¿Qué se juega el gobierno español con la cumbre de la OTAN?
Sánchez espera relanzar su liderazgo junto a mandatarios como Biden
MadridEn La Moncloa no esconden su satisfacción por cómo han ido los preparativos de la cumbre de la OTAN que empieza este lunes con la llegada de las delegaciones y una cena de gala ofrecida por el rey Felipe VI a los participantes. “Está todo a punto”, afirman. El miércoles, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, subrayaba la importancia de la cumbre: “Es un reconocimiento al compromiso de España como un aliado fiable, un socio sólido en la seguridad euroatlántica. Y también una muestra de la capacidad logística del país para acoger una cumbre de estas características”.
El gobierno español ve en el acontecimiento una gran oportunidad para reforzar la imagen exterior de España. Todo se ha calculado al milímetro para ofrecer una buena impresión a los participantes. Se han habilitado dos pabellones enteros de Ifema para acoger la cumbre, con un total de 54.000 metros cuadrados. La sala donde se reunirá el consejo atlántico (“espectacular”, según la organización) tiene 1.700 metros cuadrados y capacidad para 290 personas, con 20 cabinas de traducción. El centro internacional de prensa ocupa 14.000 metros y está preparado para acoger a 1.300 periodistas. Se han construido 13 salas de prensa, una de ellas con capacidad para 400 informadores. Fuera del recinto de la cumbre, pero dentro de la feria, se situará el Centro de Coordinación de Seguridad, desde donde se vigilará tanto lo que pase en tierra, con 10.000 agentes entre policías nacionales y guardias civiles, como el espacio aéreo, una tarea que corresponderá al ejército. En el operativo participarán aviones AWACS de la OTAN. En total, se estima que la organización de la cumbre costará unos 50 millones de euros, un gasto que la Moncloa considera que es una inversión en términos de marca-país.
Agenda de Sánchez
En paralelo, la cumbre es una oportunidad para relanzar también la figura de Pedro Sánchez, que será el anfitrión de los principales líderes occidentales. Su agenda será frenética estos días. Empezará el martes recibiendo en La Moncloa a las 9 de la mañana al primer ministro de Australia, Anthony Albanese, en la que será la primera visita oficial a España de un jefe de gobierno australiano. A continuación recibirá a la primera ministra de Nueva Zelanda, la popular Jacinda Ardern, con quien La Moncloa asegura que Sánchez mantiene un contacto regular. Más tarde, el presidente español acompañará al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a una visita por las instalaciones de la cumbre. Y por la tarde, el plato fuerte: visita a La Moncloa del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que después se desplazará al Palacio Real para verse con Felipe VI. Durante la cumbre en sí, la Moncloa espera que Sánchez tenga encuentros informales con otros líderes, pero todavía se están pactando. Y el jueves recibirá al primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Como novedad en esta cumbre habrá una cena euroatlántica (con miembros y socios de la OTAN) el miércoles 29 en el Museo del Prado. En paralelo, la reina Letizia ofrece a los cónyuges de los participantes un programa paralelo con visitas culturales entorno a la capital. Todo para que se lleven un buen recuerdo a sus países.
Todos estos fastos provocan una incomodidad evidente en Unidas Podemos, que mantiene una postura anti-OTAN y se ha mostrado crítico con el envío de armas a Ucrania. No parece, sin embargo, que la mayoría de la sociedad española comparta esta postura: solo 2.200 personas, según la delegación del gobierno, han participado este domingo en la manifestación contra la cumbre que ha recorrido las calles de Madrid y que tenía el apoyo de IU.