La legislatura catalana

De la DGAIA a la peste porcina: ¿le han pasado factura las crisis a Salvador Illa?

Por ahora la valoración del Govern se mantiene estable, pese a que el PSC se haya estancado en apoyo electoral

24/12/2025

BarcelonaSalvador Illa acabará el año con la peste porcina todavía coleando, pero habiendo salido casi indemne de la comparecencia del miércoles en el Parlament para explicar su gestión. No es la primera crisis que ha tenido que gestionar el Gobierno en su casi año y medio, pero hasta ahora los socialistas han salido más o menos airosos. A Isla no le ha pasado factura haber sobrevivido este primer año sin presupuestos y con los del 2026 todavía en el aire, pero tampoco algunas de las crisis que el Govern ha tenido que afrontar y que todavía arrastra, como el desaguisado de Cercanías. Al menos, esto es lo que dice hoy por hoy la demoscopia.

Los últimos datos del Centro de Estudios de Opinión (CEO), que se hicieron públicos en el mes de noviembre, evidencian que, lejos de desgastarlo, la valoración del Gobierno mejora ligeramente desde noviembre del 2024 –tres meses después de que Isla tomara las riendas del ejecutivo–, ha pasado 4, de 4 de pasado, noviembre, aunque esta nota se ha estancado respecto al mes de junio. No llega al aprobado, pero obtiene una nota mayor que los anteriores gobiernos de Junts y ERC, que, desde junio del 2018, no habían pasado del 4,4. Asimismo, existe un 63% de los encuestados que aprueban la gestión del ejecutivo socialista. De hecho, Salvador Illa es, con diferencia, el líder político preferido para ser presidente de la Generalitat: le quieren un 21% de los encuestados, muy por delante de Carles Puigdemont (8%), Silvia Orriols (8%), Oriol Junqueras (7%) y Gabriel Rufián (4%), los nombres que los encuestados prefieren en respuesta esponso. Unos indicadores, en todo caso, que por ahora no se están traduciendo en un mayor apoyo electoral: si bien Illa sacó 42 escaños, el propio CEO le pronostica ser primera fuerza con un ligero retroceso, entre 38 y 40 escaños.

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Aunque el Govern, según el CEO, de momento no sufre un desgaste, eso no significa que a Salvador Illa no se le hayan acumulado las crisis a lo largo de estos últimos meses. La peste porcina ha sido la última que le ha estallado al ejecutivo y de la que el presidente dio explicaciones en el Parlament esta semana. De hecho, éste ha sido un guión que el ejecutivo ha ido siguiendo en los últimos meses: Illa ha explicado ante la cámara catalana desbarajustes como el de Cercanías. De hecho, el Parlament reprobó a la consellera de Territorio y portavoz del Govern, Sílvia Paneque. Isla ha asumido esta crisis como propia, pero también ha mirado atrás para hacer responsables anteriores a ejecutivos catalanes y ha apuntado hacia Madrid para poner el foco en la desinversión de los gobiernos estatales, especialmente los del PP.

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En los primeros meses de legislatura, aparte de acentuarse el caos de Cercanías, al Gobierno de Salvador Illa también le estalló la crisis por el mal funcionamiento de la dirección general de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), que acabó con una remodelación del ente a raíz de las informaciones. ejemplo, que la DGAIA había mantenido plazas fantasmas para falsificar ayudas a jóvenes extutelados. Isla sacó la potestad a la DGAIA de contratar las plazas de acogida en centros residenciales de menores y también de tramitar las prestaciones que reciben los jóvenes tutelados. En la gestión de esta crisis, y ante la presión de la oposición, el presidente también miró por el retrovisor y apuntó a los anteriores ejecutivos de Junts y ERC. "No tengo ningún interés en mirar atrás y señalar a nadie, pero de los últimos quince años de gobierno, doce han gobernado ustedes. Pretender que lo que ocurre en la DGAIA no tiene nada que ver con su acción de gobierno... en fin", espetó a los junteros durante una intervención en el Parlament.

La huelga de maestros

Más allá de las crisis que Isla tuvo que afrontar en los primeros meses de la legislatura, en las últimas semanas también se han añadido otras. Sin ir más lejos, la semana pasada los maestros anunciaron una huelga cara al mes de febrero. Los sindicatos exigen mejoras retributivas, una petición que ya centró la manifestación multitudinaria del 15 de noviembre, y acusan a la conselleria de que pilota Esther Niubó de no haber planteado ninguna propuesta para reducir los ratios, aumentar las plantillas de maestros o reducir la burocracia, que son también algunas de sus exigencias. La protesta se suma a la crisis de este verano a raíz del caos generado por las incidencias en la adjudicación de plazas docentes. Niubó acabó destituyendo al subdirector general de Plantillas, Provisiones y Nóminas del departamento, Enric Trens. El error en esta adjudicación supuso la anulación de 57.000 puestos de trabajo y afectó a 2.898 maestros.

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De hecho, Salvador Illa ya ha visto también cómo los médicos se han detenido, aunque en este caso para protestar por el nuevo estatuto marco que negocia el ministerio de Sanidad, que regula las condiciones laborales de los profesionales sanitarios en el Estado. En Cataluña, la protesta tuvo poco seguimiento: según el departamento de Salut, fue de un 7%, mientras que Metges de Catalunya lo cifró en un 45%. El mismo día, los taxistas también se detenían, en una protesta que no fue unitaria, para defender la nueva ley del taxi que se está tramitando en el Parlament ante el rechazo mostrado por plataformas como Uber.

Los votantes del PSC, ERC y Comuns son los únicos, según el CEO, que aprueban al ejecutivo socialista. Y es precisamente a los de Oriol Junqueras y Jéssica Albiach a quien Isla ha prometido contentar cumpliendo los acuerdos de investidura. De la posibilidad de que se materialicen cuestiones como el nuevo modelo de financiación dependen los presupuestos del próximo año y que la legislatura se consolide. Isla ya ha sobrevivido el primer año sin cuentas –aprobó tres suplementos de crédito con ERC y Comuns– y, pese a la presión de la oposición liderada por Junts, el hecho de que la aritmética parlamentaria imposibilite una alternativa da aire al Govern.