Ana Rosa vs. Sánchez: el verdadero cara a cara de la campaña

BarcelonaEl duelo televisivo entre la presentadora de Telecinco Ana Rosa Quintana y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se ha convertido en el verdadero cara a cara de la campaña, a la espera del que tendrá lugar entre el candidato socialista y Alberto Núñez Feijóo el próximo día 10. Tensión, mucha tensión, sonrisas forzadas, interrupciones constantes y frases de lo más cortantes pero sin perder nunca la compostura. Sánchez ha salido vivo del envite, pero ha tenido que sudar mucho más que con Pablo Motos en El hormiguero. Y la presentadora, que se jugaba parte de su prestigio ante la audiencia, ha sido mucho más incisiva de lo que lo había sido solo 24 horas antes con Feijóo.

Igual que ya pasó en El hormiguero, Sánchez ha empezado cargando contra los medios de derechas y cómo se han dedicado a "hinchar la burbuja del sanchismo". Quintana, sin embargo, iba preparada y le ha dado un taco con los centenares de editoriales que ha hecho durante estos últimos años sobre Sánchez y su gobierno. "Verá críticas, algunas ácidas, pero no insultos", le ha asegurado. La conversación ha girado entonces hacia un debate casi metafísico sobre si Sánchez había cambiado de opinión o había mentido. "Yo reconozco que he cambiado de opinión, respecto a Catalunya por ejemplo, pero mentir es lo que hace Feijóo, que ayer dijo que después del 28-M había hecho más pactos con el Partido Socialista que con Vox. Esto es una mentira, y aquí están los 140 pactos municipales que han hecho", ha dicho Sánchez.

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Quintana estalla

Quintana se iba poniendo nerviosa a medida que el presidente del gobierno le respondía con la fórmula "Esto es su opinión", y en un momento dado ha estallado: "Esto es una descripción. Cuando usted habla son hechos, cuando lo hago yo son opiniones", se ha quejado amargamente. Ana Rosa ha hecho esfuerzos por no caer en la caricatura que Sánchez dibujaba sobre los medios de la derecha, y de vez en cuando subrayaba coincidencias con el presidente español. Por ejemplo, cuando este ha dicho que el PP votó en contra de la revalorización de las pensiones según el IPC, ha apostillado "Pues me parece muy mal". Y cuando el candidato socialista le ha dicho que seguramente los dos estaban en "las antípodas ideológicas", ha respondido indignada que no era así, e incluso ha admitido que había cosas positivas en la ley del solo sí es sí. Pero daba igual, porque Sánchez ya había conseguido lo que quería, que era marcar el terreno de juego y subrayar que estaba en territorio hostil para desmentir todas las mentiras que se dicen sobre él.

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Sánchez se ha recreado en los insultos que le dedican ("obseso del poder", "obseso del Falcón", "golpista", "filoetarra") y ha aprovechado una pregunta sobre Marruecos y Pegasus para explicar que algunos medios de extrema derecha habían afirmado que su esposa formaba parte de una red de narcotráfico. Aquí Quintana ha visto la trampa y ha vuelto a estallar. "¡Esto no lo hemos dicho aquí, ni en la Cope ni en Antena 3!" Pero Sánchez ya estaba lanzado para llegar a su punto culminante de la entrevista con una frase de esas pensadas para movilizar al electorado de izquierdas: "Lo hacen porque no tienen nada contra mí. Yo no soy perfecto, pero soy un político limpio".

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Ana Rosa Quintana veía cómo el invitado se le escapaba vivo y pedía más tiempo al equipo de Sánchez. "¿Verdad que usted está a gusto? Pues que me dejen en paz", se volvía a quejar. "Yo estoy muy a gusto", decía un sonriente Pedro Sánchez cuando ya sabía que había superado la prueba. No con nota, como con Pablo Motos, pero sí con un aprobado sobrado. Sánchez continúa así alimentando el espíritu de remontada en su gira por los programas de máxima audiencia de televisión mientras Feijóo va arrastrando los pies y con un nerviosismo evidente. El miedo a perder, cuando ya se tiene la Moncloa tan cerca, puede ser letal para un político. La propia Ana Rosa lo ha podido comprobar en su estudio.