ERC buscará convertir la campaña del 14-F en un duelo con Illa

Marta Vilalta: "Esto va de PSC o ERC"

Quim Bertomeu
y Quim Bertomeu

Barcelona"Esto va de PSC o ERC". Este es el marco mental que Esquerra quiere tratar de que triunfe en la campaña del 14 de febrero, que empezará la medianoche de este jueves a viernes. Los republicanos han presentado los principales ejes de su campaña, que quieren que se convierta básicamente en un duelo cuerpo a cuerpo con el exministro de Sanidad y ya candidato a tiempo completo del PSC, Salvador Illa. "Será un roce muy reñido. Es lo que reflejan las encuestas", ha sido el argumento de la secretaria general adjunta de Esquerra, Marta Vilalta.

Esquerra considera que el cuerpo a cuerpo es posible porque los dos partidos representan propuestas contrapuestas. Los republicanos, la apuesta por la autodeterminación, y los socialistas, por "la represión y el 155". "La vía amplia de sumar por las libertades o la vía que defiende la represión y el sucursalismo con el PSOE", ha resumido Vilalta. Pero encontrar este cuerpo a cuerpo que quiere ERC no será una tarea sencilla y tendrá que competir con JxCat, que este fin de semana ha dejado claro que busca exactamente lo mismo.

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Los republicanos son conscientes de ello y ya tienen un argumento preparado para reivindicarse como los primeros de la fila para batirse con el PSC. Esgrimen que los socialistas han retrocedido en sus feudos electorales tradicionales cuando ERC ha crecido y no cuando lo han hecho otros partidos. Así, Vilalta ha recordado que en los últimos años han ganado al PSC alcaldías como la de Lleida o Tarragona, que durante muchos tiempos tuvieron alcaldes socialistas. Así, ERC considera que ha hecho mejor los deberes que nadie para disputarse con los socialistas las grandes ciudades y el área metropolitana de Barcelona. "Quien puede hacer frente en según qué zonas del país es Esquerra", ha defendido Vilalta.

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ERC tendrá un gran enemigo a la hora de polarizar con el PSC: los pactos que ha cerrado con los socialistas en la actual legislatura en el Congreso –la investidura, algunos estados de alarma y los presupuestos, por ejemplo– y que a menudo le recuerdan JxCat y la CUP. Pero los republicanos están convencidos de que podrán conseguir este cuerpo a cuerpo y pondrán al máximo el volumen de las críticas contra Illa. Este martes han ensayado algunas: "Es el peor ministro de Sanidad de la Unión Europea. Ha dejado sus funciones en el peor momento de la tercera oleada", ha dicho Vilalta.

¿Y con JxCat?

A diferencia de la receta que quiere aplicar con el PSC, ERC no aspira a pelearse con JxCat desde los actos electorales. Como mínimo, de manera directa. Aún así, sí marcarán una cierta distancia entre las propuestas de la candidatura de Laura Borràs y las suyas. Por ejemplo, Vilalta ha expresado que la independencia "no se puede hacer solo a base de titulares", después de que JxCat garantizara ayer que se tendría que declarar la república si el independentismo supera el umbral del 50% de los votos el 14-F. La dinámica de reproches entre socios de Govern, a pesar de todo, será inevitable. Hoy Borràs ha criticado que el ejecutivo catalán no se haya endeudado más para ayudar a los catalanes afectados por la crisis y Aragonès le ha replicado a través de las redes que no lo puede hacer sin autorización del Estado. "Me sorprende que habiendo estado en el Govern no recuerde cómo funciona esto", ha dicho el candidato de ERC.

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Esquerra empezará la campaña el jueves en Mataró y la cerrará en Barcelona, después de pasar por las tres otras capitales de provincia y por feudos o exfeudos socialistas como l'Hospitalet de Llobregat, Badalona y Terrassa. La gran incógnita es hasta qué punto podrán contar con los presos políticos. La única posibilidad es que puedan salir de la prisión, puesto que esta vez, como no son candidatos, no podrán entrar telemáticamente a los mítines desde los centros penitenciarios. Que para ERC son unas elecciones cruciales lo demuestra también su presupuesto de campaña: 1,9 millones de euros –700.000 de los cuales para la remisión electoral–, un 10% más que en 2017.