La lección de Mamdani para la política catalana

Zohran Mamdani celebrando sus resultados.
09/11/2025
Subjefe de Política
2 min

BarcelonaEsta semana Zohran Mamdani ha dado la vuelta al mundo cuando ha ganado en la ciudad de Nueva York en tiempo de Donald Trump. Este estadounidense, declarado socialista, de 34 años, de origen musulmán, ha logrado conectar con el voto joven y dar una brizna de esperanza al Partido Demócrata, aunque sería un error pensar que se pueden extrapolar los resultados a todo Estados Unidos. A través de recursos que también utiliza la extrema derecha –redes sociales, mensajes simples y promesas difíciles de cumplir– se ha llevado la victoria, pero la clave de su discurso ha sido poner de nuevo en el centro las condiciones materiales de la población, sobre todo de la vivienda. Una cuestión que en los últimos años no ha ocupado el discurso central del Partido Demócrata, porque si no se explica por qué Trump ganó las elecciones como lo hizo. Mamdani ofrece una fórmula para luchar contra la extrema derecha, que es hablar de asequibilidad.

La vivienda es una preocupación mayoritaria también en Catalunya. La gente de Barcelona no puede vivir en su ciudad porque tiene que competir, con salarios bajos, con expats acomodados. Mientras, en las ciudades medias no hay oferta de alquiler ni de compra y siguen subiendo los precios (un 3,25% más en el segundo trimestre de este año). Esta percepción en la dificultad vital se percibe en las encuestas. Esta semana el CEO publicaba un sondeo en el que volvía a preguntar por las preocupaciones de la ciudadanía, y la vivienda era la primera para un 70% de los encuestados. Luego venía el paro (39%), la sanidad (38%), la inseguridad (33%) y la inmigración (33%). Y, a estos datos, se añadían otros preocupantes: un 82% cree que "cada vez es más difícil para una familia trabajadora llevar una vida digna de clase media", y un 74%, que "trabajar y esforzarse ya no garantiza vivir con seguridad económica".

Cabe preguntarse si, con unos indicadores diferentes, la extrema derecha tendría la fuerza en Catalunya que indica la demoscopia, tanto Vox como Aliança. Sobre todo porque, en esta misma encuesta, no se desprende que la ciudadanía catalana tenga animadversión al recién llegado. Cuando se pregunta sobre el impacto de la inmigración en la economía, un 62% consideran que es bueno; un 51% cree que enriquece la vida cultural del país; un 69% piensa que puede confiarse con gente de otra religión, y un 72%, de otra nacionalidad. Lo que sí genera más rechazo es cuando se pone en la ecuación de la pregunta la cuestión de las ayudas: un 52% creen que reciben muchas más los migrantes que los nacidos aquí. Parafraseando de forma actualizada a James Carville, asesor de Bill Clinton en 1992, ahora podría decirse que son las condiciones de vida, estúpido.

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