La retirada del monumento franquista de Tortosa: ¿ahora sí?

BarcelonaCuando están a punto de cumplir los 90 años de la Guerra Civil, en el Ebro se está librando una nueva batalla. Pero más larga, afortunadamente, sólo judicial. Una batalla que está teniendo lugar en los despachos para retirar o mantener el monumento franquista que se levantó en Tortosa para homenajear a los fascistas que lograron la victoria. La causa ha llegado al Supremo, que será quien tenga la última palabra.

La extrema derecha ha presentado un recurso al alto tribunal después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) desestimara su escrito contra la descatalogación del monolito aprobado en el POUM por parte de la Comisión Territorial de las Tierras, que establece que deja de ser un bien patrimonial protegido. Lo anunció el Colectivo por la Reinterpretación del Monumento a la Batalla del Ebro (Corembe), que lleva tiempo trabajando para mantener el monumento, y que tuvo la información judicial de primera mano porque comparte abogado con la extrema derecha (tras años de presentarse como una plataforma "apolítica").

Aparte del recurso reciente, Corembe recuerda que existen dos procedimientos judiciales pendientes de resolución: uno relativo a la licencia para la retirada del monumento y otro sobre el proceso de licitación y adjudicación de las obras. Sin embargo, estos dos recursos están supeditados a la resolución del Supremo, como subraya la Comisión por la Retirada de los Símbolos Franquistas de Tortosa. "Hasta que el Supremo no se pronuncie sobre la descatalogación, el juzgado de Tarragona no va a resolver los otros recursos", dice Marisa Panisello, portavoz de la entidad que quiere acabar con el monumento. Sin embargo, la retirada no será inminente porque habrá que volver a iniciar todo el procedimiento con una nueva licitación de las obras, reclamar el permiso municipal y tener el aval de la Confederación Hidrográfica del Ebro.

Sea como fuere, Panisello destaca que el aval del TSJC en la descatalogación hace que la retirada del vestigio arquitectónico franquista mayor que queda en Catalunya, de 45 metros de altura, esté "más cerca". "Estamos muy esperanzados y, si el Supremo no admite a trámite el recurso, exigiremos al juzgado de Tarragona que levante las cautelares".

Máquinas a punto, en 2021

De hecho, el 1 de julio del 2021, cuando las máquinas ya se disponían a empezar las obras para retirar el monumento el 18 del mismo mes, el día que empezó la Guerra Civil, el juzgado de lo contencioso-administrativo de Tarragona las detuvo. Lo hizo después de aceptar los dos recursos de Corembe, que reclamó que se posicionara sobre si la Generalitat puede sacar el monumento, pese a no ser su titular, y adjudicar las obras. "La ley de memoria histórica establece que la competencia es de la Generalitat", rebate Panisello.

El proceso para retirar el polémico monumento no es un camino de rosas. El Parlament aprobó una moción para retirarlo el 10 de marzo del 2016, pero esa moción cayó en el olvido. Por si fuera poco, el Ayuntamiento de Tortosa convocó una consulta el 28 de mayo de ese año para escuchar la opinión de los vecinos y ganó la opción de mantenerlo. Un 29,73% de la población tortosina participó en la consulta, y el 68% votó por mantener-lo. Eso sí, reinterpretándolo, algo que nunca se ha hecho.

"Venimos de años de desmemoria y no se ha hecho pedagogía de lo que significa el monumento, y aún pagamos las consecuencias", lamenta Selene Alberich, concejala de la CUP, que junto con la Comisión, se opuso a la consulta, pero también se opuso tal como el PP. A diferencia de entonces, en el que había un gobierno de CiU que estaba en contra de que se desmantelara, el nuevo ejecutivo, una coalición del PSC y Comuns, ERC y la CUP, firmó un compromiso antes de los comicios para sacar el monolito que tampoco suscribió Junts. El alcalde, el ecosocialista Jordi Jordan, confía en cerrar ese "episodio polémico y mirar hacia el futuro", y advierte de que es "necesario un ejercicio de justicia y reparación".