Violencia machista

La mitad de las denuncias de delitos sexuales son de menores

En los últimos cinco años se han llevado a la policía 269 abusos y agresiones múltiples en Catalunya

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Protesta en la plaza de Santo Jaume de Barcelona contra la violación múltiple de la Mandada.

BarcelonaEn la última década las denuncias por abusos y agresiones sexuales no habían parado de crecer en Catalunya, pero el 2020 fue una excepción. El confinamiento pandémico también alteró los casos de violencia sexual que llegan a la policía: bajaron más de un 15% en un año en el que todos los delitos cayeron en picado. Pero, a medida que se ha dejado atrás la pandemia, las denuncias por abusos y agresiones sexuales se han vuelto a situar al nivel de 2019, cuando llegaron a un máximo histórico. En los nueve primeros meses de este año –hasta septiembre– los Mossos d'Esquadra han abierto el mismo número de investigaciones que en todo el 2020: 1.451 por abusos sexuales, más de cinco al día de media, y 804 por agresiones, casi tres cada día.

También ha cambiado la edad de las víctimas. Los datos de violencia machista del departamento de Interior recogen que en el primer semestre de este año cerca de la mitad de las denuncias de delitos sexuales contra mujeres ya son de menores (el 48,5%). El 20,9% corresponden a niñas de 0 a 12 años y el 27,6% a adolescentes de 13 a 17 años. Las cifras incluyen todos los delitos sexuales de hombres contra mujeres, tanto los abusos y las agresiones como el acoso, entre otras conductas. Es el primer semestre de los últimos tres años –antes de 2019 los datos no eran tan concretos por franjas de edad– en el que el porcentaje de menores víctimas roza la mitad del total: en 2019 suponían el 43,3% y en 2020, el año alterado por el covid, el 36,1%. Destaca el aumento de cuatro puntos respecto a 2019 de las denuncias de víctimas más jóvenes, de hasta 12 años.

¿Por qué los seis primeros meses de este año las denuncias de delitos sexuales que han llegado a los Mossos se han concentrado tanto en niños y adolescentes? Antonio Andrés Pueyo, catedrático de psicología de la UB y miembro del equipo de Prevensi –dedicado a evitar abusos a niños–, apunta que los delitos sexuales incluyen los que se cometen a través de las redes, “que afectan de una manera específica a este grupo de edad”. También dice que hay que tener en cuenta que el consentimiento sexual en menores se subió a los 16 años. La abogada especializada en violencias machistas Júlia Humet, de Nèmesi Advocades, añade que los diversos profesionales que tratan con menores, como por ejemplo médicos, maestros o psicólogos, tienen “la obligación de denunciar” si saben que han sufrido un delito sexual.

Gràfic dels delictes sexuals a Catalunya

Pilar Polo, de la Fundació Vicky Bernadet –que se dedica a atender y prevenir abusos infantiles–, asegura que los niños, que son “más vulnerables”, han salido de la pandemia “con muchas ganas de hablar”. Polo, que trabaja con escuelas y entidades que tratan con menores, explica que en 2019 atendió 35 casos y en 2020 llegó a 60 –en septiembre, con la vuela de los alumnos a las aulas después de cuatro meses sin clases presenciales, hubo una subida “espectacular”–. Este año, cuando todavía queda un mes y medio para que se acabe, ya lleva 125. El Hospital Clínic, que atiende a víctimas de violencia sexual las 24 horas de los 365 días del año, notó con el fin del confinamiento un aumento de las violaciones a menores.

No es fácil saber qué pasó en 2020, el único año en el que, según las cifras de las administraciones, se rompió la tendencia al alza de las denuncias de delitos sexuales. “Los cambios en los datos oficiales corresponden a lo que se conoce, pero no a la realidad, porque no lo sabe nadie”, considera Pueyo. La psicóloga y criminóloga Marian Martínez explica que el año pasado, con el confinamiento, había menos situaciones de ocio o en el espacio público en las que los agresores y las víctimas pudieran coincidir. Humet lo hace extensible a los otros agresores que no son del ámbito familiar. El ministerio del Interior esta semana ha publicado un informe que evidencia que en 2020, sobre todo en abril –con el primer estado de alarma del covid–, se desplomaron las denuncias por delitos sexuales, que no son uniformes entre los meses del año. Los casos acostumbran a incrementarse de mayo a octubre.

