EFEMÉRIDE

Cuando la extrema derecha reivindicó el incendio de Montserrat

El Govern compró subfusiles a Israel para armar a los agentes rurales pero el Estado los requisó

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XAVI TEDÓ
3 min
01. Uno de las vertientes del macizo de Montserrat quemado por el incendio.  02. Uno de los monjes resguardant la imagen de la Moreneta de la capilla que se construyó a la cueva donde fue encontrada ante el avance de las llamas en una imagen que ganó el prestigioso concurso Fotopress del año 1987.

BarcelonaEste miércoles hace 35 años desde que la montaña de Montserrat quedó consumida por un fuego devastador. El 18 de agosto de 1986, Catalunya vivió con el corazón encogido cómo el incendio llegaba a las puertas del monasterio, que quedó incomunicado y sin luz durante horas. La virulencia de las llamas, que arrasaron el 75% de la superficie de la montaña, hizo que se planteara evacuar a todo el personal residente en la abadía, a pesar de que finalmente solo lo hicieron las monjas de Sant Benet, así como el millar de turistas y feligreses que habían ido de visita.

Era el cuarto incendio que sufría Montserrat en solo once días. Si ya se sospechaba que algunos de los anteriores habían sido intencionados, este todavía levantaba más suspicacias. Los bomberos encontraron conejos con algodón untado con líquido inflamable y el incendio se originó en tres puntos diferentes del parque natural. Poco antes de las ocho de las anochecer, una persona llamó al diario Avui y reivindicó el incendio en nombre de Milícia Catalana, una organización paramilitar españolista que atentaba contra sedes de entidades y organizaciones independentistas, librerías catalanistas y también clínicas donde se practicaban abortos como la Dexeus o locales de ambiente.

Lo hizo leyendo un comunicado. “Milícia Catalana se hace responsable del incendio de Montserrat que ha sido provocado porque el monasterio es la cuna del separatismo y como respuesta a los atentados de Terra Lliure”, explicó el supuesto autor del incendio, David Bertrán, un joven de 18 años. Fue detenido por la Guardia Civil justo después de hacer la llamada al rotativo en una cabina telefónica de El Bruc y no dejaba de referirse al fuego excitado con la acción que había cometido. Después de declarar en el cuartel de la Guardia Civil de Esparreguera, fue trasladado a los juzgados de Igualada, donde el juez le dejó en libertad el mismo día. Las pruebas no eran concluyentes.

Quemar un símbolo de Catalunya

“Había la voluntad de quemar Montserrat como símbolo de Catalunya porque el gran incendio vino precedido de como mínimo dos incendios que no cuajaron, que habían sido provocados”, explica Josep Miró y Ardèvol, el entonces conseller de Agricultura. Y añade: “Teníamos información de campo de que había intentos sistemáticos de provocar un gran incendio desde días antes”.

La oposición no avalaba esta hipótesis. “La oposición se negaba a aceptarlo y lo interpretaba como un argumento exculpatorio. El PSC siempre mantuvo que era un discurso victimista”, lamenta Miró. Quien sí que validaba esta tesis era la izquierda independentista, agrupada alrededor de la MDT. “En aquellos años los fascistas prendían fuego a nuestros bosques con un lema que decía: “¿Queréis una Cataluña para vosotros solos? La tendréis pero quemada ”, recuerda Carles Garcia, que fue militante del Front d’Alliberament Català (FAC). Él y otros activistas de esta organización armada que actuó en los años 70 fueron citados en la conselleria de Agricultura. “Nos propusieron entrar de agentes forestales como voluntarios para reforzar el cuerpo con personas de total confianza y voluntad patriótica”, relata el que fue uno de los cuatro presos de la fuga de Segovia que consiguió llegar hasta Francia. Miró admite las reuniones con gente proveniente del FAC: “Buscábamos a gente comprometida y el posicionamiento de la conselleria encontraba eco en este sector”.

Traspaso sin armas

La polémica llegaría con el armamento. Aquel año el Estado traspasó a la Generalitat el Icona, el cuerpo que gestionaba los incendios, pero no las armas de las que disponían. “Era una limitación de nuestras competencias y no éramos más que el Estado pero tampoco menos”, denuncia el ex conseller.

Ante la negativa del Estado, la conselleria compró subfusiles automáticos a Israel, pero la Guardia Civil los requisó en la aduana. Miró mantuvo diferentes reuniones con el entonces delegado del gobierno español en Catalunya, Francesc Martí Jusmet, pero no sirvieron de nada. “Era un diálogo de sordos. Interpretaban que queríamos crear un grupo paramilitar”, lamenta Miró. La Generalitat tampoco presentó batalla. “El Govern renunció a tener un cuerpo armado porque era un tema polémico e incómodo”, dice Miró evitando relacionarlo con el hecho de que Terra Lliure siguiera activa.

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