¿Cómo funciona Vox y por qué todavía no ha expulsado al díscolo Ortega Smith?

El partido de Abascal está condicionando toda la política española, de la Comunidad Valenciana a Extremadura hasta la línea de flotación de Génova 13

BarcelonaVox está condicionando de lleno la política en la Comunidad Valenciana, pero también han hecho tambalear la legislatura en Extremadura –negándose a ceder a las pretensiones del PP– y la incertidumbre plana en toda España. El PP transita tropezado con Vox al acecho, que a diferencia de los múltiplos varones territoriales con diversos acentos de los populares, cuenta con una unidad de criterio y una jerarquía muy marcada. ¿Cómo funciona el partido de Santiago Abascal? ¿Por qué todavía no ha expulsado a Javier Ortega Smith, el único díscolo de los fundadores que ha continuado tocando el corteza, pero permanece en la formación?

El partido de extrema derecha funciona con un principio de autoridad fuerte, que algunos definen "como un ejército" y los críticos lo ridiculizan hablando de "secta". Así, las disonancias se resuelven con expulsiones o dimisiones entre quienes no hayan querido acatar el criterio de la cúpula. Por eso, es raro que aún no se haya enseñado la puerta de salida a Ortega Smith, líder de Vox en el Ayuntamiento de Madrid y uno de los fundadores de la organización. En este sentido, es importante el factor Ortega Smith para entender la forma de operar de la formación en estos momentos, más sutil que en las constantes "purgas" que Ortega Smith protagonizaba cuando era secretario general, como todavía se recuerda internamente según fuentes consultadas. En octubre de hace dos años protagonizó una dura crítica a la cúpula con un aviso directo en un momento de varias bajas y un resultado electoral a la baja: "Vox no nació como un modus vivendi, como una agencia de colocación de amigos", advirtió entonces, advirtiendo de que no podía ser "el fin de nadie".

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Dos años después la pugna con la cúpula ha continuado y ha sufrido varias degradaciones orgánicas, dejando de ser vicepresidente de la formación por ser un mero vocal, si bien hace tres años ya había sufrido un revés perdiendo la secretaría general. Pero este noviembre ha dejado de ser portavoz adjunto en el Congreso -que lo pasa a ser Carlos Hernández Quero, de sólo 34 años- y se ha rebelado públicamente, también con una entrevista, en la Cope: ha dicho que era una decisión "injusta", "equivocada" y que no podía "entender". Por ahora, quien fue purgador no acaba de ser purgado. Purgas que no han llegado a quien fue clave para la expansión del partido en pleno Proceso, mientras que sí han sido expulsados ​​dirigentes como la hasta ahora portavoz en el Ayuntamiento de Palencia, Sonia Lalanda, además de la crisis con la cara visible en Castilla y León, con la dimisión de Juan García-Gallardo.

De la expulsión al hueso de las decisiones

Fuentes consultadas de la formación dejan claro que aún no se ha expulsado a Ortega Smith por varias razones: una de ellas es que "tiene dos cargos electos", concejal y diputado. Aunque no se sabe "cuando se le desplazará, la tendencia es apartarle porque siempre marca perfil y desafía a la dirección nacional", dicen las fuentes. Por ahora, "lo que se podía hacer ya se ha hecho" –relevarle de portavoz adjunto–, "es un buen momento" de crecimiento para Vox y valoran que "hay que ser inteligente y elegir el momento" para la purga, si es necesario. Pero queda claro que "está en rebeldía y llegará el momento de echarlo, porque es un tema de egos y de no aceptar su nuevo rol". Con la retirada del cargo de portavoz adjunto, ya han "dado una vez sobre la mesa para que se entere, pero él intenta tensar más la cuerda" y el próximo paso coincidirá con el periodo electoral del 2027 porque el análisis de la dirección es que "no tiene sentido" que siga formando parte del comité ejecutivo nacional. También está en juego el liderazgo de la candidatura municipal madrileña, donde todos los escenarios están abiertos, porque "electoralmente ya no suma", a juicio de varias voces del partido, y no ven que un díscolo pueda encabezar una lista. Por eso, eventualmente y si las tensiones pueden calmarse, podría haber un pacto de formar parte de la lista en lugares de salida, pero ahora mismo el ambiente de tensión es máximo.

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De hecho, incluso Abascal ha cambiado de puesto a Ortega Smith en el Congreso. "Ya no está detrás de Santi", comenta una voz conocedora, que remacha que "tiene números de ser apartado". "Aún no se le ha echado para no tensionar más ni darle protagonismo", dicen. A diferencia de Ortega Smith, Hernández Quero es "un valor al alza", que viene precisamente de la sala de máquinas como redactor de discursos, justamente con tótems del partido como el asesor de Abascal, Kiko Méndez Monasterio, que se dio cuenta del potencial para captar "voto obrero", algo que especialmente en Cataluña intentando hacer agujero en feudos socialistas.

La gestión comunicativa del caso Ortega Smith, o el hecho de que tampoco se haya expulsado al exportavoz Iván Espinosa de los Monteros –Ortega es su amigo y asistió en la presentación de su laboratorio de ideas diestro, Atenea– evidencian una forma de hacer que tiene un sello que no es de nadie más que del quinteto de las decisiones de Vox porque en el partido no se mueve nada si no lo deciden ellos bajo el liderazgo de Abascal. Además del líder y del actual secretario general, Ignacio Garriga, hay personas clave como el cerebro de la comunicación del partido, Álvaro Zancajo, además del asesor Kiko Méndez Monasterio, y de la mano derecha de Garriga, Montserrat Lluis, secretaria general adjunta. Si estas cinco piezas no mueven un dedo, nadie se mueve en el partido, según constató el ARA. Hay un control férreo.

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Todos ellos forman un grupo de coordinación que pone orden de cara a los mensajes que hay que soltar, los temas a priorizar así como si es necesario hacer una estrategia ofensiva en algún ámbito, de presión en el PP o de silencio para no enturbiar alguna negociación entre manos. Todo queda controlado, al igual que Luis es la filtradora de las iniciativas municipales y autonómicas para que haya "un mensaje único". Zancajo es clave, pero Méndez Monasterio también, que comparte una empresa de comunicación con Gabriel Ariza, persona que también es importante en este ámbito de Vox y cuyo padre es Julio Ariza, propietario del canal El Toro TV, cercano a Vox. Dentro de este grupo, Abascal, Lluis y Garriga, forman el comité de acción política para marcar las estrategias básicas de la formación. Garriga, además, se encarga del territorio con Lluis, mientras que la línea internacional y el peso en las alianzas lo tiene el eurodiputado Jorge Buxadé.