BarcelonaEra un tuit recurriendo a los inicios de Vox hacer burla con la que la extrema derecha española (aquella que durante años todo el mundo decía que no existía porque ya la contenía el PP) escogiera el nombre de una marca de enciclopedias para bautizarse. Y si vamos al diccionario VOX (el de la editorial, no el partido) primero encontramos la definición de “derecha”, que en la segunda acepción dice “conjunto de representantes de los partidos conservadores”. Más adelante, en “extremo” apunta: “Lo más intenso, elevado o activo de una cosa”, y pone de ejemplo “extremas derechas”. Así, en plural, recordando cuándo se puso de moda llamarle “las tres derechas” a PP, Cs, y Vox, como si las hubiera fundado Roser Capdevila.
¿Vox es fiel a su definición en el diccionario? ¿Es el discurso conservador más elevado? En el tono seguro, más conservador ya existen dudas, porque más que conservar quiere deshacer los progresos de la sociedad. Es una contradicción conceptual, porque discursivamente encontraremos pocas fisuras en el discurso de la extrema derecha. Anécdotas, fuego de virutas, pero su planteamiento es tan básico que de momento no admite evoluciones ni matices. Quizás la misma contradicción esté en utilizar la democracia para cargarse sus fundamentos. Hoy que estrenamos esta sección que tratará de encontrar contradicciones en el discurso de los partidos que se presentan en el 12-M (la limitación de espacio hará que sólo podamos destacar algunas) nos fijamos en Vox para señalar una troncal. La verbalizaba en el 2021 en una entrevista a Ignacio Garriga: “Nos presentamos en el Parlament para eliminar el Estado de las autonomías”.
Más allá de que los griegos no avisaron a Troya de que estaban dentro del caballo, que el partido que se reivindica como el más constitucionalista proponga eliminar el elemento más constitucional de todos ya tiene un punto cómico. Que proponga suprimir el estado de las autonomías quien ahora puede basar su poder básicamente en la autonomía es sintomático de la credibilidad del discurso: qué harían los 118 diputados autonómicos de Vox, los consejeros de los cinco gobiernos regionales en los que están presentes, si de golpe cumplen una de sus principales promesas? Ignacio Garriga aspira a mantener su peso en el Parlament que quiere eliminar, y que le ha pagado 87.276 euros cada año sin que conste que la indignación con la institución le haya llevado a devolver ninguna nómina.