Crisis en Vox

Rocío Monasterio dimite tras ser relevada como presidenta de Vox en Madrid

El goteo de despedida de las caras conocidas de la primera etapa del partido de extrema derecha no se detiene

MadridVox pierde otra de sus caras más visibles. Rocío Monasterio, una de las dirigentes con mayor bagaje de la formación de extrema derecha, a la que se incorporó en el 2014, ha presentado este jueves su dimisión después de que este miércoles fuera apartada de la presidencia de Vox en Madrid. Monasterio ocupaba el cargo desde el 2016 y la relevará, por decisión de la actual dirección, el portavoz estatal de Vox, José Antonio Fúster. Monasterio debía seguir ejerciendo de portavoz en la Asamblea de Madrid, pero después de que la dirección le enseñara la puerta de salida, ha optado por renunciar al acta de diputada porque no tiene la confianza de la dirección.

Así lo ha anunciado en una comparecencia en los pasillos de la Asamblea de Madrid en los que ha cargado contra la cúpula del partido de extrema derecha: "Vox Madrid era el único comité ejecutivo provincial que quedaba en España votado y elegido por todos sus afiliados", ha dicho Monasterio, en un dardo hacia el presidente, Santiago Abascal, y el secretario general, Ignacio Garriga. En este sentido, reconoció que estos dos dirigentes tienen la "potestad de nombrar a dedo al siguiente comité ejecutivo nacional de Vox Madrid", que tiene fijada la renovación en noviembre, gracias a "las sucesivas enmiendas que se han hecho y se han ido presentando en los estatutos". Estas modificaciones, denunció la ya ex líder regional, suponían dejar "en el olvido esta democracia interna" que había "venido a defender". "Me parece lógico y me parece honesto también dejar mi acta de diputada", ha señalado para justificar su salida.

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Monasterio volverá así a su actividad profesional de arquitecta, lo que le permitirá, ironizó, hacer "más vivienda" que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La expresidenta regional ha dicho que se marcha "con la satisfacción de haber contribuido a los avances del partido desde su fundación, cuando las cosas eran difíciles, cuando el espíritu de todos estaba limpio y cuando el partido destacaba por la solvencia de muchos miembros”, reiterando, de este modo, sus reproches a la dirección. de Iván Espinosa de los Monteros, que es justamente el marido de Monasterio y uno de los fundadores de la formación, que nació en el 2013. Quien había sido portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados decidió renunciar al acta de diputado justo después de las elecciones generales del 23-J en las que el partido perdió 19 escaños. su lado después de casi once años?

Abascal ejerce un liderazgo muy fuerte del partido, en el que no hay nadie que le haga sombra. Lo reconoce él mismo. Preguntado en una entrevista en El Mundo esta misma semana por las críticas internas y la salida de caras reconocibles como la de Espinosa de los Monteros, Abascal respondió que Vox "no puede ser un partido de nombres". "Vox debe ser un partido de ideas, no de caras", defendió. Las que le rodean desde la designación de la nueva cúpula son nuevas y tienen menos proyección. Quien ocupa ahora el lugar de Espinosa de los Monteros, por ejemplo, es Pepa Millán, que es veinte años menor que su predecesor. Fúster, el sustituto de Monasterio, ya era diputado en la Asamblea de Madrid, pero no había tenido protagonismo hasta que en marzo sustituyó a Ignacio Garriga como portavoz para que el catalán fuera candidato a las elecciones del 12-M.

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Una renovación a medida

En el comité ejecutivo nacional (CEN) de Vox, renovado en enero y donde no hubo ninguna candidatura alternativa a la de Abascal, ya no queda casi ninguno de los miembros iniciales de la dirección de la formación. Sí está como tesorero Pablo Sáez, en el partido desde el 2014, y también Javier Ortega-Smith, pero relegado a una vocalía después de haber sido el número dos de Abascal y de haber caído también en desgracia. Ya fue sonado entonces que Monasterio, a diferencia de otros líderes territoriales, quedara excluida del CEN pese a la ampliación del número de personas que lo componen. En verano, con la ruptura de los pactos autonómicos con el PP, se produjeron algunas deserciones y críticas por la bunquerización en la toma de decisiones dentro del partido. Sin embargo, Abascal insiste en la misma entrevista: "Realmente no hay en Vox un debate interno, no hay una purga de los liberales, por ejemplo. Lo que ocurre es que cuando algunos se marchan de Vox nuestros oponentes políticos y los medios dejan de decirles fascistas y ultraderechistas y entonces son ya liberales".

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Macarena Olona, ​​exdiputada de Vox que abandonó el partido tras presentarse como candidata a Andalucía y voz crítica contra Abascal, pronosticó a principios de este año en una entrevista en Telecinco que Monasterio acabaría siguiendo sus pasos . "Habrá más salidas abruptas a Vox [...]. Todo el que suponga un obstáculo para la deriva de Vox [...] saldrá del proyecto", vaticinó, haciendo mención a la portavoz madrileña. Otro dirigente como Pedro Fernández, el abogado que fue mano derecha de Ortega-Smith durante el juicio del Proceso en el Tribunal Supremo, dejó el partido en febrero, aunque sigue como diputado en el Congreso. Carla Toscano, ex diputada en el Congreso también afín a Ortega-Smith, o el exparlamentario en la Cámara Baja Juan Luis Steegmann (médico incómodo en el partido para estar a favor de las vacunas contra la cóvid-19) , también han cruzado este año. Este último justamente criticaba la deriva "antiliberal y neofalangista" que, a su juicio, está cogiendo la formación.