PARTIDOS POLÍTICOS

Los efectos del rearme de los turullistas dentro de Junts

Ganan fuerza para seguir en el Govern y decidir el candidato en Barcelona

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NÚRIA ORRIOLS GUIU
3 min
El secretario general de JxCat, Jordi Turull, la semana pasada en el congreso del partido.

BarcelonaTanto en el congreso de Junts en Argelers, para escoger a la dirección, como en el cónclave del fin de semana pasado en L'Hospitalet de Llobregat, para definir el rumbo del partido, el sector más pragmático de Junts salió reforzado. Primero, porque el secretario general, Jordi Turull, sacó más votos que la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y segundo porque consiguieron frenar las aspiraciones del sector más radical de poner fecha a una consulta sobre salir del Govern o romper el pacto por la Diputación de Barcelona con el PSC. Así, aunque los discursos del congreso fueron retóricamente duros y que Turull mantiene el mismo discurso que Borràs –a menudo los turullistas son más pragmáticos que el mismo ex conseller–, este sector ha logrado sus objetivos de mínimos en este proceso congresual: mostrar músculo interno y mantener el rol institucional del partido. Ahora bien, ¿qué implicaciones tiene esto para Junts? ¿En qué se traduce?

Lo primero que implica es que pueden erigirse como oposición interna a las decisiones que pueda tomar la presidenta del Parlament. La primera prueba de fuego será si se le abre juicio oral por el caso de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) y acaba suspendida de diputada, porque Esquerra no le apoya en el Parlament. En privado, el entorno de Borràs ha verbalizado que, si esto acaba pasando, la coalición en la Generalitat con los republicanos no puede continuar como si nada. Una coalición que ya cuestionan de entrada porque consideran que no se está cumpliendo el pacto de legislatura, como por ejemplo trabajar entre todos los independentistas una alternativa a la mesa de diálogo. Después del congreso, los más pragmáticos creen que tendrán fuerza interna para contrarrestar este discurso y evitar una desestabilización del ejecutivo. Es decir, ahora ven más difícil que Junts salga del Govern por el caso Borràs, al menos sin que haya una dura batalla interna. De hecho, los miembros del ejecutivo ya mandaron un mensaje muy visible a la presidenta del Parlament el día que se le organizó un acto de apoyo en el Ateneu Barcelonès ante el procesamiento por el caso de la ILC: no asistió ninguno de los consellers.

Como el momento se acerca –a partir de ahora el juez puede abrir juicio oral a Borràs en cualquier momento–, las diferentes almas de Junts ya han empezado a marcar el relato. El viernes en una entrevista al ARA, la consellera de Exteriores, Victòria Alsina, se mojó: apostó por que Junts se mantenga en el Govern y por tener más liderazgo. Alsina no es militante del partido, pero es quien se encarga de la evaluación del pacto con Esquerra que está elaborando la dirección y expresa una visión compartida por buena parte del sottogoverno. Por el contrario, Aleix Sarri, miembro de la dirección y próximo a la presidenta del Parlament, afirmaba a Vilaweb que lo que haga ERC con Borràs será un “factor importante” a la hora de dirimir la continuidad en el Govern.

El alcaldable en la capital

El otro gran debate en el que Junts se juega su futuro es Barcelona. La receta de los pragmáticos es que se vuelva a presentar el exalcalde Xavier Trias haciendo tándem con Neus Munté –actual regidora en la ciudad– y el conseller de Salud , Josep Maria Argimon; mientras que la apuesta de Borràs sería el diputado Jaume Alonso Cuevillas, que ha flirteado públicamente con la idea de presentarse.

La fórmula que se acabe escogiendo –probablemente después del verano– marcará el talante de Junts entre los que quieren que vuelva a ser un partido más similar a Convergència pero independentista –el primero en reivindicarlo ha sido el conseller de Economía, Jaume Giró, también como nuevo liderazgo– y los que quieren que Junts rompa del todo con esta tradición. Si los candidatos son Trias y Argimon, los provenientes de CDC creen que JxCat se asemejará más al partido en el que militaron antiguamente, mientras que si se impone la segunda receta se alejarán aún algo más. Este otoño el turullismo se juega si el rearme que se ha visualizado en el congreso se traduce en algo o queda supeditado a Borràs; mientras que Junts, que está en definición permamente, se vuelve a jugar qué es.

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