Un alud de inspecciones en súper de 24 horas destapa infraviviendas en el corazón del Eixample
El Ayuntamiento detecta casi 2.000 infracciones en una redada en 112 establecimientos de este tipo
BarcelonaTocan las 10 de la mañana cuando en quince tiendas de autoservicio y supermercados 24 horas de los alrededores de la plaza Universidad comienzan a entrar simultáneamente varios grupos de personas. No son clientes. Son brigadas inspectoras con la misión de auditar de arriba abajo a este tipo de negocios, que en los últimos años han proliferado por toda la ciudad y que a menudo acumulan muchas irregularidades. En sólo 20 minutos, en el teléfono de los coordinadores del dispositivo ya se compilan un puñado de incidencias: plagas, actividades sin licencia, falta de agua potable, productos caducados o, incluso, infraviviendas ocultas en almacenes o altillos en pleno corazón del Eixample.
El operativo, del que ha podido ser testigo el ARA, forma parte de las multiinspecciones que desde hace unos meses ha impulsado al Ayuntamiento. Se trata de inspecciones que se realizan por sorpresa en puntos concretos de la ciudad y que tienen como particularidad que suponen una revisión a fondo del estado del negocio para que participen diversas administraciones. En una brigada puede haber miembros de la jefatura de los servicios de inspección del Ayuntamiento, pero también personal de la Guardia Urbana, de la Policía Nacional e inspectores de Trabajo, de la Agencia de Salud Pública o de Hacienda, entre otros.
Son un ejército de más de 100 personas que en esta ocasión se ha centrado durante cuatro días en peinar muchos de los autoservicios y supermercados 24 horas del distrito del Eixample, uno de los que más acumula en la ciudad. estos días se han examinado 112 establecimientos y se han detectado 1.980 irregularidades, que van desde la presencia de rótulos que no cumplen la normativa de paisaje urbano hasta irregularidades laborales, problemáticas de salud pública o situaciones más complejas como personas, incluso familias con niños, viviendo en infraviviendas. Durante estas inspecciones se han encontrado hasta 19 establecimientos –casi uno de cada seis de los que se han examinado– en los que había gente malviviendo en espacios que no cumplen las condiciones mínimas.
Uno de estos locales está en la calle Pau Claris. Donde antes había un restaurante francés ahora hay un supermercado 24 horas. alcohólicas y neveras con refrescos. Pero en el fondo a mano derecha, unas escaleras muy estrechas conducen a un sótano donde vive una familia con dos hijos –uno de 14 años y uno de 19– que ahora están en la escuela. El espacio no cumple ningún requisito de seguridad, y la poca ventilación y el hecho de que la única salida sea esta escalera lo convierte en una trampa mortal si alguna vez hay un incendio. "¿Dónde tengo que vivir si nadie quiere alquilar un piso?", protesta el hombre detrás del mostrador. el mostrador y no bajan sino que ascienden a una especie de altillo que no debe hacer más de 50 metros cuadrados. están en la escuela y un bebé de meses que se está en brazos de su madre mientras dura la inspección.
En casos como éste, el protocolo pasa por activar el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB) para que valore la situación. En los casos de riesgo, si no tienen alternativa se activa la vía de la vivienda de emergencia, un camino muy saturado y con una inmensa cola de espera que convierte a menudo la búsqueda de un lugar donde vivir en un laberinto sin salida. En ocasiones, además, cuesta que las personas que viven en estas infraviviendas quieran dejarlas. Pero cuando existen riesgos, la administración acaba actuando con una orden judicial. Sin embargo, como la comunidad paquistaní –mayoritaria en la gestión de este tipo de establecimientos– a menudo es refractaria a entrar en el radar de los servicios sociales, muchas veces cuando llega el día del desalojo la comitiva judicial ya no encuentra a nadie en el vivienda. Se han ido a otro sitio y se les ha perdido el rastro.
Precintos y cierres cautelares
Más allá de la infravivienda, sin embargo, las inspecciones de estos días en autoservicios y supermercados 24 horas en el Eixample han hecho aflorar muchísimas más infracciones. Casi 2.000, la mitad (1.047) por irregularidades en la actividad para la que se tiene licencia. También se han incluido en los expedientes 143 infracciones en salud pública, 63 por vulneraciones de la normativa laboral y 20 por irregularidades ante la Agencia Tributaria. En siete casos, la presencia de plagas de cucarachas o la falta de agua potable ha supuesto el precinto de los establecimientos.
Ahora bien, estos cierres son provisionales y suelen resolverse rápidamente porque basta con corregir la deficiencia detectada. ¿Pero qué ocurre ahora con el resto de infracciones detectadas en la multiinspección? La directora de los Servicios de Inspección del Ayuntamiento, Eva Mur, explica que se clasificarán según la gravedad y que –una vez superados los períodos de alegaciones y recursos correspondientes– habrá que ver cuáles terminan en sanciones, cuáles en órdenes de corrección de irregularidades y cuáles se consideran que no son subsanables o suponen mucho peligro y, por tanto, deben obligar a precintar la actividad. La experiencia con el súper 24 horas de la casa Heribert Pons, en la rambla Catalunya, hace que el Ayuntamiento crea que podrá cerrar algunos más cautelarmente. Todo ello mientras se estudia el margen que existe para hacer una normativa que regule un tipo de establecimiento que está fagocitando el tejido comercial de la ciudad.
La de estos días en el Eixample ha sido la octava multiinspección que lleva a cabo el Ayuntamiento de Barcelona desde su estreno. Antes ya se habían hecho otros en el Raval, el Triángulo Golfo de Sant Martí y en el propio Eixample, aunque se habían centrado en otros sectores que acumulan muchas infracciones, como las viviendas de uso turístico o los locales de ocio nocturno y restauración. Desde el consistorio se subraya que este tipo de operativos han llegado para quedarse y que aún habrá más.