Los 'greatest hits' del pulso Ayuso-Casado
La guerra sucia es el último episodio de una lucha por el poder
MadridEl pulso por el poder entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso llega a una situación insostenible con la operación de espionaje que la propia presidenta madrileña atribuye a la dirección estatal del PP. Y eso que hace solo tres años eran amigos íntimos. Fue el dedo de Casado el que a principios de 2019 designó a una desconocida Ayuso al frente de la candidatura a las elecciones autonómicas que la acabaron llevando a la presidencia. Una apuesta personal del presidente del partido. Amiga de la etapa compartida en Nuevas Generaciones, ahora se ha convertido en su principal enemiga interna.
Todo empezó a romperse en época de pandemia, en paralelo a los problemas que Casado ya vivía con su entonces portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Son dos perfiles parecidos, partidarias de llevar su idea de libertad hasta las últimas consecuencias. A pesar de formar parte de un partido, recelan de las jerarquías y la obediencia a la dirección. Y a Ayuso le ayudó a potenciar este perfil quien le ha hecho de jefe de gabinete desde enero del 2020, Miguel Ángel Rodríguez (MAR), ex portavoz y hombre fuerte del gobierno de José María Aznar.
Ayuso exprimió su particular gestión de la pandemia como oposición a Pedro Sánchez, a veces diferenciada de la que hacían el resto de barones del PP. Oposición que incomodó en todo momento a Casado, que veía como era ella la que capitalizaba el descontento ciudadano hacia las políticas de la Moncloa, hasta el punto que se negó a obedecer algunas de las decisiones acordadas por todas las autonomías.
Las elecciones del 4-M
Durante la pandemia y a las puertas de las elecciones del 4 de mayo de 2021, la presidenta madrileña llegó a negociar con representantes de la vacuna rusa Sputnik V para llevar dosis a todo el Estado ante la "inoperancia" –decía– del gobierno español, antes de que la Agencia Europea del Medicamento autorizara su uso. Y a medida que crecía el aura de Ayuso quedaba más en cuestión la de Casado, a pesar de que durante algún tiempo consiguieran mantener las disputas en el ámbito privado.
Fue Ayuso la que tomó la decisión de convocar elecciones al ver la moción de censura de PSOE y Cs en Murcia y se la comunicó a Casado, que estuvo de acuerdo. El origen del efecto dominó con el que el PP pretende llegar a la Moncloa parte, pues, de la decisión de la presidenta madrileña y no de un elaborado plan ideado en la calle Génova.
Casado comprobó rápido que su influencia sobre Ayuso no era la misma que cuando la situó en 2019 al frente de la candidatura madrileña, cuando a Toni Cantó no le tenían reservado uno de los lugares de relevancia a pesar de su insistencia. La Junta Electoral y los tribunales acabaron dejando al actor fuera de la lista por no reunir los requisitos para poderse presentar y más tarde fue reubicado en una oficina de nueva creación y de cuestionado rendimiento.
Noche electoral eufóricamente complicada
La presidenta madrileña supo crear un relato alrededor de su particular concepción de libertad y de la cual sus políticas eran el máximo exponente. Génova se afanaba en atribuirse también el mérito del éxito de Ayuso, pero la misma noche electoral ya hubo un enfrentamiento entre el equipo de Casado y el secretario general, Teodoro García Egea, y el de la ganadora de las elecciones. Hubo discusión sobre si la dirección estatal también tenía que salir al balcón de la sede junto a Ayuso a celebrar la victoria. Finalmente, hicieron piña.
Arrasó en las urnas y se consolidó como un actor político de primera línea, a pesar de que ya hacía meses que circulaba el runrún sobre si, a la larga, Ayuso querría dar el paso a nivel estatal. Ella siempre lo ha negado, pero en Génova se detectaba un cierto interés del entorno de la presidenta, especialmente de MAR por hacer oposición a la dirección del PP. Lo alimentaban otras voces como la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, que cargó contra los "niñatos" y los "chiquilicuatres" de Génova que querían parar los pies a la intención –esta sí– de Ayuso de presidir el PP de Madrid. Y, a pesar de que no directamente, el mismo José María Aznar, padre espiritual de los dos pero que no ha dejado de echar reproches a una y poner piedras en el camino del otro.
La presidencia del partido y las cenas de Navidad
La disputa por el liderazgo del PP de Madrid ya no se pudo contener en el ámbito privado las tensiones. La presidenta madrileña defiende que tiene que ser ella también la líder del partido en la comunidad y ve conveniente celebrar ya el congreso que la sitúe en esta posición, a algo más de un año de que se tengan que volver a celebrar elecciones en Madrid. La cúpula del PP, sin embargo, no tiene ninguna prisa. A finales de 2021, sin embargo, el duelo se enfangó por la tentación de Génova de construir una candidatura alternativa o formar un tándem entre Ayuso y Almeida para el liderazgo del partido.
Las heridas se hicieron grandes coincidiendo con la celebración de la convención del PP en el mes de septiembre con la cual Casado quería reafirmar su liderazgo. La dirección ideó un formato que consistía en una semana entera de charlas por los diferentes territorios donde gobierna el PP, incluido Madrid, pero Ayuso tenía agenda en Nueva York y no asistió cuando la convención aterrizó en la capital española. En Valencia sí que participó y, como era de esperar, eclipsó al resto de protagonistas.
Dos meses más tarde, en noviembre, Casado ya pasó a los dardos explícitos. En una intervención en el congreso del PP de Andalucía, manifestó que en el partido "no caben personalismos" ni "solistas". "Esto no es un talent show de megalomanías", advirtió, en una crítica velada a la presidenta madrileña y a Álvarez de Toledo. Había guerra y todo se analizaba con lupa, incluso las dificultades que tuvo Mariano Rajoy para ponerles de lado en la presentación de su último libro.
Por si fuera poco incluso hubo reproches públicos por las comidas de Navidad con la militancia. El PP las desaconsejó en toda España argumentando los peligros de la sexta oleada del coronavirus, ante las críticas de la presidenta. "No hay motivos para cancelar de manera masiva ni comidas ni celebraciones", apuntó mientras fuentes de su equipo iban más allá denunciando que Casado quería evitar que ella consolidara su conexión con las bases.
Este jueves la presidenta ha decidido pasar al ataque directo contra Génova. El alto el fuego durante la campaña de Castilla y León se ha acabado y ha dejado paso a la guerra sucia.