Elecciones en Euskadi

Gran Bilbao: el último bastión del PNV para detener a EH Bildu

El candidato del PNV, Imanol Pradales, abrazando al lendakari Urkullu.
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VitoriaEl PNV salvó el domingo a los muebles ante el enorme empuje de la izquierda soberanista. El empate a 27 escaños con EH Bildu se debe en gran parte a que mantiene su primacía en lo que es el gran caladero de votos vasco, lo que se llama Gran Bilbao: la capital de Vizcaya y el margen izquierdo de la ría (Barakaldo, Sestao, Portugalete y Santurtzi). Solo hace falta un dato: en el conjunto de la comunidad autónoma vasca, el PNV saca a EH Bildu 28.819 votos, mientras que en Bilbao capital la diferencia ya es de 27.766 votos a favor de los jeltzales. El enorme crecimiento de la izquierda soberanista en estas comarcas, donde han quedado en segunda posición por delante de los socialistas –por primera vez– no ha tumbado el fortín del PNV, aunque poco a poco se va resquebrajando. En el resto de Vizcaya la distancia entre el PNV y EH Bildu se estrecha cada vez más donde no ganan ampliamente los soberanistas de izquierda. Esto ocurre en localidades de la costa como Bermeo, Ondarroa o Gernika, o en la comarca del Duranguesat. En Vizcaya obtiene el 28,60% de los votos frente al 39,51% del PNV.

Guanyador a cada municipi en les eleccions al Parlament basc del 2024

EH Bildu, como apuntaban todas las encuestas, es primera fuerza en Gipuzkoa con el 40% de los votos. La izquierda independentista gana en todas las comarcas, excepto en la de Bidasoa (Irún, Hondarribia) y en la capital, Donostia, donde se queda en segunda posición a escasos 800 votos del PNV. Incluso gana en Eibar, tradicional feudo de los socialistas vascos y localidad natal de su actual líder, Eneko Andueza. El PNV se queda en Gipuzkoa en el 31,78%.

El PNV también sufre en Álava, donde la lista encabezada por Pello Otxandiano aventaja con 3.600 votos a los jeltzales y roza el 30%, gana ampliamente en Vitoria y en las comarcas del norte y también avanza fuertemente en el sur. En La Rioja Alavesa, por ejemplo, vence en poblaciones como Bastida, Villabuena (Eskuernaga) u Oion. La nueva estrategia de la izquierda aberzale va dando frutos en uno de los territorios donde tenía más problemas para que calara su discurso. Todo lo contrario que le ocurre al PNV, que se ha quedado con el 27%. Hace cuatro años, el PNV sacó a EH Bildu 100.000 votos; ahora son algo más de 28.000. La diferencia era de 31 a 21 escaños y ahora están empatados. En porcentajes de voto, los jeltzales pierden 3,5 puntos, mientras EH Bildu gana 4,9.

La otra gran lectura que debe hacerse respecto al futuro de EH Bildu es que la izquierda confederal (Sumar y Elkarrekin Podemos) prácticamente ha desaparecido. Sólo los primeros logran un representante por Álava, tras superar por poco la barrera del 3%, y se encontrará en el Grupo Mixto con la parlamentaria de Vox. La misma noche electoral, Otxandiano se mostró dispuesto a defender a estas 50.000 personas que se han quedado huérfanas de representación. El crecimiento de la izquierda soberanista a futuro apunta por ahí, además del voto joven. A la izquierda de EH Bildu vuelve a haber una pared.

En cambio, la gran batalla española en territorio vasco sigue igual. El PSE gana dos escaños (14% con un crecimiento de 0,7 puntos) y ayudará al PNV a formar gobierno, como estaba previsto. La mejor noticia para Imanol Pradales es que ambos suman mayoría absoluta (39). Por su parte, los populares ganan a un parlamentario y se sitúan en el 9% (+2,5), pero la mayoría absoluta les coloca en la intrascendencia.

Un futuro diferente

El PNV ha salvado los muebles y EH Bildu ha logrado los mejores resultados de la historia. Los jeltzales jugaron la carta del miedo y les vino bien que las terminales mediáticas del PSOE intentaran erosionar a Otxandiano con la no condena de ETA. Seguramente no hicieron que nadie que pensara votar por la izquierda aberzale acabara haciéndolo, pero sí activaron la participación de sectores conservadores que dudaban entre ir a votar y quedarse en casa. De hecho, es el PNV quien acabó imponiéndose precisamente en la circunscripción que más se movilizó en los comicios (Vizcaya tuvo dos puntos más de participación que Gipuzkoa y Álava).

No cabe duda de que estas elecciones dejan una mayoría de gobierno continuista, pero el nuevo Parlamento vasco también define otras dos mayorías y ambas pasan por EH Bildu: una soberanista que apuesta por el derecho a decidir, que forma con el PNV (54 escaños), y otra progresista (40) que configura con PSE y Sumar. La izquierda soberanista empata en escaños, pero gana en centralidad. Cuatro años son muy largos.

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