Leonor opta por el blanco para redimir la monarquía

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El juramento de la princesa Leonor como heredera de Felipe VI

BarcelonaLa princesa Leonor ha llegado a la mayoría de edad con una vestimenta conservadora, austera y poco juvenil... pero altamente simbólica, que de eso se trata. Y es que este aniversario está indefectiblemente injertado del sobrepeso de una institución que, frente a no encontrar el encaje en pleno siglo XXI, debe recurrir a la liturgia y la performatividad. La maquinaria para la supervivencia monárquica está funcionando a todo gas y hoy debe reconocerse que ha demostrado estar en plena forma. Leonor se nos muestra como un ángel redentor, con la misión de redimir a la monarquía española de su pecado original. Primero, a través del color blanco que le libera de la mácula de sus ancestros y representa pureza, pulcritud y transparencia. El maquillaje sobrio, el peinado sencillo que deja al descubierto la cara y la ausencia casi total de joyería destilan inocencia y le alejan del pecado de la codicia. solapas contundentes– representa la firmeza y la determinación necesarias para renovar la monarquía. La imagen de la princesa está medida hasta el último detalle, puesto que de ella depende el futuro de la institución. De hecho, lo que hemos visto hoy es la repetición de una práctica que todas las monarquías han utilizado desde antaño: el uso de la moda como herramienta imprescindible para legitimar y desplegar el poder. &_BK_COD_

El armario habitual de la princesa Leonor está poblado de trajes insípidos y con aires cursis. Pero no nos engañemos, esta vestimenta tiene una razón de ser: contentar al destinatario final, que no es otro que el sector conservador y de avanzada edad integrado por los partidarios de la institución. Por eso, unida a su juventud como símbolo de renovación y continuidad institucional, existe una clara voluntad de otorgar un aire maduro, obediente y sensato a una chica a la que, por edad y proceso madurativo, no le corresponde. De aquí provienen los vestidos pensados para mujeres de edades más avanzadas que suele llevar, como vestidos sastre y alpargatas con tacones, a menudo de marcas alejadas de la escena juvenil.

Pantalones para masculinizar

A veces también se afanan por hacernos saber que algunas piezas provienen de marcas de confección o que repiten estilismo, para construir la falacia de la monarquía “campechana”, cercana y con cultura del ahorro. Con los zapatos de tacón, que lleva desde los 15 años como rito de paso a la adultez, parece que la madre de la princesa haya olvidado el neuroma de Morton que le han causado a ella. Pero todo vale para hacer crecer a Leonor, tanto en edad como en altura, y que en las fotografías familiares nunca quede sobrepasada visualmente por su hermana, como ha sucedido hoy también. Pese a los aires de apertura que nos quieren transmitir, la melena, los vestidos con corte en la cintura y la ausencia de pantalón en los actos oficiales dejan claro que su visión de la feminidad está lejos de ser moderna. Sin embargo, hoy ha sido la excepción que confirma la regla y los pantalones encarnan la vieja práctica de masculinizar a las mujeres para que las tomen en serio en los entornos profesionales.

Pese a que un sector de la prensa con tono cortesano hable de "Elionormania" y repita tozudamente frases como "la princesa Leonor ha arriesgado, acertado e impresionado" o "embajadora perfecta de la moda española", cabe decir que su moda ni rompe, ni lidera, y difícilmente incrementa feligreses entre la juventud, que es a la que verdaderamente deben seducir para asegurarse el futuro. Simplemente encarna una forma de vestir sin estridencias, por lo que la monarquía no se haga notar –quien día pasa año empuja–, y conservadora, ya que, en el fondo, todo lo que quieren es eso: conservar la institución.

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