El resurgimiento del nacionalismo gallego: ¿podrá llegar al Pazo de Raxoi?
El BNG, que ha firmado la paz con Anova, encara un escenario favorable para disputar la presidencia de la Xunta al PP
BarcelonaXosé Manuel Beiras fue el gran referente del Bloque Nacionalista Gallego (BNG) desde su fundación, en 1982. Lo hizo grande y también lo hizo pequeño. En el 2012 salió rebotado y provocó una de las crisis más profundas en el nacionalismo gallego. Once años después, ahora ya en segunda línea, el BNG y él han firmado la paz este domingo en Santiago de Compostela ante un reto histórico: que el soberanismo consiga por primera vez a la historia la presidencia de la Xunta. "Estamos ante un momento histórico", destacó la candidata del BNG, Ana Pontón, que se abrazó efusivamente con Beiras. En 2012, Pontón dio precisamente el primer salto hacia adelante en política al convertirse en la portavoz parlamentaria de un partido que entonces solo obtuvo 7 diputados. Hoy tiene 19 y aspira a superar la veintena con un ojo puesto en la posibilidad de que el PP no llegue a los 38 que otorgan la mayoría.
Cuatro años después de quedarse a sus puertas, las encuestas apuntan a la posibilidad de que el 18 de febrero, de la mano del socialismo, el BNG destrone a un PP que con Alberto Núñez Feijóo –y antes con Manuel Fraga– había ido acumulando mayorías absolutas. El partido se ha consolidado como segunda fuerza, lo que le puede hacer acariciar el palacio presidencial del Pazo de Raxoi. Sin embargo, tienen un muro delante: la hegemonía de los populares, que sólo se han dejado escapar dos legislaturas en más de cuarenta años de democracia. Feijóo abandonó su presidencia tras cuatro mayorías absolutas consecutivas y ahora su delfín, Alfonso Rueda, encara el reto de revalidarlas. El propio Rueda ya ha avisado de los riesgos reales de que Galicia quede en manos del soberanismo y ha afirmado en varias entrevistas que sin su partido esta comunidad sería una "sucursal del independentismo [catalán]".
"Es la primera vez en la historia de que el nacionalismo gallego tiene la oportunidad de presidir la Xunta", afirma el coordinador de campaña del BNG, Rubén Cela, en conversación con el ARA. "Hay dos tendencias evidentes: un PP a la baja y un ascenso claro del BNG". La mayoría de estudios demoscópicos que tiene la formación nacionalista constatan que cerca del 60% de los gallegos quieren cambio, pero hay un problema: la mayoría de la población no lo ve posible. En este sentido, trabajan para transmitir que el cambio es factible en caso de una gran movilización. De ahí los lemas de campaña "Es ahora" y "Cambio gallego". Presentan las elecciones como una dicotomía entre Rueda y Pontón, entre continuidad y cambio.
Escenario electoral incierto
Lo cierto es que la evolución del BNG no permite hablar de crecimiento, sino de "consolidación" porque "sigue una buena tendencia", según Xosé Mahou, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Vigo. Los soberanistas sacaron el mejor resultado de su historia en el 2020, con 19 diputados y un 23,8% de los votos, pero no era la primera vez que terminaban por delante de los socialistas. Como recuerda Mahou, en 1997 ya ocurrió, y con Xosé Manuel Beiras llegaron a tener mucha fuerza. Los factores de las bajadas del voto son diversos, como el viento a favor del PSdeG en 2005 gracias a la presidencia española de José Luis Rodríguez Zapatero, pero sobre todo por la escisión de una parte del partido (Beiras fundó Anova el 2012) y la irrupción de En Marea, junto con Podemos. Ahora esta división se ha diluido electoralmente.
Antón Losada, politólogo de la Universidad de Santiago de Compostela, asegura que si la campaña no se españoliza demasiado, Rueda no aguanta como líder sólido y la participación es masiva, el BNG tiene probabilidades". Pero la fecha de las elecciones la semana después de Carnaval busca, a su juicio, "desmovilizar y afianzar el poder del PP". En cambio, Mahou no prevé que se produzca ningún "tumbo electoral" y apunta que esto solo podría ocurrir si hubiera una gran crisis como la del Prestige. Habrá que ver cómo evoluciona el problema de los pellets, que ha entrado en campaña con duras críticas de la izquierda y la instrumentalización del PP, que arremete contra la supuesta falta de información del ejecutivo español. Ahora bien, sí sostiene que "el BNG se consolidará como segunda fuerza, los socialistas se mantendrán y Sumar lo tiene difícil".
Otro problema al que se enfrenta el BNG es el voto de los gallegos residentes en el extranjero (CERA), numeroso por la elevada emigración histórica. Podría llegar a decantar la balanza si la contienda fuese muy ajustada: el voto es masivo hacia el PP y el BNG no obtiene muchos apoyos, lo que ha supuesto clásicamente que los populares ganen algún escaño extra tras el recuento foráneo.
Pragmatismo y nuevos votantes
La base electoral del BNG, según Losada, se amplió con votantes más jóvenes y mujeres. Además, "el fracaso de las Mareas [del mundo de Podemos] y que el PSOE en Galicia esté en crisis y sin liderazgo claro" hacen que tengan opciones de victoria. Mahou destaca el cambio de estrategia: buscan más consensos sociales y ensanchar el espacio electoral, modulando el discurso nacionalista y de izquierdas. Un elemento positivo es que "el BNG es el catalizador del descontento" y tiene buena sintonía con los sindicatos nacionalistas, que son los mayoritarios.
Según revela su equipo de campaña, los soberanistas han optado por el gradualismo y el pragmatismo nacional y socialmente. Así, destacan ahora la prioridad de mejorar su autogobierno. Otro de los factores determinantes para entender la buena posición del partido es su candidata, Ana Pontón, muy bien valorada por el electorado.
Hegemonía del PP
El PP ha tenido una hegemonía similar a la protagonizada por el PNV en el País Vasco y CiU en Catalunya, según Mahou. La conexión de los populares con el tejido social y económico ha sido innegable y la agrupación de un "espacio conservador de amplio espectro, con rasgos de partido centrista, que ha sabido jugar la carta del galleguismo cultural". Sin embargo, el miedo contra la extrema derecha podría no funcionar: Vox no tiene ninguna fuerza en el territorio –sólo un concejal–, pero lo que importa son los votos que restaría al PP. De hecho, según las encuestas doblaría los resultados, sin entrar en el Parlamento. Asimismo, un partido provincialista, Democracia Ourensana, puede tomarle algunos votos. El PP ha planteado una campaña que presenta a Pedro Sánchez como el "candidato de la oposición". Fuentes del partido lo justifican porque es la persona que "une" a la izquierda y es un supuesto freno al territorio. En cambio, recalcan la estabilidad como un valor primordial después de 15 años seguidos gobernando Galicia.