Otra vez pendientes de la CUP

Joan Abel Yuste i Cesc Maideu
3 min
Las urnas que los asistentes a la asamblea decisiva de la CUP en Sabadell utilizarán para votar los cuatro escenarios que se debaten / CÈLIA ATSET

BarcelonaEl timón de la política catalana queda de nuevo en manos de los anticapitalistas con la enmienda a la totalidad a las primeras cuentas de Aragonès, pero no es la primera vez que condicionan el futuro de los gobiernos independentistas.

2015.
¿Mas o marzo? Puigdemont
L'assemblea de la CUP a Sabadell, amb els diputats i exdiputats de la formació a la primera fila / CÈLIA ATSET

Después de dos no a la investidura de Artur Mas y dos meses de negociaciones infructuosas, la CUP, más dividida que nunca, pasó la pelota a la militancia. Y era el penalti decisivo en el tiempo de descuento. Todo se tenía que decidir en una asamblea en Sabadell el 27 de diciembre de 2015. La dicotomía era clara: o aceptar la última oferta de JxSí –con propuestas como parar los desahucios, un salario mínimo o frenar BCN World– o mantener el veto a Artur Mas. En resumen: “Mas o marzo”, en referencia a la fecha de las elecciones. El resultado fue el ya histórico empate a 1.515 votos. Y la pelota para desempatar volvió al consejo político –formado por representantes de las asambleas territoriales– y el grupo de acción parlamentaria, precisamente los órganos que habían tomado las decisiones antes de que la presión forzara a convocar la asamblea. Ahí se impuso el veto definitivo que condujo a Mas al paso al lado y a Carles Puigdemont a abrirse paso como candidato. Con Puigdemont, los cuperos no pasaron por asamblea, ya no quedaba tiempo y el consejo político lo avaló para evitar la repetición electoral.

2016.
Del autonomismo a la RUI
El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, amb les diputades Mireia Boya i Anna Gabriel, de la CUP, en una imatge d’arxiu a Palau.

“Tengo la misma sensación que esos días de enero”, recordaba un dirigente de CDC en la negociación para los presupuestos de 2016. Mientras que JxSí consideraba que tenía un acuerdo de estabilidad con la CUP, los anticapitalistas no se sentían atados ante unas cuentas “autonomistas”. Primero, el consejo político y el grupo de acción parlamentaria decidieron presentar una enmienda a la totalidad. La decisión final la tomó la militancia: el 22 de mayo en Esparreguera las bases aprobaron en asamblea “liberarse” del acuerdo con JxSí. Los presupuestos de 2016 se enviaban a la papelera y se prorrogaban los de 2015. La respuesta de Puigdemont fue situar una cuestión de confianza en septiembre; tendría todo el verano para negociar. Y fue más fácil de lo que parecía. Después del desacuerdo, la CUP –y otros actores como la ANC– situaron el referéndum unilateral como la vía para lograr la independencia. Puigdemont se lo hizo suyo y se ganó el apoyo de los cuperos: en una asamblea votaron a favor de la continuidad del president y un consejo político a favor de los presupuestos.

2018.
Aval al Govern post-155
Els diputats de la CUP Carles Riera i Natàlia Sánchez, reunits amb el president de la Generalitat, Quim Torra

Las elecciones forzadas por el 155 permitieron a la CUP ir examinando a los candidatos a president. Avalaron Puigdemont, a pesar de que ERC frenó la investidura telemática ante las advertencias del Tribunal Constitucional, y los cuperos adoptaron también el lema “Puigdemont o Puigdemont” para presionar la desobediencia de Torrent. Que no se lo invistiera los ancló en posiciones más reticentes de cara a los nuevos candidatos.

Jordi Sànchez no llegó ni al pleno de investidura porque no lo dejaron salir de la prisión. Después de una semana de consultas en las asambleas territoriales, solo arrancó una abstención de los anticapitalistas que no le hubiera permitido salir president, igual que Jordi Turull, que en la primera votación fue rechazado y no pudo celebrar la segunda votación, porque entremedias el juez Pablo Llarena lo envió a la prisión. Quim Torra –la última propuesta in extremis de Carles Puigdemont– fue avalado en un consejo político extraordinario que, por amplia mayoría, aprobó abstenerse por 40 votos a favor y 24 en contra.

2021.
Las cuentas Aragonès-Giró
El president de la Generalitat, Pere Aragonès, amb Eulàlia Reguant i Carles Riera, de la CUP.

Antes de que lo tuviera cerrado con JxCat, la CUP y ERC llegaron a un acuerdo para hacer president a Pere Aragonès, que la militancia de la CUP avaló con casi el 60% del apoyo. Si históricamente los anticapitalistas habían sido reticentes a garantizar la gobernabilidad, esta legislatura arrancaba diferente. Pero poco le duró a Aragonès la confianza de la CUP, puesto que unos meses después de su sí, los socios de investidura ya advirtieron de que los acuerdos “no se estaban cumpliendo”.

Ahora la postura de los cuperos con los presupuestos refleja su malestar, y vuelven a condicionar la actividad del Govern. Presentar o no una enmienda a la totalidad ha quedado en las manos, nuevamente, de la militancia. La coordinadora abierta parlamentaria (COP), con representantes de todas las organizaciones que apoyan la candidatura y de representantes de las asambleas territoriales, convocó a las asambleas abiertas parlamentarias (AOP) para que decidieran el papel de la organización ante las cuentas presentadas por el gobierno. La votación electrónica acabó a medianoche.

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