El PNV aguanta la embestida de Bildu y Pradales será lendakari
Peneuvistas y socialistas podrán reeditar su alianza y gobernar con mayoría absoluta
Barcelona"Aldaketa da orain" [El cambio es ahora], decía el lema de campaña de Euskal Herria Bildu (EH Bildu). Desde este domingo Euskadi vive una nueva realidad política, pero la formación abertzale se ha quedado con la miel en los labios empate a 27 escaños con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y la victoria en votos de Imanol Pradales (35,2% a 32,5%), que podrá revalidar el gobierno de coalición con el Partido Socialista de Euskadi (PSE) ). Sus 12 escaños servirán para superar por 1 la mayoría absoluta –38– El nuevo Parlamento vasco será el más nacionalista de la historia con 54 escaños, dos más que los actuales, la cifra más elevada hasta ahora; en la que la pulsión independentista ha bajado. El PP sube de 6 a 7 escaños y Sumar y Vox tendrán 1.
El crecimiento de EH Bildu es destacado en todas partes: alcanza el 32,5% de los votos, con una subida de unos 4,5 puntos en Álava y Vizcaya y de 5 puntos en Guipúzcoa. EH Bildu es la primera fuerza en Álava y Guipúzcoa, mientras que el PNV resiste en Vizcaya, el territorio más poblado y donde los jeltzales sacan 11 puntos de diferencia a EH Bildu. Eso sí, hace cuatro años fueron casi 19. Los nacionalistas vascos retroceden a 4 diputados y más de 3,7 puntos, evidenciando así el desgaste de doce años con Iñigo Urkullu como lendakari. Sin embargo, gana las elecciones, con victorias en grandes ciudades como San Sebastián, y sobre todo en Bilbao –casi dobla a los independentistas–, mientras que EH Bildu se impone en Vitoria, lo que tiene valor simbólico porque es donde se concentra el poder institucional .
Con una participación del 62,5% había buenos presagios en el PNV, que en la segunda semana de campaña ha remado contra el clima de sorpasso que dibujaban las encuestas. En la sala de máquinas de Sabin Etxea, la sede de los nacionalistas, contaban con que una participación superior al 60% podía sonreír al PNV porque significaba que conseguirían reducir la abstención. “Los ciudadanos han confiado mayoritariamente en nuestro proyecto”, se congratulaba Pradales en su comparecencia una vez conocidos los resultados.
La hipótesis era que EH Bildu ya tenía el votante movilizado y que había tocado techo. De hecho, el último sondeo durante la campaña enfilaba a los independentistas hasta el 35% de los sufragios, y no han alcanzado esta cifra. “Podemos decir que somos la primera fuerza de Euskal Herria”, afirmaba el líder de la formación, Arnaldo Otegi, que apostaba por tomar la fotografía del mapa completo con Navarra y el País Vasco francés. En la sede de EH Bildu había un ambiente de triunfo y gritos de "independencia", aunque esa bandera no haya sido la protagonista de la campaña para poder absorber votante no independentista. "Debemos dar un salto en la soberanía", ha dicho el candidato, Pello Otxandiano.
De 10 a 0
Hace cuatro años la distancia era de 10 escaños entre el PNV y EH Bildu, y ahora es de 0. Los comicios reflejan el cambio en el sistema político de Euskadi que auguraban las encuestas y que ya había empezado a darse en las últimas contiendas electorales, fueran municipales o generales, en las que el PNV y EH Bildu ya se situaban codo a codo. "Ha quedado clara la pluralidad de este país", reconocía Pradales en una comparecencia una vez conocidos los resultados. A partir de ahora la formación abertzale cuestiona la hegemonía histórica de los jeltzales y se convierte en una opción válida de gobierno, aunque este 2024 no será el momento del cambio real en Ajuria Enea. EH Bildu es un partido que penetra sobre todo en las generaciones más jóvenes, por lo que el futuro puede serle prometedor.
Sin embargo, para que los independentistas puedan llegar a tocar gobierno habrá que romper con la exclusión que todavía se le practica a nivel autonómico: el PSE nunca se planteó entregar la Lehendakaritza a Otxandiano, y una gran coalición soberanista entre el PNV y EH Bildu se considera antinatural a nivel ideológico. En administraciones municipales y forales también se hicieron pactos el año pasado para impedir alcaldías y gobiernos de los abertzales, como en Vitoria, pero en Pamplona los socialistas sí entregaron la alcaldía a EH Bildu para echar a la derecha. La estrategia de Otxandiano en esta campaña ha sido mostrarse, precisamente, como candidato pactista y capaz de entenderse con cualquier partido, salvo el PP. Así se explica también la actitud de EH Bildu en Madrid, donde se erigió en un aliado seguro para Pedro Sánchez.
De momento, en Euskadi la alianza del PSE será con el PNV. El jefe de filas de los socialistas, Eneko Andueza, ha manifestado que "estará a la altura". "El voto de los que nos han hecho confianza servirá para lo que hemos dicho durante la campaña", ha dejado claro. No necesitarán a nadie más para gobernar. A la izquierda del PSE, la división entre Sumar y Podemos ha pasado factura en el espacio. La formación de Yolanda Díaz logra un diputado, pero sigue perdiendo peso institucional y el proyecto queda cuestionado. En cuanto a la derecha españolista, el PP ha crecido gracias a la apuesta por un candidato de talante más moderado que su antecesor, Carlos Iturgaiz, más vinculado a Jaime Mayor Oreja. Una nueva etapa se abre en Euskadi.