La penúltima oportunidad de la comisión que no acaba de arrancar
La Bilateral se tendría que haber reunido 28 veces desde 2007 y lo ha hecho nueve
BarcelonaLa historia de la Comisión Bilateral empieza el 26 de febrero de 2007 en Madrid. Creada por el nuevo Estatut, tenía que ser “el marco general y permanente de relación” entre el gobierno catalán y español. Un lugar donde Catalunya pudiera negociar mejoras en el autogobierno al margen del resto de comunidades. Catorce años después y haciendo unos números rápidos, la conclusión es que la relación no ha sido ni general ni permanente. La Comisión se tendría que haber reunido al menos dos veces al año; es decir, en un total de 28 ocasiones. Solo lo ha hecho en nueve. Además, estuvo congelada entre 2011 y 2018.
El día de su nacimiento, en la sede del ministerio de Administraciones Públicas, estaba sentado en la parte catalana el conseller de Gobernación, Joan Puigcercós (ERC). Según su experiencia, el problema no es tanto llegar a acuerdos con el Estado sino que, una vez firmados, “empieza una yincana y un maratón para que alguien se haga responsable de que se cumplan”. “Para el Estado, la Bilateral es un marrón que se tiene que comer. Una vez se levantan de la mesa los ministros, es como si no hubiera pasado”, dice en conversación con el ARA. El problema, la posición de fuerza de una de las partes: “Ellos tienen el dinero y el control del grifo y siempre tienen excusas para retrasar el grifo o negar su existencia”. Uno de los fantasmas que recorría aquellas reuniones era el agravio comparativo que se podía crear. “Esto no lo podemos hacer porque Andalucía no estará de acuerdo”, recuerda que le decían a Puigcercós.
En sus primeros años, la Bilateral vivió con una amenaza permanente. “Todo costó mucho porque siempre estábamos pendientes de qué diría la sentencia del Constitucional sobre el Estatut”, rememora Joan Saura (ICV), entonces conseller de Relaciones Institucionales. Pero, a pesar de todos los obstáculos, los acuerdos empezaron a llegar. Por ejemplo, el traspaso de competencias de la gestión del Hospital Clínic (2007). El más recordado de todos, el traspaso de Cercanías (2009), que no fue fácil. “Fue lo más importante. La ministra Elena Salgado entró y salió de la reunión varias veces para hablar con Zapatero”, explica Saura. Y es que ni el hecho de que mandara el PSOE en España y el PSC en Catalunya facilitaba las cosas. El socialista Joaquim Nadal, miembro del Govern, recuerda en sus memorias –Testimoni de càrrec (Proa)– las dificultades que había: “Están clavados en el concepto de Cercanías. Acercamos posiciones”, escribía el 16 de julio del 2007 en su dietario. Finalmente el traspaso llegaría, a pesar de que parcial. La gestión sería de la Generalitat, pero no la titularidad de la infraestructura ni la empresa operadora, Renfe.
“Un ente que no hace nada”
A los gobiernos del PSOE se les puede reprochar haber creído poco en la Comisión Bilateral, pero la convocaron, incluso una vez en 2011 cuando ya era Artur Mas quien lideraba el Govern. Con el mandato de Mariano Rajoy (PP), la comisión se congeló: ni una sola vez. Como epitafio de aquella etapa, la frase con la que Josep Antoni Duran i Lleida cedió la presidencia a Joana Ortega (CiU): “No soy capaz de aguantar la presidencia de un ente que no hace nada”.
El nuevo intento de reavivar la Bilateral llegaría siete años después, el 1 de agosto de 2018, en un encuentro pactado entre Quim Torra y Pedro Sánchez. Uno de los asistentes de la delegación catalana explica qué pasa en estas citas una vez han marchado de la sala cámaras y fotógrafos: “Hay un orden del día. Cada parte expone los puntos que ha propuesto y se da la palabra a quien sectorialmente tiene más información”. La clave es que, para que haya acuerdos, este orden del día se tiene que haber trabajado antes y usar la reunión prácticamente para rubricarlos. “Aquel día el trato fue exquisito, pero el gobierno español venía con cuatro ideas abstractas y solo a hacerse la foto”, critica la misma persona. La del 2018 también fue la primera reunión con presos políticos y exiliados y se trató el tema. “La respuesta fue deprimente. Ellos hicieron el discurso más duro diciendo que esto era un conflicto entre catalanes”, recuerda este asistente. Lo expresó la misma ministra Meritxell Batet ante los periodistas: “El derecho de autodeterminación no existe”.
Hoy en Madrid el tema no saldrá porque, a diferencia de hace tres años, existe una mesa de diálogo para hablar exclusivamente del conflicto político. ¿Esto mejorará algo? Hoy se empezarán a aclarar dudas en el penúltimo intento de reflotar la Bilateral.