Pegasus podría pasar a manos norteamericanas
Un contratista de EE.UU. negocia con NSO Group para quedarse su software espía
BarcelonaPegasus, el software con el cual se ha investigado más de 60 líderes independentistas, podría pasar a manos norteamericanas. De Tel-Aviv a Miami. El contratista de material de defensa L3Harris, con sede en Florida, negocia con NSO Group para comprarle su software espía, según revelan The Washington Post, The Guardian y Haaretz. Y esta posible compraventa ya ha puesto en alerta la Casa Blanca, que el noviembre del año pasado sancionó a NSO Group y ahora está "profundamente preocupada" por esta posible operación. Ahora mismo ninguna empresa norteamericana puede comprar ni vender productos a NSO y de hecho esto ha provocado en buena parte que la empresa israelí esté en quiebra, con una deuda estimada de 450 millones de euros. Este déficit también explica que NSO vea con buenos ojos la operación y varias fuentes hablan directamente de un "intento para salvar la empresa".
Para la administración Biden esta operación podría plantear "serios" problemas de contrainteligencia y seguridad. Concretamente, la transacción incluiría la venta del código de piratería y el acceso a los desarrolladores del software y, según informa The Times of Israel, los principales obstáculos se encuentran en el hecho de que los gobiernos de EE.UU. y de Israel tienen que dar el visto bueno a la compraventa. Además, todavía está para acordar si Israel podrá mantener la supervisión del software y también si en un futuro Jerusalén lo podrá continuar usando. De momento varias informaciones apuntan que, si se hace efectiva la compra, el uso del programa espía quedará limitado en EE.UU., el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, además de algunos aliados de la OTAN. Uno de los otros puntos calientes de la negociación es si el personal y el desarrollo de la tecnología se quedan en Israel.
"El gobierno de EE.UU. se opone a los esfuerzos de las empresas extranjeras para eludir las medidas y sanciones de control de exportaciones de EE.UU.", decía la Casa Blanca en un comunicado. A pesar de que Israel es un socio próximo de EE.UU., Jerusalén no se encuentra entre el círculo de confianza de los aliados de inteligencia occidentales. Hasta ahora Israel tiene que autorizar todos los contratos de NSO y también está para ver cómo se dará esto. También se mantienen abiertas otras cuestiones, como el precio de la venta. "Estamos evaluando constantemente las necesidades de seguridad nacional de nuestros clientes", dijo un portavoz de L3Harris a The Washington Post. A todo esto se le añade un elemento que puede acabar siendo clave: "El Consell de Seguridad Nacional de EE.UU. está estudiando la prohibición para la Casa Blanca de comprar y usar software espía comercial extranjero que suponga riesgos de contrainteligencia y seguridad, o que se haya utilizado de manera inadecuada en el extranjero", según asegura un alto funcionario.
Incluso con la propiedad de Estados Unidos, "es dudoso que los servicios de inteligencia como la CIA, la NSA y el GCHQ [del Reino Unido] confían en esta tecnología para sus operaciones más sensibles", afirma John Scott-Railton, investigador sénior del Citizen Lab, la organización que destapó el Catalangate. En un hilo de Twitter, Scott-Railton avisa que, si la transacción acaba siendo una realidad, sería "un gol en propia portería" de Joe Biden. ¿Por qué? Primero, porque NSO no es una empresa que "priorice la seguridad nacional de EE.UU." y antes, según el investigador de Citizen Lab, ya ha pirateado las principales empresas norteamericanas. Segundo, porque sería "dudoso" que L3Harris pudiera establecer un control real sobre el software: "La empresa es un delincuente sancionado y reclama inmunidad soberana de la ley norteamericana", explica Scott-Railton.
"NSO se pasó años fingiendo que había cambiado y había parado negocios arriesgados y tratos con regímenes dictatoriales. Lo hacía mientras utilizaba todos los trucos disponibles para esconder que seguían haciendo exactamente esto", critica el investigador. Además, alerta que esta operación –que representa un chaleco salvavidas para NSO– podría animar otras empresas del sector a apostar más por el espionaje.