Nazis y racistas contra un niño: así construye la derecha el caso Canet
La derecha utiliza el caso de la escuela del Maresme para presentar una Catalunya totalitaria y un gobierno español cómplice
Madrid¿Qué tienen en común la Alemana nazi, el régimen racista del apartheid, la segregación racial en los Estados Unidos de los años 60 o los asesinatos de ETA, aparte de ser ejemplo de graves violaciones de los derechos humanos? Pues haber sido puestos como ejemplo de lo que pasa en la Catalunya del siglo XXI a raíz del caso de la escuela de Canet, donde una familia que ha ganado un caso a la justicia para obligar al centro a introducir más clases de castellano recibió comentarios críticos y ciertamente desafortunados en las redes sociales por parte de personas que no eran ni del pueblo.
A pesar de que el salto que hay entre unos tuits y el ambiente de opresión contra los judíos en la Alemana nazi o el racismo estructural en la Suráfrica del apartheid no soporta el más mínimo rigor histórico, la derecha política y mediática ha construido un caso, aprovechando que el protagonista involuntario es un niño de cinco años, que les está funcionando para desgastar al gobierno español e intentar azuzar un conflicto en las escuelas catalanas. Veámoslo.
Vox y la Alemana nazi
El diputado de Vox Julio Utrilla Cano empieza su discurso de este miércoles desde la tribuna del Congreso para defender una moción a favor del castellano. El inicio ya es impagable. "Por todos es sabido que la izquierda radical catalana detesta el mundo cinegético; aun así, disfruta y se deleita con la cacería humana de un niño de cinco años". Es decir, los independentistas catalanes son seres infrahumanos que, como se decía de los comunistas en los 30, se comen a los niños. Utrilla continúa: "Elijan bando: con el niño y su familia o con los nazis que les asedian". Y la guinda final: "Nos dirán que atacamos la convivencia. Esto mismo le decían en los guetos judíos los colaboracionistas con los nazis". En toda la campaña contra el catalán nunca han faltado las comparaciones con la Alemana nazi y los judíos, aunque sea por parte de un partido de ultraderecha y xenófobo.
Casado: abusos sexuales y apartheid
El líder de la oposición, Pablo Casado, ha copado los titulares de este miércoles con el uso de la interjección coño ("¿Qué coño tiene que pasar en España para que usted [Sánchez] asuma alguna responsabilidad?", pero lo más grave de su discurso no ha sido esto, sino que ha mezclado al niño de Canet con casos de abusos sexuales. En concreto, el caso de la prostitución de menores tuteladas en las Islas Baleares y la condena por abusos contra el ex marido de la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra. ¿Cuál era el objetivo? Concluir que este es un gobierno que "deja desprotegidos a los menores". ¿Hay cosas peores que un gobierno que no protege a los niños? ¿Qué clase de padres son los diputados que se alinean con Sánchez en este caso?
Casado ya habló el martes desde Catalunya de "apartheid lingüístico" y explicó cuál era, a su parecer, el objetivo de la inmersión lingüística: "Están utilizando la lengua como un instrumento de ingeniería social para etiquetar y separar a ciudadanos de primera y de segunda". Es decir, un sistema que justamente busca borrar diferencias es acusado de lo contrario. También exigió a Sánchez comportarse como "Kennedy", es decir, comparando la situación de Catalunya a la de los estados del sur donde el gobierno federal de los Estados Unidos tuvo que intervenir en los años 60 para que se respetaran los derechos de los negros. El discurso, nada sutil, intenta equiparar catalanismo con racismo. Los blancos, en este caso, serían los catalanes de origen, y los negros, los inmigrantes castellanoparlantes de otras partes de España.
En su respuesta, el presidente español, Pedro Sánchez, ha reprochado a Casado estas comparaciones. "¿Pero ustedes saben qué significó el apartheid en Sudáfrica? ¿Cómo es posible que tengamos al líder de la oposición hablando de un problema como si esto fuera el Misisipi del 1960 en los Estados Unidos?"
Carrizosa y ETA
Mientras tanto, en el Parlament, el líder de Cs, Carlos Carrizosa, ha llegado a afirmar esto este miércoles: "Canet es una especie de Ermua, salvando las distancias". Ermua es el pueblo de Euskadi donde nació Miguel Ángel Blanco, el regidor del PP asesinado por ETA en 1997 de un disparo en la cabeza. La alusión al conflicto vasco ha indignado al president, Pere Aragonès, que ha recriminado que se intente relacionar el terrorismo de ETA con el "debate" que hay sobre la inmersión. "Hoy se ha equivocado. Tiene la oportunidad de pedir de disculpas", le ha dicho el president a Carrizosa. Sin embargo, no ha habido ninguna rectificación. Las comparaciones del independentismo catalán con el terrorismo etarra han abundado durante el Procés, sobre todo en el intento de dibujar una especie de coacción ambiental similar, pero nunca se había llegado a comparar un asesinato concreto y su impacto con lo que pasa en Catalunya. "Dejen en paz la escuela catalana", ha pedido Aragonès con tono serio.
Construcción de imaginarios
La pregunta es: este discurso en que se presenta una mitad de la sociedad catalana como nazi y la otra mitad como víctima, ¿funciona? Para el politólogo Ignacio Sánchez-Cuenca la respuesta es que sí, sobre todo fuera de Catalunya. "El PP ya hacía analogías con la Alemana nazi cuando ETA estaba en activo, pero cuando el terrorismo desaparece se encuentra con un vacío, porque antes estaba políticamente más cómodo y no tenía que hablar de cuestiones socioeconómicas. Ahora reproducen el molde con Catalunya, que es un conflicto que está vivo". Para el autor de La desfachatez intelectual (Catarata, 2016), la idea expresada por Carrizosa demuestra que buscan "encender la mecha que provoque una oleada de denuncias que haga colapsar la inmersión". "Para esto ponen toda la carne en el fuego cuando hay un caso como el de Canet, y es una estrategia que desde su punto de vista puede funcionar".
La también politóloga Cristina Monge opina que la derecha "busca construir un imaginario de gobierno ilegítimo desde el primer día, y va aprovechando episodios concretos como el de Canet para lanzar la idea de que no se protege a los niños". Monge cree que este caso es paradigmático de cómo se construye un caso: "Si alguien no sabe con detalle lo que pasa, la idea que queda es que se quiere apedrear a un niño porque quiere aprender español". El objetivo, a su parecer, es no tener que hacer una oposición "bajando al por menor de las leyes" y se apuesta por una "política puramente emocional".
Entre las respuestas que ha habido en el Congreso destaca la del diputado de En comú Podem Joan Mena, que ha reivindicado sus orígenes andaluces y ha defendido que son ellos precisamente los que más defienden la inmersión. Mena ha acabado con un ruego a la derecha para que paren su escalada verbal porque "la utilización política de un niño de cinco años es repugnante".