Protestes

La visita de las princesas a Figueres: “Llevo tomates maduros en los bolsillos”

Los detractores y los defensores de la casa real convocaron concentraciones, pero los antimonárquicos fueron alejados para que ni Leonor ni Sofía los vieran

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Visita de la Princesa Leonor y la Niña Sofia al Museo Dalí de Figueres

Figueres“Si te digo lo que pienso de la monarquía y de esta visita me encerrarán en la prisión. Vale más que calle”, dice Eusebi, un vecino de Figueres que no se ha querido perder la visita de las princesas Leonor y Sofía a la capital del Alt Empordà. Las dos hermanas se han reunido esta tarde con jóvenes de la Fundación Princesa de Girona y a continuación han hecho una visita al Museu Dalí. Defensores y detractores de la monarquía han convocado concentraciones, pero gracias al dispositivo policial ninguna de las dos altezas reales ha oído las protestas de los antimonárquicos, a pesar de que han intentado desde dos lugares de la ciudad mostrar su rechazo a la institución. 

Eran las cuatro de la tarde cuando los responsables de la seguridad se han dado cuenta de que en la Torre Galatea –en la esquina del Museu– se había organizado una protesta contraria a las princesas. En cambio, la favorable estaba a más de 500 metros: en la rambla de Figueres a la altura de la Pujada del Castell. Los agentes se han afanado a hablar con los participantes de los dos bandos para proponerles intercambiar los espacios: la policía ha alegado motivos de seguridad, a pesar de que la estrategia parecía más encarada a evitar que los silbatos y los gritos antimonárquicos los escucharan las princesas. Tanto es así que en un primer momento los contrarios a la casa real se han colocado a mitad de la Pujada, hasta que los Mossos les han obligado a alejarse más y han puesto cuatro furgonetas en medio de la calzada para evitar que las princesas los vieran.

“Traigo tomates maduros en los bolsillos, pero creo que los tendré que tirar antes no vaya a ser que se me fundan”, dice Quim, uno de los manifestantes antimonárquicos, que veía imposible que Leonor y Sofia oyeran o vieran su protesta. Por eso al cabo de una hora de concentración los detractores han decidido moverse: han dado la vuelta hasta la avenida Salvador Dalí, donde los Mossos han tenido que correr para impedir que llegaran al Museu. En este punto, los agentes solo dejaban pasar las personas que llevan banderas españolas o los vecinos que vivían en la zona, pero impedían el paso de los contrarios a la monarquía. “Tenemos una democracia tan plena que nos hacen ponernos a un kilómetro para que no nos vean. Así ellos continuarán viviendo en su mundo irreal”, criticaba Pere, contrario a la institución. 

Un centenar de personas a favor y en contra

“Soy español, constitucionalista y monárquico, y me encanta Leonor como futura reina”, ha recalcado Leonardo, que vive en un primer piso delante del Museu Dalí. Con motivo de la visita real, hoy ha engalanado los balcones con banderas españolas y ha reunido a unos cuántos amigos para recibirlas con ovaciones. También Àngel Delgado, de Figueres, ha participado en la bienvenida: “Ya está bien de tanto independentista, hemos venido a defender la Constitución y la monarquía”, ha dicho. En cambio, en la otra cara de la moneda, los argumentos eran antagónicos: “Su presencia [de las princesas] es un insulto. Son los herederos del fascismo y por eso estamos aquí: para que sepan que los queremos fuera”, ha destacado Quim Tell, de Girona, uno de los que estaban en la primera fila de los antimonárquicos. 

Las dos protestas han reunido a un centenar de personas y solo al final de todo, cuando las princesas ya habían marchado, los dos bandos se han encontrado, en el cruce del Museu Dalí. Después de abroncarse –“Viva España” y “Viva la tierra libre”– los agentes han desplegado un cordón policial entremedias y han impedido cualquier altercado.

Después de la visita, Leonor y Sofia han ido hacia Barcelona, donde mañana se entregarán los premios de la Fundación Princesa de Girona. Y se han marchado cómo han llegado: sin oír ni ver ninguna protesta contraria a la monarquía. Solo han percibido la de sus seguidores, que las aclamaban con aplausos y banderas españolas.  

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