Barcelona

El 23-J podría acelerar la entrada de los comunes en el gobierno de Collboni

Los últimos anuncios de los socialistas en urbanismo y movilidad rebajan las tensiones entre los antiguos socios

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Ada Colau dirigiéndose a Jaume Collboni

BarcelonaSi el 23-J se confirma el triunfo de la derecha en España, las cosas se moverán más rápidamente de lo previsto dentro de las paredes del Ayuntamiento de Barcelona. La capital catalana quedaría convertida en una especie de baluarte progresista y esto podría acelerar la entrada de los comunes en el gobierno que lidera Jaume Collboni, que ahora cuenta con solo los diez concejales que las urnas dieron al PSC. La entrada de los de Ada Colau (con ella o sin ella) en el gobierno municipal es un paso que prácticamente todo el mundo ya da por hecho al Ayuntamiento. Y desde las filas de su partido, algunas voces no esconden que un triunfo de la derecha en las elecciones generales podría ser el "acelerador" para presentar un acuerdo de las fuerzas progresistas en Barcelona lo antes posible. Oficialmente, los comunes insisten en la senda del tripartito, que ya defendían en las negociaciones para la investidura, y explican que no se ha entrado aún a negociar nada. Dan por hecho que Collboni no podrá gobernar solo con diez concejales y llaman a configurar un gobierno de izquierdas lo más amplio posible, que sume también ERC. Y los republicanos dicen que no cierran la puerta a hablar de ello, pero que todavía no han mantenido conversación formal alguna en este sentido.

Los últimos anuncios del alcalde Collboni ya van en la línea de rebajar tensiones entre los antiguos socios y allanar el camino a ese posible acuerdo. El ejemplo paradigmático es la reforma de la ronda San Antonio que Colau dejó aprobada a finales del mandato y que los socialistas, que votaron en contra en su momento, habían defendido en campaña que revertirían durante los 100 primeros días de mandato. Pero nada de eso. La primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, que es quien más se había significado contra el proyecto (el que pacifica por completo uno de los dos tramos en discordia y abre solo un carril de bajada para el bus en el otro) se tragó el jueves ese sapo y dijo que sacarían adelante la reforma como estaba prevista. Y ésta era una "línea roja" de los de Colau. Y otro cambio: Bonet anunció el mismo día que flexibilizaban los horarios de los radares que limitan la velocidad a 30 km/h frente a algunas escuelas, que era un punto al que se había opuesto durante el mandato pasado y que los comunes habían encargado estudiar. "Mensajes pacíficos" a juicio de los comunes.

Y en cuanto a los temas pantanosos, aquellos donde sí se mantiene la discrepancia, de momento, el gobierno no ha hecho ningún anuncio concreto. Es el caso de la reserva del 30% de vivienda protegida en nuevas promociones o grandes rehabilitaciones, que los socialistas entienden que no funciona bien y quieren modificar y que los de Colau defienden con uñas y dientes. No ha habido avances que puedan herir sensibilidades en ese ámbito. Por eso, hoy en la primera rueda de prensa desde la oposición, la portavoz de los comunes, Janet Sanz, elogió los pasos del gobierno de Collboni que entiende que van en la línea de continuar la transformación puesta en marcha. Ha criticado, en cambio, "gestualidades" en el campo de la limpieza y la seguridad. Durante sus primeros días como alcalde, Collboni se ha reunido con las empresas concesionarias de la limpieza y con la Guardia Urbana y ha anunciado que endurecerá las sanciones al incivismo.

"No" en la geometría variable

"Vemos más a un gestor que a un alcalde", ha criticado Sanz en un tono poco agresivo para pedir al PSC que se olvide de la "geometría variable" para aprobar cuestiones como la del 30% y los cambios en la ordenanza de convivencia con otros grupos y que busque un entendimiento estable con los grupos progresistas. El pacto, vaya. "Esto no va de geometrías variables. Si quiere eso, no contará con nosotros", avisó.

De entrada, un elemento clave para tomar la temperatura a esta posible nueva versión del pacto entre socialistas y comunes en Barcelona es el pleno que debe aprobar el cartapacio. Es decir, la nueva estructura municipal. Una sesión que los concejales ya saben que debería celebrarse el viernes 28 de julio a las diez de la mañana, pero que todavía no está convocada de forma oficial y que podría posponerse hasta septiembre para poder dar entrada ya a los nuevos cargos de los comunes si hubiera acuerdo. De hecho, lo que más urgía, que era la designación de los representantes de la ciudad en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), se hizo ya la semana pasada en un pleno extraordinario.

"Queremos un gobierno amplio de izquierdas", ha insistido Sanz en rueda de prensa, y ha puesto el ejemplo del acuerdo que socialistas y comunes ya sellaron para la Diputación de Barcelona y que algunos dan por hecho que acabará sumando también a ERC, una posibilidad que los republicanos niegan.

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