El catedrático de psicología apunta que los adolescentes han pasado por situaciones de estrés y conflictos debido al aislamiento del covid. Esto dice que son “factores de riesgo” que llevan a comportamientos “antinormativos”, porque durante un tiempo “no se han podido normalizar las relaciones”.

El informe del ministerio, que también dice que el 85% de las víctimas de delitos sexuales son de sexo femenino, recoge el número de abusos y agresiones sexuales con más de un autor. Los últimos cinco años, entre 2016 y 2020, ha habido al menos 269 episodios de violencia sexual cometidos por dos o más agresores de sexo masculino en Catalunya, que son los que han llegado a la policía: 114 abusos y 155 agresiones múltiples. Son, de media, una denuncia cada 16 días por abusos sexuales en grupo y casi cada 12 días por agresiones. A pesar de esta numerosa cantidad, y después de la violación de hace dos semanas en Igualada con una violencia extrema –en la que la víctima, una chica de 16 años, se llegó a quedar inconsciente–, Pueyo asegura que las agresiones más graves se mantienen “estables”.

El interrogante de la cifra negra

Más allá de los datos oficiales –que recopilan las denuncias–, un interrogante de los delitos sexuales es la cifra negra, la de los casos que la policía no conoce. Según la última encuesta de victimización sobre violencia machista publicada en Catalunya, que la Generalitat hizo en 2016, una de cada cuatro mujeres explica que ha sufrido al menos un delito especialmente grave a lo largo de su vida, como por ejemplo una violación o un intento, tocamientos sexuales violentos, agresiones físicas violentas o amenazas graves. Teniendo en cuenta que entre 2012 y 2019 las denuncias a los Mossos por abusos sexuales han aumentado un 159% y por agresiones un 60%, Martínez reflexiona: “Cada año nos estamos acercando más a la realidad”.

Según la criminóloga, el incremento ha coincidido con la “concienciación” de que determinadas acciones son denunciables y con más recursos especializados para atender a las víctimas. Humet también piensa que “cada vez se denuncia más”, motivo por el que desvincula la tendencia al alza con el hecho de que haya más violencia sexual. La psicóloga Violeta García, de la Asociación de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente (AADAS), se suma a valorar que este crecimiento de las denuncias “no quiere decir” que ahora “pase más” que antes.

A pesar de todo, García cree que todavía falta avanzar en las denuncias de los delitos sexuales cometidos por agresores conocidos, “que son la mayoría”, porque asegura que los desconocidos se denuncian más. La psicóloga añade que si las víctimas son menores la familia acostumbra a intervenir para denunciarlo, pero si son adultas “es más probable que no haya nadie que denuncie por ellas”, hecho por el que considera que se puede conocer más la violencia sexual en menores. Por eso confía en que se acabe de “perder el miedo” a denunciar en todas las edades. Desde la Fundació Vicky Bernadet, Polo espera que se visibilizen más los delitos sexuales de algunos ámbitos, como por ejemplo el deporte, que son “de poder y prestigio”.

Dos semanas de investigación por la violación de Igualada

La Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos sigue con la investigación de la violación de hace dos semanas en Igualada. La chica sufrió la brutal agresión la madrugada de Todos los Santos después de salir de la discoteca Èpic, situada en un polígono industrial donde un transportista encontró a la menor a primera hora de la mañana con heridas graves. Hasta ahora no consta ninguna detención por este caso que ha asumido el UCAS, que hace poco más de un año que funciona y que acostumbra a coger los casos de agresores que no están identificados, de autores en serie o reincidentes y de violaciones múltiples.

Al margen de especializarse, el UCAS también quiere servir para evitar la revictimización y adaptarse a las necesidades de las chicas, como por ejemplo recoger las denuncias cuando están en disposición de explicar un relato que es duro y traumático.

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