El post 23-J

¿Dónde han ido a parar los votos del independentismo?

El PSC ha recibido 155.000 votos de antiguos votantes de ERC, 35.000 de Junts y 24.000 de la CUP

Toni Rodon
4 min
Papeletas y votantes en el Centro Cívico Sagrada Família de Barcelona

BarcelonaUno de los titulares de las elecciones del domingo es el duro golpe que han recibido las formaciones independentistas. ERC, Junts per Catalunya y la CUP han dejado escapar cerca de 700.000 votos: los republicanos, quienes más pierden, han visto desaparecer 416.000 apoyos respecto a las elecciones generales del 2019; la CUP ha perdido 149.000, y Junts 141.000. Si lo miramos en porcentajes, ERC ha retrocedido 10 puntos porcentuales respecto a 2019, Junts 2,5 y la CUP 3,5, un bajón que en el último caso ha dejado a la formación anticapitalista fuera del Congreso. Entre las tres formaciones, y si sumamos el PDECat-Espai CiU, el bloque independentista sumó el domingo un 28% de los votos, una de las cifras históricas más bajas. El principal beneficiado ha sido el PSC, que ha recibido más de 150.000 votos de antiguos electores de Esquerra, 35.000 de Junts y 24.000 de la CUP. Más de 200.000 votantes que en 2019 optaron por opciones independentistas ahora han preferido al PSC.

Trasvase de votos respecto a las elecciones de noviembre de 2019

El retroceso electoral del bloque independentista marca uno de los mínimos históricos. Se trata de un apoyo electoral lejos del número de independentistas que registran las encuestas –el último barómetro del CEO, realizado entre mayo y junio de este año, situaba en un 42% a los partidarios del estado independiente–. Como en todo bajón electoral, probablemente se mezclan causas estructurales, de largo alcance, con explicaciones más recientes, como el tipo de campaña que han hecho unos y otros. Más allá del argumentario, uno de los focos hay que ponerlo en lo que ha pasado con los votantes independentistas del 2019 que las formaciones no han logrado retener. ¿Dónde han ido a parar?

Campañas abstencionistas y abstención diferencial

Una de las primeras interpretaciones es que buena parte de los votantes independentistas esta vez se han quedado en casa. La participación en Catalunya ha sido del 65%, cinco puntos porcentuales menos que en el conjunto del Estado. Que nuestro país registre cifras de movilización menores que otros territorios en elecciones generales es algo habitual. Sin embargo, conviene señalar que ya se partía de una cifra baja, la de 2019, cuando la participación en las elecciones que se repitieron fue de un 69%. Si se compara con los comicios de abril de 2019, la magnitud de la caída es clara: incluso con un censo menor, en abril de 2019 votaron casi 600.000 personas más.

¿Quién ha engrosado las filas abstencionistas en Catalunya? Buena parte de quienes no votan son los llamados abstencionistas estructurales, es decir, perfiles que raramente se acercan a las urnas. Sin embargo, los resultados de una estimación estadística realizada a partir de los resultados electorales por sección censal indican que la abstención ha recogido esta vez a una buena parte de independentistas. Concretamente, los datos muestran que un 22% de los votantes de ERC de 2019 y un 14% de los votantes de Junts y la CUP, respectivamente, se han quedado en casa. En total, más de 300.000 votos independentistas de 2019 se habrían abstenido.

La eficacia de ciertas campañas abstencionistas por parte de la órbita soberanista, además de la insatisfacción de una parte de la ciudadanía por el rumbo nacional emprendido, podrían estar detrás de ese comportamiento. Pero se añadiría otro: desde hace unos años se observa una parte del electorado, pequeña pero creciente, de votantes catalanes que se abstienen en las elecciones en el Congreso y votan en el Parlament de Catalunya, sea por desconexión emocional o porque no le ven la utilidad. Se trata de un fenómeno llamado abstención diferencial y que tradicionalmente había existido en nuestro país, pero que actuaba justamente al revés –personas que votaban en el Congreso y no en el Parlament de Catalunya.

Fugas de votos

Sin embargo, la abstención de los votantes no es el único elemento que ha supuesto una estocada para el bloque independentista. Según las estimaciones estadísticas, ERC, Junts y la CUP no han sido capaces de retener a antiguos votantes y han sufrido fugas en varias direcciones, especialmente hacia el PSC. Así, un 18% de los votantes de ERC (156.000), un 10% de los de la CUP (24.000) y un 7% de los de Junts (35.000) habrían ido a parar a la candidatura encabezada por Meritxell Batet (más de 210.000 votos en conjunto).

Pero las fugas de votos también han tenido otros destinatarios. ERC es la más damnificada y ve cómo un 6% de sus antiguos votantes se marchan hacia Sumar y un 5% más hacia Junts. En cuanto a la CUP, una cuarta parte de sus votantes habrían optado por Sumar y un 10% por el PSC. Buena parte de ellos en la provincia de Barcelona; quién sabe si, solo reteniendo a buena parte de estos votantes, habrían mantenido la representación.

Como comportamiento contrario, destacan los patrones de Sumar. Pese a que buena parte de los votantes de En Comú Podem fueron a parar el domingo al PSC (205.000), Sumar es capaz de resistir recogiendo apoyos de diferentes fuentes, lo que le permite convertirse en segunda fuerza en las elecciones. Finalmente, los datos muestran cómo el PSC recibe votos de casi todo el mundo y cómo el PP consigue mejorar resultados gracias a que un 10% de los votantes de Vox del 2019 y la mitad de los votantes de Cs lo habrían apoyado (el resto van al PSC y a Vox).

Con todo, los datos parecen indicar un patrón claro: la combinación de abstención más fugas de voto hacia partidos de ámbito estatal han llevado al bloque independentista a registrar uno de los peores resultados de su historia reciente.

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