La pugna Puigcercós-Carod: el congreso que ya partió Esquerra
La cita del 30 de noviembre tiene similitudes con la del 2008 y las disputas ideológicas y personalistas son una constante en ERC
BarcelonaDesde 2011, Esquerra había vivido uno de los períodos de paz interna más largos de su trayectoria casi centenaria. Bajo la batuta de Oriol Junqueras y Marta Rovira, han estado casi trece años con el partido en piloto automático y con las pugnas internas a raya. Pero desde hace unos meses los republicanos han iniciado una guerra a cara descubierta para decidir el control del partido, que debe dirimirse en el congreso del 30 de noviembre. La situación no es nueva, sino que el paralelismo con la batalla de hace dieciséis años en el congreso del 2008 es inevitable. Entonces se enfrentaron cuatro candidaturas y la crisis terminó con dos escisiones. Ahora bien, si todavía retrocemos más en el tiempo, las pugnas ideológicas y personalistas en la formación que nació en marzo de 1931 tampoco han sido una excepción.
"En ERC, el grupo es más importante que el líder. Cuando el líder se despega del grupo o de la dirección, ésta lo que hace es cargarse al líder", analiza el historiador Joan Esculies. Considera que ésta es la tónica de lo ocurrido en ERC en las crisis que ha tenido a lo largo de su historia y ve similitudes entre la situación actual y la del 2008. En el congreso de hace dieciséis años, se enfrentaron cuatro candidaturas, dos de ellas tenían posibilidades de dirigir el partido. Eran la de Joan Puigcercós, por un lado, y la de Ernest Benach, por otro, que representaba al sector de Josep Lluís Carod-Rovira. Aquella cita confirmó la ruptura del tándem que había dirigido el partido hasta entonces: Carod-Rovira como presidente –que decidió no presentarse a la reelección– y Puigcercós como secretario general.
"Hubo más debate político en el 2008", asegura una de las personas que vivieron ese congreso desde dentro. Ahora bien, la disputa entre Puigcercós y Benach no se centró tanto en la cuestión ideológica, sino que el primero impugnaba el liderazgo de Carod al considerar que se había aislado del partido. El debate más estratégico fue con las dos candidaturas críticas con la dirección de ese momento que representaron Joan Carretero, por un lado, y Jaume Renyer, por otro. Ambos eran contrarios a los pactos con el PSC en un momento en el que los republicanos formaban parte del segundo tripartito, pero Carretero también se distanciaba del eje ideológico más de izquierdas de los republicanos.
Los pactos con los socialistas fueron una de las cuestiones que centraron el debate estratégico, como por ejemplo. Foc Nou –y también Recuperem ERC, la candidatura de la corriente crítica del Colectivo 1-O que no ha llegado al mínimo de avales– se opone explícitamente y se presenta como la alternativa a las dos candidaturas oficialistas: la de 'Oriol Junqueras, Militancia Decidim, y la de Xavier Godàs, Nueva Izquierda Nacional. Al igual que Esculies, el historiador Josep Maria Solé Sabaté asegura que la confrontación del 2008 no fue tan cruenta en público como la actual. "Ahora hay una confrontación también personal", apunta Solé. como el que se ha producido entre Oriol Junqueras y Marta Rovira, pero el choque personal no se aireó como ahora, apuntan ambos historiadores.
Puigcercós fue el vencedor de la batalla y, pese a abrir negociaciones, la dirección que configuró no acabó integrando a ningún miembro de la candidatura de Benach –las otras dos rechazaron ningún pacto–. Entraron una nueva formada de dirigentes como Marta Rovira, Pere Aragonès, Laura Vilagrà o Núria Cuenca. El otro resultado del congreso fue la escisión primero de Reagrupament, de la mano de Carretero, y después de Solidaritat, con Uriel Bertran. Esquerra afrontó una travesía por el desierto hasta el 2011, cuando Junqueras y Rovira asumieron sus riendas.
La relación Macià-Companys
Ya en su nacimiento, el partido se configuró con diferentes corrientes ideológicas, desde el separatismo de Francesc Macià hasta el republicanismo y el obrerismo de Lluís Companys, pasando por el federalismo de Josep Irla o por la corriente "más socializante" de Joan Lluhí Vallescà , explica Solé. El encontronazo entre Macià y Companys de abril de 1931 hizo evidente las dos vertientes ideológicas que marcaron ERC en sus inicios. Companys se adelantó y proclamó la República, sin especificaciones sobre Catalunya, desde el Ayuntamiento de Barcelona, y eso molestó al Abuelo, que poco rato más tarde se presentó en el Palau de la Generalitat –entonces sede de la Diputación Provincial- para proclamar la "República Catalana como estado integrante de la Federación Ibérica". El componente ideológico que los diferenciaba era evidente, pero también había cierta desconfianza de Macià hacia Companys. El entonces presidente de los republicanos envió a Companys al gobierno civil para evitar que fuera alcalde de la ciudad.
En aquellos primeros años también llega la primera escisión. Es la del grupo de la Opinión –con personas como Lluhí Vallescà, entre otros–, que discrepaba de la forma de llevar el partido de Macià y consideraba que "se alejaba de los valores fundacionales" de la formación, apunta Esculies. Con la muerte de Macià en diciembre de 1933, la crisis no va a más. Companys toma las riendas del partido y con el estallido de la Guerra Civil, el partido cuestiona su estrategia porque le consideran "demasiado alineado con el PSUC", explica Esculies, pero también por cómo organiza la retaguardia, añade Solé. En 1940, ya en el exilio, el partido le aparta de la faceta más ejecutiva de la presidencia de la Generalitat.
"Durante la Segunda República el fondo conceptual es mayor, las discrepancias son más profundas en el ámbito ideológico", apunta Solé. Coincide Esculies, que añade que en la Izquierda de los años 30 había una "paleta de colores más amplia" porque también era un partido que llegaba a mucha más gente, uno catch-all. A partir de los años 80, ideológicamente el partido es "más homogéneo" y las diferencias son más bien estratégicas y no tan ideológicas. De la historia más reciente del partido, aparte del congreso convulso de 2008, también destaca la escisión que protagonizaron Àngel Colom y Pilar Rahola fundando el Partido por la Independencia (PI) en 1996. Hacía siete años que Esquerra s había declarado abiertamente independentista, fue en el congreso de 1989 después de la etapa de Heribert Barrera y Juan Hortalán. Tras la escisión del PI, Josep Lluís Carod-Rovira asume las riendas de la formación junto a Joan Puigcercós, un tándem que durará hasta el congreso del 2008.