El PSC y los 'comuns' ya esperan la llamada del Govern como alternativas a la CUP

Las bases de la CUP votarán durante todo el lunes sobre la enmienda a los presupuestos

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El presidente, Pere Aragonès, hablando con el consejero de Economía , Jaume Giró.

BarcelonaHa llegado el día. La militancia de la CUP vuelve a ser decisiva para definir el futuro del Govern. Tiene todo el lunes, hasta medianoche, para elegir de manera telemática si el partido presenta o no una enmienda a la totalidad contra los presupuestos que dejaría tocada a la mayoría independentista que invistió a Pere Aragonès. Hace semanas que el PSC y los comuns calientan en la banda pendientes de que llegue un momento que la conselleria de Economía considera ahora ya inevitable, a pesar de que en público siga insistiendo en la alianza con los anticapitalistas. 

La llamada todavía no se ha producido, subrayan fuentes consultadas por el ARA, pero se hará. El conseller de Economía, Jaume Giró, ha alertado este domingo en un artículo en El Nacional que el rechazo de los anticapitalistas a las cuentas perjudicará al proceso hacia la independencia: “El desacuerdo en su trámite solo podría ser leído como un debilitamiento de la aspiración nacional mayoritaria a la plena soberanía y ejercicio de nuestros derechos y libertades, y como un apoyo sobrevenido a la política de represión judicial y persecución económica”. Aún así, su “o presupuestos o presupuestos” sigue vigente por la importancia que el ejecutivo da a las cuentas expansivas de 2022: “Las mejores de la historia”, repiten desde Economía.

De manera informal ya se ha sondeado la predisposición, por ejemplo, del PSC, que, eso sí, si se moja para permitir la tramitación de las cuentas –el 22 de noviembre está previsto el debate de totalidad– exigirá exclusividad en la negociación. Un punto que chocaría con la posibilidad de que en la votación de la CUP acabe triunfando la opción de enmendar las cuentas pero seguir negociándolas durante el próximo mes, prevista en la pregunta que se ha planteado en forma de árbol. De hecho, esta es la opción preferida, por ejemplo, de Poble Lliure, una de las dos principales organizaciones de la CUP. La otra, Endavant, es partidaria de romper la baraja, no solo con los presupuestos, sino también con la gobernabilidad.

Sin adelantos concretos

Explicaba otro alto cargo de Economía en la negociación de 2016 que las partidas presupuestarias concretas no serían relevantes para hacer cambiar de opinión a la CUP. Un plan de choque social presentado a última hora, de hecho, no sirvió de nada. Ahora también han llegado ofertas en el último momento vinculadas a las ratios en las escuelas, a la vivienda, a BCN World o a los Juegos Olímpicos de Invierno y, fuera del estricto proyecto de ley, se han retirado algunas acusaciones contra manifestantes independentistas. Pero la sensación, como en 2016 –entonces la CUP tumbó los presupuestos–, es que estas partidas no serán decisivas en la votación de este lunes.

A pesar de que las asambleas son soberanas –en este caso la votación es electrónica y secreta–, quien las organiza ya sabe las teclas que puede tocar si le interesa condicionar un resultado u otro. Y en el documento que hizo público la CUP el pasado jueves resultaba evidente que el equipo negociador no estaba satisfecho con la propuesta del Govern. Ni en cuanto al incremento del gasto –lo ven prácticamente todo condicionado por los fondos europeos– ni sobre todo por la hoja de ruta del Govern. El 2017 se resolvió incorporando el referéndum en los presupuestos, pero este año esta posibilidad ya se ha rechazado, entre otras cosas porque la Generalitat –básicamente ERC– confiaba en tener dos años de margen para explorar los límites de la mesa de diálogo.

El año pasado la conselleria de Economía estaba en manos de Esquerra, que eligió a los comuns desde el minuto siguiente a saber que la CUP no participaría en la negociación. Ahora fuentes republicanas apuntan que esta sería una buena vía para salir del callejón sin salida. Pero la relación entre los comuns y Juntos es bastante más complicada y, a pesar de las dudas en algún sector, los de Carles Puigdemont preferirían que la negociación virase hacia el PSC. Sea quien sea, el Govern se prepara para hacer la llamada.

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