¿Qué Pedro Sánchez se encontrará Aragonès en la Moncloa?

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pedro Sánchez aplaudido hoy en el Congreso  de los Diputados, en Madrid

MadridCuando Pere Aragonès entre este viernes en la Moncloa se encontrará a un Pedro Sánchez exultante, muy crecido y convencido de que la cuestión catalana es solo un pequeño obstáculo en comparación con todos los que ha tenido que superar. Y no se puede dudar que tiene motivos para estar satisfecho. Después del batacazo andaluz, la Moncloa diseñó un final de curso que tenía que servir para equilibrar la balanza. La cumbre de la OTAN fue un éxito rotundo de organización y situó a Sánchez en el escaparate internacional. Y el debate de política general le ha servido para recuperar la iniciativa política e insuflar nuevas energías a la izquierda. La abstención del PP este jueves al segundo decreto de medidas contra la guerra es todavía una última victoria en una semana fantástica. Demuestra que es él quien tiene el control del BOE y del calendario electoral, y le queda un año y medio por delante para ir asfixiando a Feijóo poco a poco.

Este nuevo Sánchez triunfador, sin embargo, necesita socios para aprobar los presupuestos del año que viene. Y aquí es donde Aragonès tiene una ventana de oportunidad. El reto del presidente catalán es hacer bajar de las nubes a su homólogo español y convencerlo para que haga algún paso significativo en la agenda antirepresiva. Sánchez, por su parte, intentará rebajar al máximo el precio al apoyo de ERC a los presupuestos con el argumento de que a todo el mundo le irá bien tener dinero fresco en un año, el 2023, que se prevé económicamente complicado. Y también, claro, con el argumento de que si él cae lo hará también todo el esquema del diálogo y la distensión.

Reforma de la sedición

El posicionamiento del abogado general del TJUE a favor del juez Pablo Llarena también brinda a Aragonès una nueva carta para jugar. La reforma del delito de sedición aparece ahora como una solución posible para Carles Puigdemont (y Marta Rovira). Y esta solo puede llegar mediante la negociación con el gobierno español y articulando una mayoría en el Congreso.

En todo caso, no se espera que haya grandes anuncios. La noticia será la reunión en sí. El líder de la parte catalana y el de la española tendrán la oportunidad de decirse las cosas a la cara y calibrar si hay camino para recorrer o no. Los dos tienen incentivos para continuar con el diálogo comenzado el septiembre pasado, así que tenemos que esperar la constatación de las diferencias pero también el compromiso de perseverar. Ahora bien, para ser creíble, la mesa entre gobiernos se tendría que reunir antes de vacaciones y dar ya algún fruto concreto. Para Sánchez, esto supondría marchar con el apoyo de ERC encarrilado. Y para Aragonès, la primera victoria de su apuesta estratégica por el diálogo.

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