El PP aspira a cuadruplicar resultados y liderar a la derecha españolista

Han tenido que pasar siete años para que el PP pueda abandonar la travesía por el desierto y aspire a liderar a la derecha españolista: pasar de sus tres diputados actuales al Parlamento –que el propio Alejandro Fernández había ironizado de que caben en un taxi– a cuadruplicarlos hasta además de la decena, según auguran los sondeos. Ahora optan a disponer de "la clave de la política catalana" y condicionar una eventual investidura no independentista. Es decir, de Salvador Illa. Aunque en toda la campaña han expresado desconfianza hacia el PSC y han cargado contra los socialistas por la amnistía y la alianza en el Estado con los soberanistas, si los números dieran, Fernández también está abierto a pactar con Isla con una condición: acabar con todos los pactos con los partidos independentistas, empezando por el ejecutivo español. De hecho, el precedente de ayudar a un socialista para hacer frente común contra el independentismo es reciente, junto al alcalde de Barcelona, ​​Jaume Collboni, para evitar la alcaldía de Xavier Trias. Ahora dicen que la situación es diferente, pero todo va a depender de una aritmética que puede ser envenenada, según las encuestas.

Precisamente, los estudios demoscópicos le han pronosticado un gran crecimiento al PP, ya que provienen de tener sólo tres en el 2021 y cuatro en el 2017. Ahora la mala época parece haber pasado a la historia, pero también tienen el reto de superar a Vox y liderar el espacio de la derecha españolista, algo que los sondeos no dejan nada claro, ya que la demoscopia los sitúa codo con codo. Cuentan con el buen precedente de las elecciones estatales del 23-J donde lograron un 13,34% del voto, seis puntos más que Vox. En cualquier caso, desde el partido ven con cautela las encuestas, ya que tienen muy presente que en el 2021 no vieron a venir el batacazo.

Su campaña se ha centrado en la contraposición de la España de Pedro Sánchez y los independentistas a la que puede representar Alberto Núñez Feijóo –que ha estado muy presente en Catalunya–, y sobre todo, han clamado para poner fin al Proceso. Fernández se aferró al ala dura del partido –como Isabel Díaz Ayuso–, a la vez que ha apostado por perfiles de gestión llevando a presidentes autonómicos a Cataluña.