«'Quousque tandem abutere, PP, patientia nuestra'»

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El senado Enric Morera durante una intervención en el cuarto.

MadridEl caso Koldo ha activado en el PP unos resortes que no se veían desde el fin del felipismo. Ya no es que el gobierno de Pedro Sánchez sea ilegítimo, sino que el propio partido socialista, y por extensión todos los socialistas, son corruptos por naturaleza y de forma intrínseca.

Esta deshumanización de los socialistas recuerda también la que se practicó (y todavía se practica) con los independentistas, a los que en Madrid se considera una especie de débiles mentales manipulados por una burguesía ávida de poder y de recursos. Ha llegado un punto, pues, que para la derecha española todo lo que hay más allá de sus fronteras ideológicas es puro desecho humano que tiene como único destino plausible la cárcel.

El miércoles, en el Senado, la portavoz popular, Alicia García, se dirigió a la ministra Montero con esta frase: “El modus operandi del PSOE es siempre lo mismo: comisiones ilegales, coches de lujo, mariscadas y prostitución”. Una idea reforzada también por un tuit realizado desde la cuenta oficial del PP.

A continuación tomó la palabra Salvador de Foronda, un oscuro senador del PP de Burgos que acabó así su intervención: “Sólo hay en esta trama un grupo de socios que viaja en un coche que huele a chorizo y fruta” , una manera poco sutil de referirse a la madre de Pedro Sánchez, tal y como denunció Montero.

Y en medio del fragor de la batalla apareció Cicerón. El senador nacionalista valenciano Enric Morera recurrió a la conocida cita sobre Catilina pero adaptada al PP: “Quousque tandem abutere, PP, patientia nuestra” para intentar subir, sin éxito, el nivel del debate. La traducción sería: “Hasta cuándo abusarás, PP, de nuestra paciencia”.

Y cuando parecía que todos los puentes se habían desmoronado, aparecieron los magos de la política, el PNV. Los nacionalistas vascos negociaron, atención, con PP y Bildu, enmiendas a una moción sobre movilidad eléctrica para demostrar, una vez más, el componente teatral de la cámara.

¿La pregunta es a qué responde esta deriva del PP? ¿Es porque de verdad ven cerca la caída del gobierno Sánchez como Aznar en 1995? ¿O es justamente por su rabia porque tras la aprobación de la amnistía Sánchez tiene vía libre para continuar la legislatura? En realidad, puede ser una mezcla de ambas cosas, pero más la segunda que la primera.

Y en ese clima de PP desbocado en Madrid, resulta que insignes cabezas de brote junteras celebran en X una intervención de Alejandro Fernández sobre la cultura del no, justamente el dirigente popular más contrario a cualquier entendimiento con los de Puigdemont.

En todo caso, una prueba más de que se siguen dando pasos en el largo camino para recuperar una fuerza de centroderecha de obediencia catalana, como fue CiU en su día.

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