La adicción al juego crece entre los jóvenes catalanes
Los expertos recomiendan la implicación de las familias en la terapia para conseguir mejores resultados
Barcelona"Mamá, me he metido en un follón muy grande, debo mucho dinero". Ésta fue la primera vez que Xavi (nombre ficticio) reconocía a alguien de su entorno que tenía un problema con el juego. Trabajaba en tres sitios diferentes, pero cuando empezaba el mes ya estaba a cero, porque destinaba todos los ingresos a compensar las pérdidas acumuladas realizando apuestas deportivas. Había pedido varios préstamos y, como con los tres trabajos no llegaba, seguía jugando para intentar secar todas las deudas. En total, debía más de 11.000 euros. Recibía llamadas de sus prestamistas en todo momento, incluso en la madrugada; no podía dormir, tenía mucha ansiedad y se sentía desprotegido. Fue entonces cuando ya no pudo más, pidió ayuda a su familia y empezó su tratamiento. Como Xavi, el año pasado en Catalunya 953 personas empezaron a recibir atención por este tipo de adicciones vinculadas al comportamiento, de las cuales un 76% lo hicieron por culpa de los juegos de apuestas.
Desde 2021, que es cuando se empezaron a contabilizar los inicios de tratamiento como un indicador de salud en Catalunya, las personas que piden ayuda por problemas con el juego han ido en aumento. En tres años, las unidades de atención especializada en las adicciones comportamentales y en los centros de atención y seguimiento en las drogodependencias han pasado de atender a 547 afectados a 723. Ahora bien, el psicólogo clínico del centro de salud mental de Osona y del Consorcio Hospitalario de Vic Jordi Verdaguer advierte que la problemática es mayor, especialmente entre los jóvenes, ya que estiman que con el uso de las pantallas móviles estas adicciones han crecido un 50% en la última década. De hecho, una de cada cinco personas con problemas de adicción al juego tiene entre 18 y 25 años, según datos del departamento de Salut. El número de jóvenes que sufren esta dependencia va al alza desde que hay registros: si en 2021 se contabilizaron 88 inicios de tratamiento, el año pasado ya eran 138.
Éste es el caso de Xavi, que empezó a apostar cuando iba a la universidad y no fue hasta los 24 años que tocó fondo. Una vez reconoció el problema y empezó el tratamiento, estuvo más de tres años para devolver todo el dinero que debía. "Hasta que no caes muy abajo es muy difícil hacer clic. Y una vez lo haces, es muy difícil salir de allí. A veces incluso es tarde", recuerda ahora que ya tiene el alta y puede decir que ha recuperado. De todas formas, dice que tendrá que estar en alerta toda la vida, ya que se trata de un trastorno crónico, y explica que su madre hoy en día todavía sigue vinculada a su cuenta bancaria, como medida preventiva.
Fácil acceso
Verdaguer advierte del peligro de las apuestas deportivas online porque es muy fácil acceder a ellas, las páginas web utilizan una publicidad muy agresiva y después se puede jugar desde todas partes, siempre que se tenga un móvil a mano. Los jóvenes son un "grupo muy vulnerable" a este tipo de juegos y, según el psicólogo, el promedio de tiempo que pasa una persona entre que comienza a apostar hasta que toma conciencia de que tiene un problema son 8 años. Para el también psicólogo y profesor en la Universidad de Quebec Joël Tremblay, estas personas se dan cuenta cuando han perdido el control del juego, se han vuelto adictos y tienen problemas en la salud física y las relaciones personales, además del dinero.
Ahora bien, ¿cómo se llega hasta aquí? Cuando se empieza a jugar la sensación siempre es positiva, es una forma fácil de hacer dinero que la persona asocia a la victoria, pero Verdaguer remarca que es sólo eso, una sensación. "Es una cuestión muy emocional. La persona se queda con que ha ganado, pero no con las pérdidas ni el saldo negativo. Así es más difícil detectar que se está teniendo un problema", añade. Además, Tremblay advierte que sólo un 15% de las personas con este tipo de adicción acuden a terapia y, en su opinión, sin ayuda profesional no se puede reconducir la situación.
Incorporar a la familia al tratamiento
"¿Cuánto dinero debes?" "No lo sé". Ésta fue la primera pregunta que le hicieron los padres a Xavi una vez reconoció el problema, pero no supo responderle. Recuerda que lo pasaron mal y estaban dolidos, pero también cómo se implicaron en su recuperación, en especial su madre. Le acompañó en las primeras sesiones, quería saber por qué, entender los motivos que habían conducido a su hijo hasta aquí. Además, gracias a la terapia incorporó herramientas que ha utilizado para ayudar a su hijo y poder acompañarle en todo el proceso. "Es muy positivo que la familia tenga una actitud de entender y apoyar, que se involucren en su tratamiento", afirma Verdaguer.
De hecho, Tremblay ha comparado la eficacia de la terapia individual y de la terapia en pareja en pacientes con adicción al juego y ha demostrado un beneficio añadido cuando se incorpora una segunda persona al tratamiento. Por eso, trabaja con grupos de dos: el enfermo y un miembro de la familia o la pareja, si los tiene. "Necesitas personas que estén en contacto frecuente con el adicto. La implicación de la familia es positiva para todos, no sólo para el enfermo", explica. Estas personas "actúan como coterapeutas" y trasladan los aprendizajes y reflexiones de la consulta a casa, por lo que la recuperación del paciente también se acelera. Para el psicólogo canadiense, es recomendable implicar a la familia desde el principio del proceso terapéutico, y lamenta que todavía no se haya incorporado a las guías clínicas como una opción más para tratar las adicciones.