Violencia sexual

Cada dos días se denuncia violencia sexual bajo el efecto de las drogas

Los Mossos activan un plan en las zonas de ocio, que son espacios de “captación” con más abusos y agresiones

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Simulación de una persona que introduce una substancia en una copa.

BarcelonaLa violencia sexual que se denuncia no ha parado de crecer en Catalunya: en la última década ha aumentado un 65,5%. El año pasado, tanto los abusos como las agresiones sexuales subieron un 18% y un 7%, respectivamente, en comparación con el 2019, antes de la pandemia. El incremento más relevante fue en las agresiones sexuales a menores de 16 años: de 193 a 274, un 42% más, seguidas de los abusos a menores de 16 años, de 786 a 986, un 25% más. Esta tendencia al alza durante las restricciones por el covid, que se atribuye no solo al hecho de que se cometen más delitos sexuales, sino también de que se denuncian más, ha hecho que los Mossos d'Esquadra hayan activado un plan para este verano en las zonas de ocio, que son espacios de “captación”, según la portavoz del cuerpo, la inspectora Montse Escudé.

La “percepción” de la policía es que han aumentado los abusos y las agresiones sexuales en los lugares de ocio, que son “facilitadores de violencia”. Escudé ha hablado de los perfiles de “depredador sexual” y “oportunista” que se concentran en discotecas, fiestas mayores, conciertos y grandes acontecimientos. A pesar de que los Mossos no han concretado qué porcentaje de la violencia sexual pasa en los lugares de ocio, la encuesta sobre victimización del 2019 situaba el 15% de los casos en los bares de copas o en las discotecas. Por primera vez, uno de los datos que ha dado la policía es que en Catalunya se pone una denuncia cada dos días por violencia sexual con sumisión y vulnerabilidad química. Desde el año pasado hasta el 12 de junio se han recogido 288 casos: 167 por sumisión y 121 por vulnerabilidad.

Escudé ha pedido “prudencia y rigor” con las cifras de sumisión –cuando alguien pone una sustancia en la bebida– y vulnerabilidad química –cuando alguien se aprovecha de una persona que está bajo los efectos del alcohol u otra droga–. Los Mossos se basan en la denuncia y el relato de las víctimas y son casos que también vinculan a las zonas de ocio, y durante la pandemia a los botellones, a pesar de que en porcentaje son pocos. Se acostumbran a calificar de abusos sexuales, porque los agresores no tienen que utilizar la violencia ni la intimidación contra las víctimas, que tienen las capacidades alteradas, y el año pasado se denunciaron 2.349 abusos. Aun así, Escudé ha defendido que los Mossos “no trabajan por datos”, porque en cantidad la denuncia que predomina son las estafas o los hurtos. En cambio, ahora ponen la prioridad en la violencia sexual.

Un órgano como con antiterrorismo

La portavoz ha explicado que harán controles en las zonas de ocio y que las patrullas se distribuirán según los mapas delincuenciales de la violencia sexual, los puntos donde se cometan más delitos. Podrá haber identificaciones aleatorias en las que el objetivo no será solo la posesión de armas peligrosas, sino “sustancias que no se pueden justificar”. Escudé ha argumentado que se trabajará “con inteligencia” para dirigir a los agentes a los lugares. Según la inspectora, habrá “un modelo de gobernanza” de la información, que hasta ahora no existía, que tutelará un gabinete de coordinación liderado por el responsable de los Mossos, el comisario jefe Josep Maria Estela, y los máximos mandos del cuerpo. Un órgano que estará “al mismo nivel” que el que tienen con antiterrorismo.

Otro objetivo del plan será dar “una directriz” de cómo hacer los atestados de la violencia sexual. Para Escudé, esto tiene que servir para que se sepa qué tiene que recoger la investigación para que después “la instrucción sea muy exitosa”: el 86% de los casos del año pasado se resolvieron y los Mossos quieren que se note con sentencias condenatorias. Además, se pretende poner a la víctima en el centro, siguiendo el modelo de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS). Otra medida es que haya oficinas de denuncia móviles en los grandes actos y que las patrullas hagan itinerarios seguros de las zonas de ocio a las paradas de transporte público. La policía también buscará las complicidades de taxistas, restauradores y hoteleros para detectar abusos y agresiones sexuales. Escudé ha asegurado que “se tiene que profundizar” en la violencia sexual, que no se ha trabajado tanto como la de género.

Por su parte, el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, ha defendido que es un compromiso del Govern combatir diferentes lacras, entre las cuales la violencia sexual, como ha coincidido en decir la consellera de Feminismos, Tània Verge, que ha avanzado que se presentará un nuevo protocolo contra la violencia machista y que se trabaja en un nuevo abordaje de la sexual.

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