El fracaso de Feijóo deja paso a la hora de Sánchez y el independentismo
La insistencia de Junts y ERC con el referéndum añade presión a la negociación
Madrid / BarcelonaEs la hora del "gobierno de la mentira". Con este clima empezaba Alberto Núñez Feijóo la etapa que se abre ahora con el turno de Pedro Sánchez para la investidura, tras el rechazo anunciado del Congreso este viernes al candidato del PP, que a partir de ahora se pondrá a trabajar para deshacerse de Vox, el escollo para que el PP no encuentre más aliados que le conduzcan a la Moncloa. Mientras tanto, toda la presión se dirige al líder del PSOE. El reto de ligar los apoyos de Junts y ERC es mayúsculo y, con una amnistía que parece encauzada, la petición de los partidos independentistas desde el Parlament de trabajar en las bases de un referéndum ha añadido picante a la negociación, ahora sí en fase decisiva.
En la legislatura anterior, una derecha y una extrema derecha desbocadas señalaban un supuesto gobierno ilegítimo por sus pactos con formaciones que había repudiado en campaña electoral en 2019. Es el relato apocalíptico que debía llevar el PP y Vox a convencer a una mayoría de españoles para destronar el sanchismo, esa presunta estrategia de mantener el poder a cualquier precio. Las urnas no respondieron al anhelo de Feijóo y Sánchez tiene ante sí la oportunidad de reeditar el gobierno con Sumar. Eso sí, añadiendo Junts a la ecuación y debiendo aprobar una ley de amnistía que en campaña había rechazado. "No existe ningún éxito posible en el engaño", advirtió este viernes Feijóo desde la tribuna, y dibujaba dos salidas: "El gobierno de la mentira o la repetición electoral".
El presidente del PP volvió a dirigirse sin éxito a Sánchez : “Amnistía, ¿sí o no? Yo digo que no. ¿Y usted? Referéndum, ¿sí o no? Yo digo que no. ¿Y usted?” Éste fue el frame del debate de investidura de Feijóo, algo paradójico porque demuestra que el aspirante a presidente estaba de algún modo censurando al jefe del ejecutivo desde la oposición. Fue una actitud que le costó los reproches de los partidos de la mayoría plurinacional, la que le ha dicho que no y se ha emplazado a negociar la investidura de Sánchez, pero sobre todo de un PSOE que mostró su rostro más agresivo, personificado en Óscar Puente. En la última sesión del debate, acusó a Feijóo de “utilizar a Felipe VI para coronarse líder de su partido”. “Un hombre de estado no pisa los símbolos del Estado”, espetó.
La derivada del Parlament
La jornada en el Congreso empezaba enrarecida por lo que ocurría en el Parlament. Los partidos independentistas han sacado adelante este viernes un acuerdo de mínimos sobre las condiciones para apoyar al gobierno español: una ley de amnistía y "trabajar para hacer efectivas las condiciones de un referéndum". Un texto –aprobado con los votos de ERC y Junts y la abstención de la CUP– que ha molestado a los socialistas, porque consideran que cualquier consulta sobre la independencia es un “error” y que va en la dirección contraria a la “convivencia ”. Míriam Nogueras, de Junts, ha respondido desde la tribuna del Congreso criticando que la tesis de que el referéndum divide “nace de la extrema derecha”. Y, desde ERC, Teresa Jordà ha insistido en "fijar las condiciones para que Catalunya pueda votar".
El PSOE se vio obligado el jueves por la noche a emitir un comunicado rechazando la propuesta que habían pactado Junts y ERC en la cámara catalana, pero fuentes de Ferraz están convencidas de que todos los actores son conscientes del perímetro de la negociación. El líder del PSC, Salvador Illa, se mostró dispuesto a seguir avanzando en la desjudicialización del Procés, pero no a hablar de autodeterminación. Ahora bien, el PSC también se ha opuesto a la amnistía tal y como la han planteado los independentistas y los comunes en el Parlament: trabajar para “dejar sin efecto lo tipificado como infracción penal o administrativa” durante el Proceso de todas las “personas represaliadas por motivos políticos y en defensa de derechos y libertades en el contexto del conflicto social y político con el estado español”.
Esta iniciativa ponía también en un problema a los socialistas, que hasta ahora no han explicitado que estén dispuestos a aprobar una amnistía. Viendo cómo se han aplicado los indultos y la reforma del Código Penal, será Sánchez quien anuncie qué está dispuesto a hacer, y no con pistas indirectas a través de un voto del PSC a una propuesta de resolución del Parlament. El problema es que el no de los de Salvador Illa es un nuevo argumento para el PP si llega el momento en que, efectivamente, la amnistía vea la luz. En las filas socialistas han tratado de sacar hierro de la situación y enmarcaban los movimientos de Junts y ERC en su carrera particular, pero se la han devuelto blandiendo el espantajo de la repetición electoral. "Si hay que ir a elecciones, vamos", decía Illa a RAC1. “España antes fascista que rota, ¿no?”, ha replicado contundente la portavoz de la CUP, Dolors Sabater. La repetición electoral podría despegar el PSOE (y el PP) y perjudicar a formaciones como Sumar y los independentistas, por lo que Yolanda Díaz ha pedido “no hacer más ruido” y actuar con “responsabilidad”.
¿Negociaciones rotas?
¿El choque en el Parlament significa que las negociaciones están rotas? En ningún caso. Y tampoco implica que a partir de ahora Esquerra y Junts se coordinen. De hecho, ambos partidos continuarán con los canales abiertos (y separados) con PSOE y Sumar. Fuentes de ambos partidos remarcan que la resolución no pone ninguna nueva condición al PSOE –“Siempre hemos dicho que debe resolverse el conflicto de fondo”, dicen– e interpretan la reacción de los socialistas como una sobreactuación por el hecho de que se votaba la investidura de Feijóo. También resaltan que no están pidiendo poner fecha y pregunta a una consulta sobre la independencia de inmediato, sino un compromiso de Sánchez por abordar esta cuestión a lo largo de la legislatura. Que mueva ficha. Lo que sí ven “imprescindible” es que el 24 de octubre se apruebe la oficialidad del catalán en el Consejo de la Unión Europea.
Felipe VI hará la ronda de consultas lunes y martes y habrá que ver si ya sale una fecha para la investidura. Tras este pequeño tropiezo, en la Moncloa apuntan que fijar el día del debate cuando no hay necesidad podría ser contraproducente. La larga espera por el trámite de Feijóo llega a su fin y ahora es la hora de Sánchez y el independentismo, del precio de una investidura y de cálculos sobre la repetición electoral.