Gabriel Rufián i Teresa Jordà: "El precio a Sánchez: el fin del déficit fiscal, Cercanías y la mesa de negociación"
Números uno y dos de la candidatura de ERC a las elecciones generales
BarcelonaGabriel Rufián (Santa Coloma de Gramenet, 1982) y Teresa Jordà (Ripoll, 1972) son los candidatos de Esquerra a las elecciones generales. Quieren ser un 'ticket' electoral compacto hasta el punto de que también realizan las entrevistas juntos.
Están compartiendo el foco de esta campaña. ¿Qué imagen quiere dar ese 'ticket' que hacen?
— Gabriel Rufián: Candidatura inclusiva y diversidad absoluta. Que Teresa y yo podamos representar diferentes sensibilidades, diferentes almas que han encontrado el mismo espacio, creo que es potente.
¿Son dos perfiles distintos?
— Teresa Jordà: En ERC intentamos siempre parecernos lo máximo posible a la sociedad que representamos. Somos personas distintas, pero formamos parte de un mismo equipo.
— GR: Ripoll, Santa Coloma... necesariamente debemos ser complementarios, pero también diferentes y creo que, repito, es la potencia de esto.
¿Están contentos del debate de TV3?
— GR: Relativamente satisfechos, porque hicimos propuestas en economía, salud mental, infraestructuras, cercanías, etc. Y confrontamos con los que son los principales adversarios más allá de Vox y del PP: un PSOE que no sabemos exactamente cuál es su proyecto para Catalunya.
Usted ha criticado mucho al PSOE y Sumar, pero ha pactado toda la legislatura. ¿Cómo se lo explica a los electores?
— GR: Primero, que es política, nosotros dialogamos y pactamos con el diferente. ¿Cómo se justifica? Lo justificamos subiendo las pensiones, con la ley de vivienda, sacando demócratas de la cárcel... Es una mala noticia que después de cuatro años los de "Que te vote Txapote" y "A cambio de nada" sean los que han ganado el relato. Yo me niego a eso.
¿Por qué han tardado tanto en reivindicar que pactaron con el PSOE los indultos de los presos políticos?
— TJ: Lo que hemos hecho es negociar, que de eso va la política, de arremangarse y trabajar. En la mesa de negociación también logramos eliminar el delito de sedición.
¿En esta negociación cuál fue la contrapartida de ERC?
— GR: Principalmente, que España dejara de pasar vergüenza.
Y en la práctica, ¿aprobar los presupuestos estatales?
— GR: Pueden creerme o no: todas las negociaciones de ERC han sido compartimentadas, no ha habido ningún tipo de "a cambio de". No hubo contraprestación más allá de que el Estado llegó a la conclusión de que no podía permitirse tener nueve demócratas en prisión. Quiero salir del bucle tóxico que hacer política, que decir que vas a intentar mejorar las cosas, es malo. Le pongo un ejemplo: ahora una de las preguntas de campaña es el precio de Sánchez.
Las condiciones para investirlo, ¿quiere decir?
— GR: Si Sánchez quiere gobernar su país, nosotros ya lo hemos dicho muchas veces, será para defender a Catalunya o no será. ¿Y qué es defender a Catalunya? Defender a Catalunya es acabar con el déficit fiscal, que al final es tener mejores escuelas, mejores hospitales y mejores servicios. Dos, traspaso de Cercanías con toda la deuda de que esto en principio son 4.000 millones de euros. Y tres, que [Sánchez] no se levante de la mesa de negociación. Nosotros no queremos hablar tanto de un precio para la investidura, sino de un precio para la legislatura, y debe ser déficit fiscal, Cercanías y que no se levante de la mesa de negociación.
¿No hablarán de amnistía?
— GR: Evidentemente. Cuando decimos mesa de negociaciónes por la amnistía, por el referéndum, que son nuestras propuestas políticas.
Usted le ha dicho a la candidata de Junts, Míriam Nogueras, "No te confundas: yo no soy tu adversario". ¿Cómo le explican al electorado soberanista que son incapaces de ponerse de acuerdo?
— GR: Esquerra siempre hemos investido si tocaba un presidente de este espacio [Juntos]. Todo el mundo sabe lo que costó investir a un presidente de ERC para este espacio. La gente al final sabe quién está al servicio del pueblo de Catalunya y a quién le cuesta más entender que hay momentos en los que se gana o se pierde. Dicho esto, ningún independentista es nuestro adversario.
¿Qué les aporta la alianza con Bildu?
— TJ: Nos une un proyecto muy claro que es la autodeterminación de Euskal Herria y de los Països Catalans, y sobre todo una visión progresista y de izquierdas de ambos países.
¿Cuál será la estrategia de ERC si gana el PP con o sin Vox?
— GR: Hemos demostrado nuestra capacidad de adaptación. Somos quienes más confrontamos, y quien dude, que vea cualquier comisión de investigación. Me he roto la cara con gente como Villarejo, y decirle a Villarejo según que, lo que a mí me supone problemas de seguridad física muy grave.
¿Ha vivido situaciones de acoso?
— GR: Y de agresiones físicas, por supuesto. Pero es el coste que existe. Le pasaba a Joan Tardà. Yo lo he visto teniendo que marchar corriendo porque si no le picaban. Ha pasado en este país y seguirá pasando.
¿Y temen que pueda pasar más con un gobierno de Vox?
— GR: Por supuesto.
— TJ: Hay mucha gente asustada. Hoy nos hemos encontrado a un señor que nos lo ha comentado. Tenemos un Partido Popular que en el fondo sueña con hacer lo que hace Vox.
— GR: Habrá mucha gente buena en Catalunya que piensa que quizá votar al PSOE es mejor forma de frenar a la derecha. A mí cargos muy importantes del PSOE me han dicho "Sí, os espíamos ilegalmente porque el independentismo para nosotros es como el terrorismo". ¿Y esta gente es la que debe defendernos de no sé qué?
¿Qué le diría a un soberanista que duda entre votar a ERC y Junts?
— GR: Defender a Catalunya no es sólo decir que todo está mal, es subir las pensiones, es una ley vivienda, es sacar demócratas de la cárcel, es cambiar el Código Penal, y eso lo que no entendemos todavía hoy es por qué lo hemos hecho tan sólos.
— TJ: Nos guste más o menos, allí gobiernan nuestras vidas y podríamos poner tres millones de ejemplos: el último, que nos envíen una ley de sequía al Tribunal Constitucional. Ante esta situación, que un independentista señale a otro independentista me parece insultante. No podemos permitirnos este lujo.