelegida como presidenta, pero Metsola cierra filas con el PP y lo único que ha hecho hasta ahora es pedir un informe para evaluar qué derivadas económicas y logísticas podría acarrear la iniciativa, un movimiento típico en las instituciones europeas para sacar el balón adelante y aplazar la discusión.

Por otra parte, algunos eurodiputados creen que el hecho de que la oficialidad del catalán en toda la Unión Europea –algo que Junts pactó con el PSOE– ahora se encuentre atascada puede poner más presión en Metsola. Cuando parecía que el máximo reconocimiento a las instituciones europeas podría llegar de forma inmediata, la presidenta de la Eurocámara se sentía menos obligada a avanzar en el uso de la lengua catalana en el Parlamento Europeo porque todos los focos de atención estaban en el Consejo de la Unión Europea. Ahora, sin embargo, al encontrarse en punto muerto, los partidos y eurodiputados favorables a incrementar la protección del catalán, gallego y euskera están redoblando los esfuerzos para que al menos pueda ser oficial en la Eurocámara en el próximo curso político.

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