Feijóo se desvincula ahora del pacto de Castilla y León con Vox
Mañueco se muestra "sorprendido" por el rechazo de Tusk y Casado en su alianza con Vox
MadridQue Alfonso Fernández Mañueco haya permitido que Vox entre al primer gobierno autonómico del Estado va camino de convertirse en una losa para el mandato todavía no oficialmente estrenado de Alberto Núñez Feijóo. Aunque el presidente de la Xunta y aspirante a liderar el PP a partir de abril intente desvincularse de este pacto y culpabilizar al PSOE de no haberse abstenido para evitar que la extrema derecha entrara en el ejecutivo de Castilla y León, la realidad es terca. El gallego es la cara visible del nuevo PP desde hace ya casi dos semanas cuando los barones forzaron la salida de Pablo Casado –quien mantiene la presidencia del partido, pero no se ha dejado ver más públicamente–. Consciente de que tendrá que lidiar con este pacto como si lo hubiera firmado él, este viernes Feijóo ha empezado su campaña para dirigir el PP intentando desvincularse. "Se estrenan los castellanoleoneses", ha contestado desde Valencia cuando los periodistas le han preguntado si estrenaba campaña con un pacto con Vox.
La alianza de Castilla y León ya no se puede revertir y lo que hace ahora Feijóo es intentar demostrar que, a pesar de que la extrema derecha tenga por primera vez una silla en un ejecutivo y, por lo tanto, pueda decidir las políticas públicas de una comunidad, esto no condicionará los principios del PP. Así, Feijóo ha defendido la España de las autonomías, la Constitución y el europeísmo para desmarcarse de Vox. "Nunca seremos un partido populista", ha afirmado en su primer discurso oficial como candidato, junto al presidente de los populares valencianos, Carlos Mazón –uno de los cargos que pusieron a dedo Pablo Casado y el ex secretario general Teodoro García Egea–, donde ha evitado calificar a Vox de extrema derecha –tampoco lo hacía Casado–. "A veces es mejor perder un gobierno que ganarlo desde el populismo", ha añadido para defender que ellos no asumirán las políticas de Vox.
Para evitar que él se tenga que encontrar en esta disyuntiva cuando empiece a recorrer la carrera hacia la Moncloa, reivindica el camino de las mayorías absolutas. Es decir, trasladar las cuatro que ha obtenido en Galicia al Estado. Y por eso quiere conseguir que los votantes que se pasaron a Vox o Ciudadanos, así como los socialistas desencantados, elijan al PP en las próximas elecciones. "No creo en los gobiernos que se pactan a los despachos, no creo en un lío de partidos socialistas, comunistas, populistas, independentistas y nacionalistas", ha insistido. Feijóo, eso sí, ha vuelto a cargar contra la izquierda y les ha reprochado que den "lecciones de pactos".
Mañueco resta importancia al pacto
Alfonso Fernández Mañueco pasará a la historia por haber sido el primer presidente autonómico en abrir las puertas del gobierno a la extrema derecha, que el PP catalán avala y replicaría en Catalunya. Aun así, este viernes Mañueco ha intentado restar trascendencia al pacto. El acuerdo escrito PP-Vox hablaba de crear una ley contra la "violencia intrafamiliar " –negaba, así, la violencia de género tal como hace Vox– pero, según Mañueco, esta normativa no eliminará la ley de violencia de género que ya existe en Castilla y León, sino que será "complementaria" y se dirigirá, ha dicho, a combatir la violencia contra menores o personas mayores, a pesar de que en el programa también habla de "mujeres". No ha querido entrar en si luchar contra "el adoctrinamiento ideológico" en las aulas, como escriben los dos partidos en el programa de gobierno, quiere decir también instaurar el pin parental en Castilla y León –que ya funciona en Murcia–. Y tampoco ha querido detallar qué quiere decir gestionar una "immigración ordenada".
En lo que sí que ha sido explícito Mañueco ha sido al responder al presidente del Partido Popular Europeo, Donald Tusk, y también al todavía presidente del PP estatal, Pablo Casado, que este jueves rechazaron el pacto con Vox. Mañueco se ha mostrado "sorprendido" por esta reacción y ha recordado que el mismo Casado le había dado libertad para negociar su gobierno. Vox, en cambio, está exultante con el pacto. La portavoz del grupo en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, ha calificado de "rabieta de los perdedores" la oposición de Casado y Tusk. "Hacen el ridículo", ha espetado.