¿Qué pasaría si Sánchez perdiera una cuestión de confianza?
El presidente del gobierno español se vería obligado a dimitir si no obtuviera más votos a favor que en contra
MadridTodo apunta a que Pedro Sánchez no se someterá a la cuestión de confianza que Carles Puigdemont le reclama. Por mucho que Junts lo plantee en el Congreso, el presidente del gobierno español es el único que puede activar, previa deliberación del consejo de ministros, este instrumento previsto en la Constitución. caso en Junts, ¿cómo funcionaría? ¿Qué pasaría si perdiera una hipotética cuestión de confianza? misma la mayoría simple de diputados", recoge la carta magna española en el artículo 112, que establece que es el presidente español quien puede plantearla en el Congreso "sobre su programa o sobre una declaración de política general". Aunque no necesite mayoría absoluta, sin el voto a favor o la abstención de Junts el jefe del ejecutivo español no lograría superar la cuestión de confianza, asumiendo que el PP y Vox votarían en contra de su continuidad. "Si el Congreso niega su confianza al gobierno, éste presentará su dimisión al rey", prevé el artículo 114 de la Constitución. aquí, ya diferencia de lo que ocurriría con una moción de censura, se abriría un período incierto. El Estado volvería al escenario previo a la investidura de Sánchez. Mientras que con la aprobación de una moción de censura se entiende investido el candidato alternativo y el monarca le nombra directamente nuevo presidente, con la cuestión de confianza se activaría una ronda de consultas de Felipe VI con los grupos parlamentarios por designar a un candidato. Si Junts, por mucho que hubiera votado contra Sánchez junto al PP y Vox, no se aviniera a hacer presidente Alberto Núñez Feijóo como ocurrió hace un año y pico, se llegaría a un escenario de bloqueo que acabaría llevando a una nueva convocatoria electoral
Los precedentes de Suárez y González
Si Sánchez diera el paso, no sería la primera vez en democracia que se vota una cuestión de confianza en el Congreso, sino la tercera. En septiembre de 1980 estrenó este mecanismo Adolfo Suárez, de la UCD, que no contaba con mayoría absoluta y decidió reclamar el apoyo de la cámara baja para superar la crisis económica del momento y sacar adelante el desarrollo de la Constitución aprobada menos de dos años antes. Consiguió 180 votos a favor, cuando sólo había obtenido 168 en las urnas, saliendo victorioso de la cita. Ahora bien, dimitió cuatro meses después.
Diez años después fue otro socialista quien decidió utilizar este instrumento. Felipe González, en abril de 1990, se sometió a una cuestión de confianza por la polémica ocurrida en las elecciones generales celebradas en octubre del año anterior. El escrutinio fue muy lento, y entre acusaciones de irregularidades y recursos del PP a tres circunscripciones, González optó por buscar un segundo aval del Congreso una vez investido. También la superó, puesto que el PSOE estaba a sólo un escaño de la mayoría absoluta.
El caso de Puigdemont en Cataluña
El propio Puigdemont decidió someterse a una cuestión de confianza, en este caso en el Parlament, en pleno Proceso ante las dudas de la CUP, que poco antes le había tumbado los presupuestos. El expresidente de la Generalitat superó la cuestión de confianza en septiembre del 2016 con el encargo de culminar el camino hacia la independencia y la celebración de un referendo al año siguiente. En ese caso, la decisión de someterse a una cuestión de confianza dependía también únicamente del jefe del ejecutivo.
La proposición no de ley que Junts ha presentado en el Congreso para forzar a Sánchez no tiene capacidad de obligarle a someterse a una cuestión de confianza. De hecho, el PSOE podría paralizar la iniciativa en la mesa de la cámara baja, donde tiene mayoría con Sumar. En todo caso, si los socialistas permiten la votación, fuentes de Junts explican que su proposición no de ley instando a la cuestión de confianza no se votaría hasta febrero, aproximadamente.