Socialistas y populares contra el sistema (de financiación)

Tanto el PP como el PSOE quieren reformarlo pero discrepan sobre cómo hacerlo

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El cuatro presidentes autonómicos han debatido este jueves a las jornadas del Círculo de Economía .

BarcelonaSi a Pedro Sánchez le debe de parecer difícil resolver el conflicto político catalán, que se prepare si algún día se decide a emprender la reforma del sistema de financiación autonómica, que lleva siete años caducado. Para hablar del segundo tema, el Cercle d'Economia ha sentado este jueves en el Hotel W de Barcelona a los presidentes de Galicia, Andalucía, el País Valenciano y las Baleares. El PP moderado y el PSOE federal de la España periférica, cara a cara para encontrar la fórmula mágica. Conclusión: será complicado.

El único acuerdo evidente es en el punto de partida: hay que cambiar el sistema actual. A partir de aquí tantas recetas como presidentes autonómicos. En las jornadas del Cercle hay solo cuatro, pero en el conjunto de España, diecisiete. El primer desacuerdo no tarda en cantarse: en el diagnóstico. "No tenemos suficientes recursos para el nivel de servicios públicos que estamos prestando", dispara el gallego, Alberto Núñez Feijóo (PP). "Pues yo creo que España sí puede pagarse el actual estado del bienestar", replica el valenciano, Ximo Puig (PSOE). ¿Vamos a la raíz del problema? Para Feijóo, que el sistema actual es fruto de un pacto entre el partido socialista de la época –Zapatero– y el "tripartito catalán". "Pues a nosotros nos ha ido mejor", discrepa la presidenta balear, Francina Armengol (PSOE), que aún así también reclama cambios.

Quizás en cómo gestionar los impuestos autonómicos hay más sintonía. El andaluz, José Manuel Moreno, reclama autonomía para hacer y deshacer y saca pecho: "A mí que no me impongan los criterios fiscales que tengo que tener". Su comunidad ha eliminado sucesiones y donaciones. Tampoco hay suerte. Los socialistas protestan y reclaman fijar unos tipos mínimos para evitar la competencia desleal entre territorios. "Si perseguimos el dumping fiscal en Europa, lo tenemos que perseguir en España", argumenta Armengol.

Y, claro, si no hay acuerdo ni en el diagnóstico, ni en la raíz del problema, ni en la fiscalidad, tampoco llega en el apartado de las soluciones. Los socialistas hacen bandera de la ordinalidad. Es decir, que el País Valenciano y las Baleares dejen de ser comunidades con un saldo negativo entre lo que aportan a las arcas del Estado y lo que después reciben. "Estamos en la cola en la redistribución de recursos", protesta Puig. Aquí quien discrepa es Feijóo. "No se financian territorios, se financian personas", replica. Para él se tiene que financiar por el criterio del "coste efectivo del servicio". Es decir, si Galicia tiene una población más envejecida tendrá que recibir más recursos para la sanidad, sea cual sea su número de habitantes y su aportación previa a la caja. La conclusión hace rato que se respira, pero Puig es el único que osa decirla: "En lo único que hay consenso es que estamos en contra del sistema, pero en nada más".

Contra el centralismo

Pero el Cercle ha decidido en estas jornadas promocionar la bandera de la concordia entre Catalunya y España y en el encuentro de los presidentes autonómicos también tiene que haber algún consenso. Por ejemplo, contra el centralismo madrileño. "Des de Sevilla me es mucho más fácil ir a Madrid que a Valencia en ferrocarril", constata el presidente andaluz. Pero el valenciano vuelve a ser el más contundente contra el "megacentro" en el que se ha convertido la capital de España y pide una descentralización urgente. "Si en Madrid está incluso la sede del instituto oceanográfico, que esté en Vigo o en Cádiz", se exclama. O en Palma o en Valencia. Candidatos no faltarán.

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