16 contratos en un solo mes: las enfermeras se sublevan contra la precariedad

A pesar de que la pandemia casi elimina el paro de la enfermería, las profesionales reclaman mejoras laborales y salariales

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Infermeres manifestándose este martes a las puertas de la consejería de Salud  para reclamar reconocimiento y mejores condiciones laborales.

BarcelonaEl paro de las enfermeras es prácticamente inexistente, pero las profesionales aseguran que lo es a cambio de contratos temporales –algunos de días o por horas–, sueldos bajos y pocas oportunidades de proyección en el trabajo. A pesar de que los centros de atención primaria (CAP), los hospitales y los geriátricos no encuentran manos y se hacen la competencia entre ellos para ampliar plantillas, las ofertas no sobrepasan, en el mejor de los casos, el año de duración. “No nos falta trabajo, pero a costa de asumir una sobrecarga de trabajo enorme y, en muchos casos, aceptar unas condiciones laborales nefastas”, afirma Rosa Maria Famadas, portavoz del sindicato Satse, mayoritario entre las enfermeras.

Satse, que ha organizado este martes una protesta a las puertas del departamento de Salud para exigir cambios estructurales, alerta de que las profesionales están agotadas después de dos años de pandemia trabajando sin descanso y haciendo horas extras por la falta crónica de manos que se sufre en el país. Denuncian que se sienten ninguneadas, que nadie las escucha y que cada vez hay más profesionales que deciden abandonar la profesión. Las contrataciones son el detonante en muchos casos. Por poner un ejemplo, el diciembre pasado, en Barcelona, 179 enfermeras en el paro firmaron 2.893 contratos; es decir, cada una acumuló 16 de media, la mayoría de corta duración.

En Catalunya hay 47.000 enfermeras en activo y la presidenta del Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeros de Barcelona (COIB), Paola Galbany, admite que ahora mismo es complicado encontrar a profesionales en el paro. Con todo, puntualiza, hay trampa: la superposición de contratos temporales imposibilita que se puedan registrar como demandantes de trabajo. "Y tenemos miles de enfermeras, algunas con más de 15 años de experiencia, firmando una barbaridad de contratos temporales cada año", explica. A pesar de la necesidad de disponer de ellas como nunca, lamenta que no hay manera de fidelizarlas con contratos de como mínimo tres años de duración.

"Es cierto que se han tenido que hacer contratos de horas o de días porque ha habido la necesidad, pero en el ICS son muy pocos. Hemos fidelizado muchos dentro de lo que nos permite la ley", defiende al ARA la enfermera y directora de Cuidados del Instituto Catalán de la Salud (ICS ), Montserrat Artigas. Y pone como ejemplo que la modalidad de sustituciones se ha reducido a la mitad en tres años: si en 2018 los hospitales hicieron 600 contratos de este tipo, el año pasado hicieron 300. 

Manifiesto de la protesta de enfermeras y enfermeros de este 25 de enero.

La enfermera y presidenta de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria (AIFiCC) explica que ahora se empiezan a firmar más contratos y más largos, que pueden ser de un año o algo más, para cubrir la demanda excepcional generada por la pandemia. "Pero el cambio estructural no se está dando y las enfermeras reclaman contratos estables porque se traducen en una asistencia de más calidad", plantea. Coincide con ella Famadas, que expone que las contrataciones en centros públicos –gestionados por ICS – han mejorado y muchas enfermeras de otros sectores han dado el salto. "Es normal. Hay patronales que quieren que los contratos parciales, que ya son precarios, sean flexibles en un 40% y que la disponibilidad sea a demanda del centro. Esto es una vergüenza", critica. Y añade: "No puede ser que trabajar en nuestro sector signifique no tener un contrato fijo hasta los 40 años y, por lo tanto, no tener vida, siempre pendiente del teléfono para saber si ese día trabajas o no".

Artigas, sin embargo, asegura al ARA que, a pesar de disponer de pocas manos y de compartir en parte las reivindicaciones del colectivo, la administración ha hecho "todo lo que ha podido y más" para reforzar las plantillas, como por ejemplo contratar a profesionales de otras comunidades autónomas –de Andalucía, por ejemplo, de donde han fichado 600 durante un año–, así como mejorar el tipo de contratación. También reivindica que se han incorporado al sistema 279 estudiantes de enfermería de tercer curso con contratos de auxilio sanitario (977 durante toda la pandemia) "que no tienen el título pero ayudan a las graduadas", apunta.

600 plazas más en las universidades

La pandemia ha visibilizado el déficit crónico de enfermeras que sufre Catalunya desde hace veinte años y el propio conseller de Salud, Josep Maria Argimon, calcula que habría que incorporar a entre 8.000 y 10.000. Según el COIB, sin embargo, faltan al menos 20.000 más, 11.000 de las cuales solo en Barcelona. Una enfermera de atención primaria tendría que tener 1.300 pacientes asignados como máximo, pero actualmente tienen más de 2.000. En los hospitales, en el turno de día y en el mejor de los casos, se hacen cargo de 12 pacientes, pero la mayoría tienen entre 16 y 18, y por las noches, prácticamente el doble. En los sociosanitarios, la media es de 22 pacientes por enfermera, pero se puede llegar a los 40 y, por la noche, si no hay suficientes profesionales, a 80.

Cada año se gradúan unas 1.900 enfermeras en Catalunya, pero el departamento de Salud reivindica que el curso que viene se abrirán 600 plazas más en las universidades. En teoría, pues, dentro de cuatro años se graduarán unas 2.500 profesionales cada año, pero las enfermeras son escépticas. “No está claro que puedan ser tantas, porque todas tienen que hacer prácticas en un sistema sanitario que trabaja bajo mucha presión, y aún así esta cifra no permitirá hacer el relevo generacional que necesitamos”, afirma Galbany, en relación con la jubilación de las enfermeras que tienen más de 63 años y que ahora mismo son uno de los activos principales de la profesión. 

También está el problema de la retribución. Una enfermera tiene un sueldo que oscila entre los 1.200 y los 2.200 euros brutos mensuales dependiendo de la titularidad del centro y de cada convenio colectivo. Además, los sindicatos denuncian que no se reconoce la especialización, puesto que las enfermeras acabadas de graduar cobran lo mismo que las que han hecho una residencia. Según Famadas, desde el 2008 se calcula que las enfermeras han perdido un 25% de poder adquisitivo. “Si conseguimos unos sueldos más justos y competitivos, podremos retener el talento, atraer estudiantes e incluso que las emigrantes vuelvan”, resume Famadas.

Todas estas condiciones, subrayan las enfermeras consultadas, hacen que muchas de las profesionales se pierdan: dejan la profesión o emigran a territorios donde hay mejores condiciones. Satse quiere reunirse con el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, y conseguir respuestas a las reivindicaciones, y por eso tiene previstas más movilizaciones. Una de las ideas es movilizarse ante el ICS las próximas semanas. 

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