Puigdemont vira la nave de Junts seis años después

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Miriam Nogueras y otros diputados de Junts llegando al Congreso

BarcelonaEn los días posteriores al 27-O, y cuando ya sabía que su destino iba a ser la prisión, Oriol Junqueras hizo virar la nave de ERC del unilateralismo hacia el pragmatismo. Fue un giro muy rápido e incluso brusco, que solo podía ejecutarse sin tensiones internas desde la posición de liderazgo y legitimidad que daba ser un preso político y estar dispuesto (en ese momento no se sabía cuántos) a pasar un buen puñado de años entre rejas. La historia desde entonces es lo suficientemente conocida y ERC siempre defendió que era falso que hubiera dos estrategias distintas en el independentismo una vez constatados los límites de la vía unilateral en otoño del 2017. Solo había una que se basaba en dos premisas: votos y diálogo, es decir, acumulación de fuerzas para obligar al Estado a negociar. Y así llegaron, por ejemplo, los indultos. Seis años después, Carles Puigdemont ha protagonizado un golpe de timón muy similar a ese, y lo ha hecho, como Junqueras, desde una posición de liderazgo absoluto.

Las dos principales naves del independentismo navegan ahora en la misma dirección y, por lo tanto, ya no se trata de definir la estrategia sino de competir por saber quién la ejecuta mejor. Es en este sentido que, aunque el giro de Junts supone una clara victoria estratégica de ERC, no está claro que los republicanos salgan reforzados. Esto dependerá de muchos factores. Lo primero es ver si Junts demuestra una cohesión interna similar a la que mostró ERC en 2017, algo que iremos viendo en los próximos días, cuando se digieran los votos favorables a Francina Armengol entre las bases. Un segundo factor será ver cómo ERC metaboliza la pérdida del monopolio de ser el socio catalán del PSOE, justo cuando PSC y Junts muestran una indisimulada proximidad ideológica en el Parlament en muchos aspectos. Y, por último, habrá que comprobar cómo gestiona el PSOE la competencia entre ambos partidos para colgarse medallas. La experiencia de PNV y Bildu demuestra que los socialistas se mueven bien en este escenario.

El episodio de la mesa del Congreso da bastantes pistas de lo que supone negociar por separado con el PSOE, que es capaz de prometer lo mismo a los dos y al mismo tiempo ponerle un lacito de diferente color a cada acuerdo para que todo el mundo esté contento y tenga su cuota de pantalla. En este sentido, el know how negociador de los postconvergentes es superior al de los republicanos, pero estos tienen la ventaja de estar en la Generalitat. La carrera entre los dos se prevé apasionante. ¿Negociará Junts mejoras concretas para Catalunya sabiendo que las gestionará ERC? Sin embargo, de entrada el principal problema para Junts será que, así como parece que ERC ya ha explorado cuál es su suelo electoral, ellos pueden perder ahora votantes hacia nuevas opciones unilateralistas. Porque si Junts ahora hace de ERC, la pregunta que hay que hacerse es: ¿quién acabará haciendo de Junts?

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