Polémica

La Moncloa receta pasar página sobre Garzón

Los socios rebajan la tensión pero la oposición no afloja

Joan Abel Yuste
3 min
El ministro de Consumo, Alberto Garzón

Bandera blanca en la Moncloa por la polémica sobre la carne. Han tenido que pasar diez días de reproches después de que se hicieran virales las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre las macrogranjas, para que los socios de gobierno hayan decidido este jueves acabar la guerra. Si durante los últimos días casi todos los miembros de las dos alas del gobierno han ido apareciendo en los medios para tensar la cuerda, hoy ha sido el día para empezar a pasar página, y el desfile de declaraciones ha servido para intentar poner punto final a la polémica.

Las ministras de Transportes y de Ciencia e Innovación, las socialistas Raquel Sánchez y Diana Morant, han sido las primeras en rebajar la tensión. Sánchez ha pedido “huir del ruido” que ha generado una polémica que considera que ha durado "demasiados días", a la vez que ha remarcado que el gobierno "tiene buena salud", y Morant ha rebajado el asunto a la categoría de "anécdota".

También Unidas Podemos ha evitado echar más leña al fuego. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha afirmado sentirse "orgullosa" de un gobierno que "mira hacoa adelante", y Garzón, el ministro señalado, ha evitado referirse a las críticas que le han estado llegando desde el PSOE. Precisamente este jueves, el titular de Consumo se ha reunido con la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, que le han pedido "tancar la polémica".

Entre las voces que todavía no se habían oído estaba la de la ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta tercera del ejecutivo, Teresa Ribera, a pesar de que precisamente Garzón había situado en el impacto ambiental de las macrogranjas la base de su crítica. Lejos de alinearse con las posturas más beligerantes con el dirigente de la formación lila que otros miembros del PSOE han ido exhibiendo, Ribera ha descartado que hubiera ningún motivo para cesar al ministro —ha sido el primer miembro socialista del gobierno que lo expresa tan claramente— e incluso ha admitido parte de sus postulados. En este sentido, ha reconocido que algunas explotaciones industriales “seguro que tienen un margen de mejora muy notable desde el punto de vista social, ambiental y de bienestar animal”.

Cambios en el núcleo del ejecutivo

Este cambio de discurso se produce después de que la Moncloa haya reformulado su estructura comunicativa. Antonio Hernando, director adjunto al gabinete de la Presidencia, se incorpora, desde este jueves, funciones en la política comunicativa del gobierno, y asume la "unidad de Estrategia" del ejecutivo. Hernando, que ha capitaneado el barco comunicativo en la tormenta de las macrogranjas, es quien ha perfilado ahora este cambio de discurso y quien ha pedido enterrar las hachas de guerra.

Y si bien los decibelios han bajado dentro del ejecutivo de Sánchez, la oposición sigue exigiendo el cese de Garzón. A menos de un mes de las elecciones en Castilla y León, que han servido para ampliar la polémica, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, ha vuelto a pedir la dimisión del ministro, y el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha criticado que Pedro Sánchez “no mande dentro del gobierno”. En paralelo, el pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha, a instancia de Cs y el PP, ha exigido al presidente autonómico, Emiliano García-Page –uno de los socialistas más críticos con Garzón–, que lo repruebe.

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