PSOE y PNV cierran un acuerdo y Sánchez ya tiene todos los votos para la investidura
Ambos partidos han firmado el pacto esta mañana en el Congreso
VitoriaPedro Sánchez remacha el clavo para garantizarse la investidura. Después de el acuerdo con Junts, esta mañana ha firmado finalmente el pacto con el PNV, el último apoyo que le faltaba para continuar en la Moncloa. El entendimiento se ha sellado a las 11 horas en un acto con la participación del presidente de la formación vasca, Andoni Ortuzar, y el propio Sánchez en una sala del Congreso. Está previsto que Coalición Canaria también acabe dando el suyo sí, por lo que el candidato acabará contando con 179 votos en la investidura.
El del PNV era à el último apoyo que le faltaba al PSOE. Sumar, ERC, BNG... todos han ido firmando, incluso EH Bildu le dio con la justificación de que nunca el PP gobernará si depende de ellos. El último en sellar un pacto había sido Junts per Catalunya y, de hecho, con los votos de Carles Puigdemont el PSOE incluso tendría suficiente con la abstención de los jeltzales.
A la espera de los detalles del acuerdo, en esta ocasión tampoco el PNV ha planteado unas reclamaciones desorbitadas, ni líneas rojas. Ha seguido la misma dinámica, la misma que siguió con González, con Aznar, con Zapatero, con Rajoy y durante la pasada legislatura también con el propio Sánchez. Y siempre ha llegado a acuerdos. Su esquema negociador siempre es el mismo.
Primero. Transferencias. Lanza la idea de que esta vez sí debe ser la legislatura del completo desarrollo del Estatut de Gernika (aprobado en 1979). Después fija una serie de transferencias, en esta ocasión materias como el Puerto de Pasaia, el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa), los Paradores o los edificios en poder del ministerio de Salud, dejando a la Seguridad Social (políticas pasivas de empleo) para trabajar con tiempo. Sabe que ningún gobierno español romperá la caja única gratia te amore.
Segundo. Invasión competencial. Como buen partido defensor y gestor de la autonomía, el PNV siempre ha estado alerta para que Madrid a través de leyes estatales no invada competencias que ya están transferidas a la comunidad autónoma vasca. Especialmente, aquellas que chocan con su ideología y su forma conservadora de entender las políticas públicas, como ha ocurrido recientemente con la ley de vivienda. Huye como gato escaldado de las políticas progresistas que significan intervención de los mercados o de la economía.
Tercero. Impuestos extraordinarios. Durante los últimos meses los jeltzales han sido especialmente críticos con el gobierno de Sánchez con todo lo que tiene que ver con los impuestos extraordinarios en la banca, las eléctricas y las energéticas. Esto es, con los impuestos a BBVA y Kutxabank, a Iberdrola ya Repsol (Petronor), que lidera Josu Jon Imaz, expresidente del partido.
Una estrategia calculada
¿Por qué no había firmado el PNV hasta ahora? Porque necesitaba que se apagaran las luces de los demás para que se encendiera la suya. Estar bajo el foco para lanzar el mensaje de que todavía es el socio preferente y necesario para la gobernabilidad del Estado. Necesitaba este titular: "Gracias al PNV hay Gobierno". Punto y seguido a un capítulo más en la lucha enconada por ser el único interlocutor vasco, pese a tener menos escaños que EH Bildu.
La realidad es que el PNV estaba seguro de que si provocaba unas nuevas elecciones le meterían en el mismo saco que en el PP y en Vox, y –lo más importante para los jeltzales–, aunque no las tenga todas sobre si el PSE le apoyará para mantener al gobierno vasco (2024, año electoral), de lo que no tiene ninguna duda es que si no apoya a Sánchez ya se puede despedir de Ajuria Enea.