El Parlament rechaza el referéndum unilateral de la CUP y avala la mesa de diálogo
ERC hace frente común con el PSC y los 'comuns' para negociar con el Estado y JxCat se abstiene
BarcelonaEl Parlament ha fijado este jueves un nuevo rumbo al Procés con una mayoría que hace muy poco hubiera parecido inimaginable. Por un lado, ha rechazado la propuesta de la CUP de poner fecha a un nuevo referéndum unilateral en esta legislatura y lo ha hecho porque ERC y JxCat no lo han querido apoyar. Por otro, la cámara ha avalado la negociación política con el Estado a través de la mesa de diálogo entre gobiernos y lo ha hecho con los votos conjuntos de ERC, los comuns y el PSC. En resumen, las nuevas coordenadas de la política catalana se han fijado con el independentismo dividido sobre qué hoja de ruta hay que seguir y con el PSC y los comuns dando juego a la negociación. Ha vuelto la geometría variable al Parlament.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se encuentra con la paradoja de que sale reforzado del debate de política general por un flanco, el de se su estrategia sobre cómo encarar el Procés, y sale debilitado por otro: ha hecho enfadar a la CUP, de quien quería que fuera el socio que le diera estabilidad a su ejecutivo en las cuestiones del día a día. Así, ahora tiene el aval político de la cámara para seguir adelante con la vía dialogada para intentar conseguir el referéndum pactado y la amnistía a través de la negociación con el gobierno español. Sin embargo, ha alejado a la CUP como compañero de viaje para intentar aprobar los presupuestos de la Generalitat del 2022, la ley más importante que necesita un gobierno para sobrevivir al oleaje.
La principal conclusión que deja el debate es la de un independentismo sin una propuesta común. No es que sea una sorpresa, pero el Parlament ha actuado de amplificador. Este jueves por la mañana unas horas antes del pleno, ERC, JxCat y la CUP todavía se han concedido una reunión para intentar pactar una propuesta conjunta sobre el rumbo del Procés que aglutinara las tres sensibilidades. Es decir, que matizara la contundencia de la propuesta de los cupaires –flexibilizando los plazos para hacer el referéndum, por ejemplo– y subiera los decibelios de la de ERC y JxCat. No ha habido manera. Esta vez no habido ni el giro de guion final de otras ocasiones.
A la hora de los discursos, los avisos cruzados desde el atril de la cámara que ya son habituales. La cupaire Dolors Sabater ha mostrado incredulidad sobre si "alguien se cree" que el Estado aceptará en algún momento un referéndum acordado, mientras que Marta Vilalta (ERC) ha replicado que "la confrontación más útil es la que se hace negociando con tu rival". También JxCat ha cargado contra la idea cupaire, con Mònica Sales advirtiendo que sustituir el 1-O "solo tiene sentido si es sustituido por un referéndum acordado". El resumen más esmerado de todo se ha reflejado en dos ocasiones en la pantalla de votación del Parlament. Con la propuesta del referéndum unilateral, la CUP ha votado a favor, ERC abstención y JxCat en contra. A la hora de votar sobre la mesa de diálogo, el mismo esquema pero con los papeles cambiados: ERC a favor, Junts abstención y la CUP en contra. Los pocos puntos de conexión en clave de Procés los han encontrado en la defensa del ex president Carles Puigdemont después de su última detención en Cerdeña y también con el compromiso de que el Parlament lelve una ley de amnistía al Congreso. Han sido de los únicos momentos en los que los 74 votos independentistas han votado en la misma dirección.
Que Aragonès salga del debate con un aval para el diálogo no quiere decir que se encuentre las cosas fáciles en Madrid. Con el independentismo dividido, el PSC y los comuns han explicitado sin reservas su apoyo a la mesa, pero con sus respectivas advertencias. "No hay otro camino que no sea el del diálogo", ha concedido la diputada Alícia Romero (PSC), a pesar de que los socialistas se mantienen firmes en la negativa al referéndum acordado y a la amnistía. David Cid (comuns) también ha puesto su partido a disposición pero le ha reclamado a Aragonès que admita que en este conflicto todo el mundo tiene razón solo "a medias" y que empiece por asumir objetivos realistas como una reforma del sistema de financiación.
La cohesión del Govern
El pleno empezó el martes con el presidente Aragonès y el vicepresidente Puigneró entrando juntos al salón de plenos para intentar escenificar la cohesión del Govern, ha acabado este jueves con una imagen muy diferente: el enojo de ERC por el hecho de que JxCat haya pactado con el PSC una resolución a favor de la ampliación del aeropuerto. La cohesión del Govern no sale más debilitada de lo que entró, pero los esfuerzos para reforzarla han sido en vano. El proyecto del aeropuerto los divide y ahora no es solo una intuición o un conflicto sepultado, sino que queda plasmado en una votación en sede parlamentaria.
Si JxCat ha votado con los socialistas sobre el aeropuerto, ERC lo ha hecho en defensa de la mesa de diálogo. Así, del debate de política general sale la rotura en temas clave de la dinámica de bloques –independentista y no independentista– que estaba instalada en el Parlament desde hacía mucho tiempo. Y con estos ingredientes, el próximo objetivo del Govern será negociar los presupuestos. Hoy las alternativas han quedado más definidas que nunca: o la CUP o el PSC.